La decoradora Verónica Palazzo encontró en sus propias manos la clave para darle a los rincones de su casa el aire cálido y divertido que buscaba.
“Desde chica me gusta fabricar cosas con las manos, pero es algo que fue quedando relegado por lo intelectual. Hice una carrera en Turismo, estudié idiomas y viajé mucho, hasta que en un momento renuncié a mi trabajo: recién ahí pude empezar a explorar otros intereses”, nos cuenta Verónica Palazzo desde la casa en la que encontró el espacio para volver a conectarse con esa habilidad natural.
Su hogar, que comparte con su marido y su perra, es un mapa virtual y tangible de ese recorrido: están sus sillas restauradas, sus cuadros y sus inventos. Otro tanto puede verse también en la tienda online, donde comercializa muebles y objetos intervenidos, “ideales para generar rincones con personalidad”, promete.
El concepto es claro y al punto: reversionar cosas con historia para seguir escribiendo la propia. Materiales nobles, texturas naturales, colores pastel, mucha luz y mucho verde a tono con ambientes frescos, relajados y en sintonía con la vida que elige vivir.
En el estar, sobre el piso de eucalipto rostrata, distinto de los cerámicos del comedor, encontramos un sillón (Diamante Tapicería) con funda (Ana Montagut Decoración) y almohadones de crochet ($700 y $800, Everything), enfrentado por unas sillas bajas tapizadas en lino lavado (De Levie). En el medio, una mesa ratona (Todo Rústico) con platito ($387, Agustina Cerato) y arreglo (Flores Porque Sí). Una banqueta sin respaldo tapizada en pana y arpillera cierra el área.
“Si tuviera que elegir un mueble, sería la mesita ratona. Estaba en el fondo de un local, sin terminar, y tuvimos que insistir un montón para que nos la vendieran así. Reúne todo lo que nos gusta y siento que conecta los elementos del living”.
En el sector destinado al comedor, Vero colocó un juego francés también heredado, al cual alivianó lavando las sillas (“Removedor, lija y mucha paciencia”, recomienda) y retapizándolas en lino (Compañía del Comercio).
Ni un centímetro sin conquistar
La cocina está llena de esos detalles frescos que tan bien sabe aplicar Vero. Para darle vida y uso a la esquina que vemos en la foto de arriba, le agregó estantes y pintura de pizarrón, donde va cambiando las frases escritas, fruto de haber estudiado lettering. Acá el piso es de cerámico (Cerro Negro) y la mesada de granito gris. Sobre ella, un palo de amasar (Anthropologie) y un mortero (Reina Batata).
La mesa es de pino laqueada (Vivi Barbera) y las sillas clásicas que la acompañan fueron heredadas e intervenidas por la dueña. Buscando inspiración en la red apareció la idea justa: pintura blanca más una combinación de colores empolvados para el asiento, respaldo y las puntas de las patas.
El dormitorio principal goza de un mix de texturas que estimula a los sentidos. La cama está vestida con cubreedredón de lino gris (Zara Home), manta rosa ($2.900, Carolina Biercamp), pie de hilo ‘Miyagui’ ($3.100) y almohadones ‘Jazmín’ ($995 cada uno, todo Cosa Bonita). Al lado, una coqueta mesa de luz provenzal pintada (Mercado de Pulgas Dorrego) y un velador (La Pantalla).
Vero tiene además un vestidor, cuyas paredes y cielo raso -igual que en la habitación- están pintadas de gris tenue, dejando en blanco el interior de la claraboya para enfatizar el efecto de claridad. El espacio cuenta con interiores modelo ‘Nova’ (Johnson Acero) y cortinas de tussor (Ana Montagut Decoración).
“Los colores y los muebles del cuarto de huéspedes me transportan un poco a La Provence. Le pusimos mucha onda porque tenemos familia repartida por el mundo, así que recibimos visitas seguido”.
Acá los aplausos se los lleva una cama Luis XVI patinada a la que se le sumó una colcha portuguesa, una manta con borlas ($2.880, Baardo Estudio) y almohadones blancos, crudos y floreados (Supermercado Coto) y en pana azul ($500 cada uno, Everything). La mesita accesoria es un antiguo zapatero reciclado.
El baño tiene grifería ‘Fly’ de Hidromet y, sobre el botinero intervenido por la dueña, se dispuso un florero azul (Iitala) y un cuadro con técnica cianotipia, hecho en un taller de los tantos y tan interesantes que se dictan en Ático de Diseño.
Do it yourself al ciento por ciento
“Siempre me gustó hacer cosas con las manos, pero fue en esta casa que aparecieron las ganas de trabajar muebles y objetos, el deseo de hacer seminarios y talleres para formarme. Descubrí un camino nuevo, que amo seguir recorriendo”.
Rincón amoroso en su máxima potencia, el escritorio de Vero tiene sillas Eames ($789, Desillas.com) y un detalle de los Rapi Estant (Sodimac) con una lámina enmarcada (Monoblock).
Escenas de la vida al aire libre
Afuera, la galería pintada en un tono siena con vetas rosadas crea una acertada atmósfera de romanticismo agreste y combina muy bien con el color acqua, uno de los favoritos de la casa. Al fondo, se colocó una mariposa de hierro (Euge Cozzani) sobre la pared y, para tener comidas de cara al verde, se sumaron una mesa y dos bancos de madera ‘Coleman’ (Del Árbol).
Inmediatamente después, el sector tipo living tiene una mesa ratona con un portamacetas en macramé, hecho por la diseñadora en un workshop de Blue Flamingo.
La zona de la parrilla está decorada con una mesa reciclada llena de suculentas y botellas varias, y en el jardín hay cajones-cantero hechos por el dueño de casa, que se ocupa de todo lo relacionado con el verde con la excepción del césped.
Nuestra anfitriona es una de las flamantes clientas de Flores Porque Sí, la original propuesta de Gabriela Carozzi que recorre los barrios de Zona Norte en su flowertruck llevando arreglos y ramos personalizados a domicilio.
Rincones deco, por Vero Palazzo
Mirar. “Siempre estoy atenta a los detalles de ese café donde me gusta desayunar o los colores de un hotel donde me sentí muy bien. Las imágenes quedan en algún lugar de la memoria para inspirarnos llegado el momento”.
Coleccionar. “Botellas y frascos verdes, por ejemplo. Me encantan y quedan bien en todos lados. Las suculentas también; yo tomo té en hebras y me guardo las latitas para plantarlas”.
Cambiar. “Es increíble cómo mover un mueble crea rincones nuevos. Para empezar, lo mejor es acostumbrarse a rotar almohadones, mantas y adornos”.
Reciclar. “Como me gusta hacer cuadritos, siempre estoy a la pesca de marcos vintage. Los compro en los mercados; la gente que ya me conoce, me los regala”.
Texto: Lucrecia Álvarez