En el marco del ciclo Invocaciones, en el Cultural San Martín, Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob estrenan una obra inspirada en el poeta y dramaturgo Bertolt Brecht.
Por Alejandro Lingenti
Un grupo de actores estrena en un teatro de Buenos Aires una versión ambientada en el far west de El círculo de tiza caucasiano, obra de un auténtico peso pesado, el alemán Bertolt Brecht, poeta y dramaturgo perseguido por el nazismo, creador del "teatro épico", destinado fundamentalmente a incentivar la conciencia crítica. Pero inesperadamente aparece entre el público que asistió para ver la función un inspector de la Asociación de Protección Autoral. De pronto, los integrantes de la compañía caen en la cuenta de que no tienen autorización alguna para representar la obra. Y el plan que diseñan para salvar ese inconveniente es lo que pone en marcha el preciso andamiaje de la nueva obra de la dupla creativa integrada por Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob, dramaturgos y directores que ya tienen un lugar bien ganado entre lo mejor de la escena independiente porteña gracias a obras como Los talentos, La edad de oro y Velada Fantômas.
"¿Cómo pueden existir restricciones económicas sobre el uso de un material que fue escrito, entre otras cosas, para combatir la idea de herencia natural y la noción capitalista de propiedad? Y, concretamente, ¿puede alguien, en nombre de Brecht, reclamar la propiedad de un texto cuando Brecht mismo no hizo otra cosa que apropiarse a piacere de textos de otros autores, incluso de algunos contemporáneos a él?". El prólogo de nuestra obra reemplaza de algún modo la pregunta acerca de la propiedad de la tierra por la pregunta acerca de la propiedad de los argumentos: ¿son de quienes los crearon o de quienes los usan?", sostienen los directores de Brecht, estrenada el mes pasado en el Cultural San Martín. La obra es parte del ciclo Invocaciones, creado por la periodista y agitadora cultural Mercedes Halfon y la actriz Carolina Martín Ferro. La programación incluye también, en la misma Sala Alberdi –aquella de los incidentes interminables entre estudiantes y el gobierno macrista–, el Artaud de Sergio Boris.
¿Qué descubrieron de Brecht que los haya sorprendido durante el proceso de trabajo?
Mendilaharzu. Más que hablar de descubrimiento y sorpresa, nos gustó mucho profundizar en ciertos rasgos de la obra de Brecht que no son los más frecuentemente señalados: su pasión por la narración, su gran preocupación por el público, su postura antisolipsista. Para Brecht, la primera de las funciones del teatro, según especifica en su Pequeño organon, es la de entretener.
¿Qué repercusión creen que tienen las ideas de Brecht, un dramaturgo marcadamente politizado, en la actualidad?
Jakob. Hablamos del teatro independiente porteño, que es el que mejor conocemos. Brecht fue muy intensamente trabajado acá. Está en el ADN de nuestro teatro, su influencia es completamente determinante y gravita incluso sobre quienes no son conscientes de ella. Luego hay que decir que su legado es tan grande y fue objeto de tantas interpretaciones que hay infinitos "brechtianismos".
¿Es más difícil trabajar una obra con una consigna establecida de antemano, como propone el ciclo Invocaciones?
Mendilaharzu. De las cinco obras que hicimos juntos, únicamente Los talentos es un material "limpio" de consignas. La edad de oro surgió de una propuesta del Rojas; Velada Fantômas fue un encargo del CETC, y Capitán, de Timbre 4. Una convocatoria suele ser el resultado de una potencialidad que alguien ve en vos. Para nosotros, que creemos que la carrera de un artista debe estar tan llena de decisiones como de accidentes, está bueno prestarle atención a eso.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con un elenco tan numeroso?
Jakob. Ninguno de los dos tenía experiencia trabajando con un elenco tan grande, pero tuvimos la astucia de convocar a actores geniales y la suerte de que aceptaran. A partir de esto, escribimos pensando en ellos, recibiendo sus aportes y disfrutando el modo en que ellos se apropiaban de lo que les dábamos y lo agigantaban.
Brecht, de Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob. Con Juan Barberini, Laura Paredes, Fernanda Bercovich, Valeria Lois, Pablo Seijo, Marcelo Pozzi, Gabriel Zayat, Daniel Tur y Horacio Marassi. Sábados a las 21.30 y domingos a las 20.30, en el Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
Tres discos de una dupla de melómanos
En su obra La edad de oro, Mendilaharzu y Jakob dieron rienda suelta a su obsesivo amor por los discos. Aparecían en escena unos cuantos vinilos de sus valiosas colecciones particulares. Ellos eligen tres que rankean alto en sus podios personales:
· Taking Tiger Mountain (By Strategy), Brian Eno (1974)
· Nadir’s Big Chance, Peter Hammill (1975)
· Old Rottenhat, Robert Wyatt (1985)
LA NACION