"Reloj no marques las horas, porque voy a enloquecer", sentenció el desgarrador bolero convertido en himno del amor inconcluso atravesado por el reloj. Como aquel, tantos poetas le han dedicado su arte al imperio del tiempo sobre la existencia. Acaso, justamente, porque la vida es un constructor del tiempo. Esencialidad pura. Alicia Infante conoce muy bien la importancia del devenir minucioso de las horas, los minutos y hasta de los segundos. Y no, necesariamente, porque aborde la cuestión desde un punto de vista filosófico. Aunque, hay que reconocerlo, lo hace con estricta autoridad. Es que ella es la voz que nos recuerda que hay algo que se esfuma inexorablemente. Dueña y señora de una soberanía intangible. Soberana de la única certeza con la que contamos: la evidencia del paso del tiempo. Algo así como un tesoro que sabemos que vamos a perder. Un tesoro que, a veces, malgastamos. Ya lo decía Charles Darwin: "Si se pierden horas de tiempo, es porque se desconoce el valor real de la vida". Con todo, allí está ella para recordarnos que lo único que existe es el instante presente. Que ya se esfuma. Que ya es otro. Es ella quien nos dibuja ese aquí y ahora con rigurosidad científica. Una voz en el teléfono. Pero no una más. Es la voz de la Hora Oficial. La del tradicional y siempre eficaz 113 al que tantas generaciones han recurrido. "Mi voz en el teléfono no envejece", reconoce la locutora recibida en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica y con una larga trayectoria en los medios. Curiosa paradoja, la voz eterna y lozana de quien nos recuerda que algo irrecuperable ya se nos evaporó.
24 horas en 3 minutos
Alicia Infante es la voz de la Hora Oficial desde hace cuarenta años: "A pesar que no se contaba con la tecnología de hoy, la voz se sigue escuchando muy fresca. La grabé mientras cursaba el último año del ISER. La verdad es que no tenía noción de la proyección que significaría grabar la hora", recuerda la locutora que trabajó junto a próceres del éter de la talla de Juan Alberto Badía y Julio Lagos. "Como las locutoras profesionales cobraban mucho, se decidió hacer un casting con estudiantes. Éramos más accesibles".
-¿Recordás cómo te eligieron?
-Buscaban una voz que no fuese ni muy aguda ni muy grave, sino de tono medio, para que se entendiese bien a través de la línea telefónica.
-¿Qué sucedió cuándo grabaste?
-En realidad, salí elegida, grabé y me olvidé del tema. Pero, cuando se puso mi voz en el sistema funcionando, la repercusión fue muy grande.
-¿Por qué decís que te habías olvidado del tema? ¿No tenías expectativas?
-Yo seguí con mis estudios, con mi vida normal. En 1981, luego de algún tiempo de aquella grabación, me llamaron y me comunicaron que la cinta había llegado compaginada desde Alemania y que se iba a cambiar el sistema del Observatorio Naval, que es donde está instalado el sistema de la Hora Oficial. Recién ahí volví a conectarme con aquella grabación que había hecho.
-¿Quién te había precedido en ese trabajo?
-La encargada anterior estuvo 35 años dando la hora. Era una telefonista de la antigua empresa ENTEL que nunca se había querido dar a conocer. Cuando se cambió por mi voz, fue todo un suceso porque en aquella época se consultaba mucho el 113. Fue un empujoncito.
-¿Ayudó en tu carrera?
-Sí, fue fundamental. Me invitaban de todos los programas. Hoy podemos decir que es toda una curiosidad esta perseverancia.
-¿Cómo se registraron las 24 horas?
-No estuve un día entero grabando como todo el mundo fantasea.
-Imagino que se registraron las cifras sueltas.
-Exacto. Y se continuó con un trabajo ajeno a mí que fue la edición que se hizo en la empresa Siemens en Alemania.
-¿Cuánto tiempo insumió la grabación?
-Se grabó a lo largo de tres horas, incluyendo pausas y repeticiones. Pero el tiempo neto de grabación es de tres minutos y medio. Si hubiese grabado sin parar una frase detrás de la otra, ese es el tiempo que me hubiera insumido.
Corría 1978 cuando la grabación se realizó frente a un aparato que tenía la estructura similar a la de un Winco, aquel tradicional reproductor de vinilos. Cada frase debía registrarse en siete segundos y medio, siempre con el mismo tono. La sesión se llevó a cabo en un estudio que pertenecía a Francis Smith, el productor creador de aquel famoso trío de mujeres llamado Los Ángeles de Smith.
En la Argentina, el huso horario actual correspondiente es el UTC-03:00. Pero a lo largo de la historia, sufrió diversas modificaciones. En 1894 fue decretada la primera Hora Oficial y correspondía a lo impartido desde el Observatorio Astronómico de Córdoba. Con anterioridad, la cuestión era más informal y dependía de la buena voluntad de cada provincia y de sus diversos observatorios. En una época, incluso, la hora la fijaban las estaciones de ferrocarril. Pero, en no pocas ocasiones, el tren marcaba una hora y parte de los pueblos estaban atravesados por otra. Para ahorrar energía eléctrica, durante algunos años se corrió la hora en verano. La provincia de San Luis fue la más rebelde a acatar un huso horario común con el resto del país. Hoy, la Argentina está unificada bajo la misma hora. Es por ello que se producen algunos fenómenos interesantes. En Ushuaia, por ejemplo, en verano, cuando en el resto del país ya es noche, allí aún se vive bajo la luz solar que recién se oculta pasadas las 22 horas.
¿Me decís la hora?
Curioso fenómeno el del 113. Un servicio esencial del que muy pocos pueden ufanarse de no haber utilizado. "Creo que no existe persona que, alguna vez, no haya llamado para consultar la Hora Oficial. Porque si bien, más allá de los relojes tradicionales, existen los celulares, la radio o la pantalla de la televisión, el 113 te da la certeza de lo oficial", reconoce esta locutora de voz suave, pausada y, lógicamente, buen decir.
-¿Te llamás a vos misma para saber la hora exacta?
-Suelo llamarme en las fechas especiales. En Navidad o Año Nuevo me llamo al 113 antes de brindar. Me llamo para no errar. También me consulté cuando, alguna vez, se decidió correr la hora en verano para ahorrar energía eléctrica. Recuerdo que me llamé para ver si lo decía correctamente.
-Todos creemos que es absolutamente perfecto. ¿Puede ser falible el sistema?
-Es imposible que falle porque hay dos aparatos funcionando. Si a alguno le sucede algo, arranca el otro. Así que la Hora Oficial siempre será la correcta.
No son pocas las anécdotas que, a lo largo de cuatro décadas, acompañaron a Alicia Infante en torno a su peculiar trabajo. Ese que la inmortalizó como "la voz de la hora" y que resuena en los oídos de todos. "Para mis hijos era muy loco que yo fuera la voz de la hora. En un comienzo, eran muy chiquitos para entenderlo, pero cuando lo comprendieron, se lo contaban a todo el mundo".
-Todo un orgullo para ellos. Un privilegio que no compartían con nadie más.
-Se presentaban diciendo: "Soy el hijo de la voz de la hora".
-Cuando te llamás, ¿hablás con vos misma o no es tan patológico el cuadro?
-No me hablo, pero una vez me protesté.
-¿Cómo es eso?
-Se ligó la línea de teléfono de mi casa con el 113. Estuvo tres días ligado. Así que llamé, desde otro teléfono, a reparaciones y les conté quién era. Finalmente lo solucionaron, pero fue muy divertido.
-¿Ser la voz del 113 fue una herramienta de seducción?
-Soy de perfil muy bajo, así que la gente se entera quien soy, bastante después de conocerme.
-Y cuando descubren el gran secreto, ¿te hacen decir la hora?
-¡Constantemente! Y me hacen preguntas sobre la grabación.
Dos potencias se saludan
Por estos días, Alicia Infante recuperó mucho de aquel revuelo que generó ser la voz de la hora. Es que la empresa Adler la convocó para grabar un spot publicitario en el que se insta a la gente a llamarla al 0800-AAADLER para que ella misma les sugiera qué sabor de quesito Adler degustar. "Como los quesos, no estoy envejeciendo sino convirtiéndome en un clásico", confiesa con gracia la locutora que trabajó en televisión junto a celebridades tan populares como Gerardo Sofovich y la cocinera Doña Petrona C. de Gandulfo.
La idea fue generar una sinergia entre la voz del 113, (algunos se sorprendieron de que el servicio siguiera existiendo) y estos quesos tradicionales de forma triangular que forman parte de la tradición gastronómica de la mesa de los argentinos. "Nos estamos convirtiendo en clásicos, los quesos y yo. Somos de la misma época y crecimos de manera paralela. En lo personal, como le sucede a la mayoría de la gente, el quesito está asociado a gratos momentos de encuentro familiar o con amigos. Grabar para ellos es como la síntesis de la construcción de una trayectoria", reconoce Infante. Los quesitos Adler cumplen 60 años de existencia y será la voz de Alicia Infante quien guíe al consumidor, obviamente a través del teléfono, para sugerirle cuál es el sabor ideal para degustar de acuerdo a la hora del día.
-El sabor es una herramienta de seducción. ¿Qué sucede con la voz?
-La voz es una de las primeras herramientas de seducción. El aspecto también, pero la voz llega mucho más profundo.
-La voz espeja el alma.
-Uno se puede dibujar en el tono y el timbre de voz que, además, son particulares de cada persona.
-¿Qué es para vos el tiempo?
-Imposible decirlo. A mí me conmueve estar relacionada con algo tan difícil de definir. Depende de la manera en la que lo atravesamos, bien o mal. Y es, sin dudas, una apuesta perdida. Alguien definió al tiempo como "la tardanza de lo que está por venir".
Acaso, esas palabras del Martín Fierro sintetizan acabadamente el ideario sobre eso intangible que nos atraviesa a todos.
-¿Es cierto que en el 113 no existe el día completo?
-Tal cual. De 23 horas, 59 minutos, 50 segundos se pasa a 00 hora, 00 minuto, 00 segundo. No hay 24 horas.
-Lo decís y te sale la inflexión del 113.
-Lo tengo incorporado.
-¿Cuándo te diste cuenta que poseías una herramienta natural tan bella como tu voz y cuándo nació la decisión de convertirla en el instrumento de tu vocación?
-Creo que mucho tiene que ver mi fascinación por el mundo de la radio. Siempre fui una gran escuchadora, me gustaba. Percibía que había un mundo más allá de lo que salía al aire y que la gente que trabajaba allí, se divertía realmente. En realidad, mis estudios se estaban orientado hacia la Química y la Bioquímica, pero me quedé con la radio.
-Siempre fue muy complejo ingresar al ISER. ¿Cómo recordás tu acercamiento al Instituto?
-Era muy estricto el exámen inicial. Cuando ingresé, había 40 vacantes para 1700 postulantes. Ni bien empecé a cursar, confirmé que ese el mundo en el que quería estar.
La extensa trayectoria de Alicia Infante la llevó a transitar los estudios de tantísimas emisoras como Radio Continental o Rivadavia. En los últimos años, decidió volcar su experiencia como docente del COSAL, otra destacada casa de estudios dedicada a formar a la nueva generación de locutores. "Cuando se puso al aire el spot de Adler, muchos alumnos me llamaron para felicitarme. Eso me dio mucha alegría", reconoce emocionada. Hoy, Infante es la presentadora de los conciertos de la Banda Sinfónica de la Ciudad: "Es una hermosa experiencia. Incluso, los martes, lo hago en las funciones que la Banda realiza en los colegios municipales. Son conciertos hermosos porque finalizan con los chicos ejecutando los instrumentos".
-¿Cuál es tu hora del día predilecta?
-La mañana. Arranco con todas las pilas. Me despierto temprano y siento mucha la energía. Trato de hacer todo a la mañana porque es el momento en el que me siento más lúcida.
En minutos comenzará un nuevo concierto de la Banda Sinfónica. Esta vez, en los salones de la Legislatura de la Ciudad. Los músicos se disponen a un ensayo final antes del ingreso del público. Alicia duda sobre los minutos que restan para hacer la presentación y propone, con gracia, consultar al 113.
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