Alimentación. ¿En invierno tenemos más hambre? Las claves para comer variado
La época más fría del año está llegando y el cuerpo nos demanda otro tipo de comidas: platos calientes, ricos y nutritivos.
Con las bajas temperaturas hay mayor tendencia a dejar de lado verduras y frutas y reemplazarlas por alimentos ricos en almidones. Empezamos a ver menos atractivos a los alimentos como la lechuga y el tomate y aumentamos el consumo de otros como pastas, arroz y papas.
"La alimentación durante el invierno debe ser balanceada y mantener un buen aporte de vitaminas y minerales que contribuirán a un estado de salud óptimo y ayudarán a prevenir enfermedades típicas como la gripe. Las frutas y verduras pasan a tener un rol importante por su alto contenido en vitaminas y minerales. Además, porque aportan fibra que ayuda a mantener el buen funcionamiento del intestino, quien se encarga de la absorción de nutrientes.
La vitamina C
Dentro de las frutas hay que dar prioridad a las que aportan más cantidad de vitamina C, como las mandarinas, naranjas, pomelos y kiwi.
Dentro de las verduras son de gran importancia las de color verde como espinaca, acelga, brócoli, berro, rúcula, etc. y sobre todo el ají, morrón y el perejil cuyo aporte de Vitamina C es alto", explica la Lic. en Nutrición Analía Moreiro (MN 1663).
Legumbres y cereales
El invierno nos lleva a buscar una alimentación más reconfortante y con tendencia a elegir platos calientes. Incluir cereales integrales puede ser una buena opción: quinoa, mijo, avena o arroz enriquecen nuestros platos de verduras y, con sus hidratos de carbono de absorción lenta, nos llenan de energía por más tiempo. Los frutos secos pueden cumplir la misma función. Aunque tienen una alta densidad calórica (con comer un puñado es suficiente), más de la mitad de su composición son ácidos grasos cardio saludables que actúan de manera protectora.
Las legumbres son otras de las preferidas de estas fechas. También nos dan una buena dosis de energía, proteínas vegetales y mucha fibra: lentejas, porotos, garbanzos y soja. Todas son deliciosas y saciantes. Si las combinamos con verdura y cereales integrales, tendremos un plato de lo más completo. Además de los clásicos guisos, podemos comerlas como hummus, purés e incluso armar snacks saludables asándolas al horno con sal, pimienta y un toque de aceite de oliva.
"Hay que desterrar la idea de que en invierno se tiene más hambre, el hecho de comer más, sumado a que generalmente disminuye la actividad física, hace que se suba de peso con facilidad. Otros factores como dejar la fruta fresca de lado y reemplazarlas por chocolates o golosinas es un componente más que favorece el aumento de peso", resume Analía Moreiro.
Para los niños
Con respecto a los niños, es clave ofrecerles frutas de estación que no por nada son ricas en vitamina C. "Recordemos que los cítricos son un gran aporte de esta vitamina y se cosechan en invierno. Las frutas son la opción para picar entre horas o como postre después de las comidas. Las manzanas o peras se pueden ofrecer cocidas en compota, asadas al horno o en purés con canela y pasas de uva" concluye.
Los cítricos contienen mucha cantidad de agua, lo que ayuda a una buena hidratación. Está comprobado que en invierno los chicos toman menos agua dadas las bajas temperaturas, por lo que la fruta se convierte en una manera fácil y dulce de hidratar el cuerpo.
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