La playa de Gansbaai se encuentra en Sudáfrica y más allá de la presencia de animales depredadores es una de las preferidas por muchos amantes del buceo que viven la excitante experiencia de estar muy cerca de los tiburones
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La palabra Gansbaai probablemente no figure en el vocabulario corriente de muchas personas. Unas pocas sabrán que se trata de un pueblo pesquero situado en el municipio de Overberg, Provincia Occidental del Cabo, en Sudáfrica. Algunos estarán al tanto de que en los últimos años sus playas se transformaron en uno de los centros turísticos preferidos de ese país.
A esta altura, quienes hayan tenido alguna curiosidad por este sitio y lo hayan googleado se habrán enterado que se lo conoce como la “gran capital del tiburón blanco”. Esta es una de las primeras descripciones que aparecen en estas búsquedas. Aunque tardarán un poco más en responder la pregunta del millón. ¿Por qué hay tantos tiburones en esta zona? La respuesta es tan breve como sencilla: entre abril y septiembre alrededor de 60.000 lobos marinos frecuentan estas aguas, la comida preferida de estos peligrosos animales. Esto ocurre porque en estas costas de Sudáfrica se produce la unión de dos corrientes marinas, una fría procedente del Atlántico y otra cálida desde el Índico, lo que permite que sean aguas ricas en alimento.
Sin embargo, conociendo este peligro muchos turistas eligen este destino año tras año. La razón es que en esta zona predominan varias atracciones submarinas que atraen la mirada de los fanáticos del buceo.
“Unas máquinas perfectas de matar”
En diciembre de 2014, el periodista Paco Nadal, del diario español El País, tuvo la oportunidad de viajar a Gansbaai por segunda vez para disfrutar del buceo, una de sus grandes pasiones.
“Ayer estuve buceando por segunda vez en mi vida con el tiburón blanco. Y os puedo asegurar que la emoción que sentí fue igual de intensa que la primera. Uno no se enfrenta todos los días a semejante torpedo cargado de colmillos. Cuando ves de cerca a uno de estos colosos del mar se te paraliza el corazón y eso que ayer el agua estaba muy turbia y la visibilidad no era perfecta. Pero aun así... ¡Dios! ¡Qué animales más poderosos! ¡Unas máquinas perfectas de matar! Pasan tan cerca de la jaula que casi los puedes tocar, aunque nadie en su sano juicio se atreve a sacar la mano”, escribió Paco en el diario en el que trabaja.
Cuando el periodista habla de la jaula se refiere a la posibilidad que tienen los buzos de poder hundirse en estos sitios especiales con barras de metal en el fondo del mar que protegen a los humanos de los tiburones. “Claro, así cualquiera”, debería estar pensando a esta altura más de uno. Sin embargo, hay que tener coraje y espíritu aventurero para incursionar en semejante travesía.
Tampoco Paco es el único valiente que se anima a estar tan cerca de los tiburones blancos en Gansbaai. De hecho, varias agencias ofrecen este tipo de excursiones que suelen durar todo el día. Durante la primera parte del paseo, los interesados disfrutan de las bondades de este bello paisaje junto a un guía, biólogo marino, para más adelante sumergirse en el agua dentro de esta jaula.
Al parecer, este entretenimiento resulta ser una experiencia inolvidable para quienes se animan a estar tan cerca de estos depredadores blancos, valientes que disfrutan de alcanzar niveles insospechados de adrenalina
“Tuve la suerte de estar en el agua con el segundo gran tiburón blanco”
Jéssica es una de esas tantas mujeres que no le teme a estos tiburones blancos y, en noviembre de 2019, realizó una de estas excursiones. Con mucha ansiedad se levantó esa mañana porque estaba a punto de cumplir uno de sus sueños. Amante de los animales marinos, quería tener la oportunidad, al menos una vez en la vida, de poder toparse de cerca con ellos. Y con la misma ansiedad con la que vivió los momentos previos a la aventura, relató con lujo de detalle ese día que para ella fue inolvidable.
“La temperatura promedio del agua es de alrededor de 14 C (lo que me preocupaba), pero los botines y los trajes de neopreno de 7 mm, con una capucha adjunta, que me dieron hicieron un gran trabajo para mantenerme caliente. Después de esperar pacientemente un momento, tuvimos dos balleneros de bronce, seguidos por dos tiburones hembras blancas de 4 m. La cubierta superior era ideal para ver y fotografiar a los tiburones a medida que se acercaban. El barco tiene capacidad para 30 pasajeros, con 10 personas que pueden estar en la jaula al mismo tiempo. Tuve la suerte de estar en el agua con el segundo gran tiburón blanco, teniendo la oportunidad de verlo de cerca y personalmente mientras se agarraba brevemente a la jaula. Al volver a la embarcación, la tripulación tiene una taza de chocolate caliente y una toalla seca esperándote”, relató Jéssica en la web de tripadvisor.
Como Paco y Jéssica, hay miles de personas que se animan a vivir esta experiencia en la que las palabras miedo, preocupación y los pensamientos negativos deberían quedar al margen a la hora de ingresar a la jaula. ¿Será así?
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