La artista Eloisa Ballivian nos recibe su casa que, inspirándose en el estilo de los estudios de fotografía, construyó junto con su marido de manera artesanal
Eloisa Ballivian nos recibe con una bufanda larga, abrigada, y nos ofrece café caliente. Algo que se agradece especialmente, porque hoy es uno de los días más fríos del año. Sin embargo, su casa parece contener el fulgor del trópico. Construida a pulmón hace pocos años, para hacerla se inspiraron en los estudios como en los que trabajaba su marido, el fotógrafo de moda Pato Battellini (Pat, para Eloisa). Y juntos idearon esta suerte de galpón creativo para vivir con sus dos hijos, Aquiles y Junio. Fascinados por la vegetación del terreno que encontraron en Martínez, proyectaron cada paso de la obra usando materiales económicos (ladrillos portantes de hormigón, techo de chapa a dos aguas) y buscando amplitud. La división con boxes transparentes fue sólo uno de los tantos gestos lúcidos que resolvieron la sectorización de manera rápida, dinámica y con una decisiva influencia en el buen humor cotidiano.