En cada familia real, en cada generación, hay un príncipe rebelde. Suelen forjar su reputación en la prensa, a través de los años, en crónicas que reflejan sus actos "menos nobles" (o "más humanos"). Por lo general, salvo raras excepciones, el rótulo jamás lo recibe un heredero: suele caer en sus hermanos, príncipes que en su infancia ocupan un lugar preponderante en la línea de sucesión, aunque luego se van alejando del trono, a medida que la familia va creciendo, "empujados" por sus sobrinos. Hay buenos ejemplos: Margarita de Inglaterra, Magdalena de Suecia, Martha Luisa de Noruega, Estefanía de Mónaco y Harry de Inglaterra, cada uno con su impronta, fueron corriendo límites e ignorando tradiciones. En Holanda, reino de los Orange-Nassau, ya hay candidato para ocupar lugar de "díscolo": si bien aún es muy joven para definir su carácter, dice la prensa local que es una "fija" –paga muy poco– la princesa Alexia.
PRINCESA E INFLUENCER
Hace dos años fue noticia "en solitario" por primera vez. Hizo una travesura que muchos presentaron con letras de escándalo. Si bien el mandato familiar les exige a ella y sus hermanas llevar su intimidad lejos de la opinión pública, Alexia abrió una cuenta en Instagram y, bajo el nombre clave "f_4_u2", quiso probar suerte como influencer: compartía con sus seguidores los looks que iba a usar y, como todos en las redes sociales, buscaba la caricia virtual que dan los "likes". En su perfil grabó una frase de Cocó Chanel: "Yo no hago moda, yo soy la moda". También desafiaba cuentas falsas, que se hacían pasar por ella: "Tú no eres la princesa Alexia. A ver, enséñanos, comparte una selfie", los desafiaba. Pero su carrera como instagrammer duró tres meses, ya que la cuenta quedó inactiva cuando sus padres la descubrieron.
Hace diez días, Alexia volvió a imprimir su nombre en los diarios. Su imagen apareció en Tik Tok, la plataforma de moda que usan muchos famosos, también en Argentina, donde todos juegan a doblar canciones o escenas clásicas de la televisión. Aparecieron tres videos que la muestran bailando y cantando con sus amigas, compañeras del colegio. Lo que llamó la atención fueron las letras explícitas de las canciones que escogieron la princesa y sus amigas: hablan de sexo, usan términos escatológicos y en una estrofa utiliza el término despectivo "nigga". Los videos salieron a la luz cuando el mundo se movilizaba contra el racismo tras el asesinato de George Floyd en Estados Unidos, lo que multiplicó su difusión. Una aclaración, por más reiterada que sea: las canciones son hits que suenan en todo el mundo, Alexia y sus amigas sólo hacen la mímica y tienen la prudencia de no mover sus bocas cuando suena la expresión "nigga". Si una de sus protagonistas no fuese una princesa, no alarmarían a nadie. Distintas crónicas aseguran que el servicio de información de la Casa Real (sus siglas son RVD) intervino en el caso y logró borrar los videos de Tik Tok, pero las grabaciones siguen dando vueltas por Internet.
Por último, apenas unos días antes de su cumpleaños, Alexia protagonizó el tercer incidente de su corta pero muy promocionada rebeldía: también en redes sociales, aunque en la cuenta de una amiga, apareció una foto suya con un cigarrillo en la mano. ¿Con sólo 14 años fuma? La imagen fue vista por muy poca gente, ya que pronto desapareció del ciberespacio y desató todo tipo de especulaciones. Incluso, preguntaron, si el cigarrillo no sería de cannabis, de consumo legal y común en Holanda.
LA NIÑA BONITA
El viernes 26 de junio, Alexia cumplió 15 años. Como suele suceder en estos casos, a modo de celebración, la Casa Real compartió un nuevo retrato oficial. La princesa ya usaba maquillaje y, de un tiempo a esta parte, como vimos en los tradicionales posados familiares, usa tacos de altura razonable. Es llamativa y vistosa, un imán para los fotógrafos, la más parecida a Máxima. También heredó de su madre la capacidad de acaparar todos los teleobjetivos con su sonrisa. Sin embargo, las sesiones fotográficas terminan siempre igual, con Alexia y Ariana –su hermana menor– fuera de foco, cediendo el centro de la escena para la última toma, que siempre reúne frente a cámaras a Guillermo Alejandro y Amalia: el rey y la heredera del trono. ¿Es la rebeldía, común de muchos príncipes no herederos, su forma de reclamar mayor atención?
Es difícil imaginar que las "princesitas" menores de Holanda, Alexia y Ariana, se resignen a ocupar un papel institucional o de representación, decorativo, en el futuro. Tienen el ejemplo de su madre que, además de cumplir magistralmente con sus obligaciones de reina consorte, trabaja y viaja por el mundo como asesora de Naciones Unidas. También han visto a su abuela, la reina Beatriz, llevar adelante el reino con firmeza. Ya tendrán tiempo para forjar su propio destino y resolver cuál va a ser su función entres los Orange-Nassau pero ahora, por decisión de sus padres, ni Alexia ni sus hermanas tienen agenda oficial hasta que cumplan los 18 años.
ESPONTÁNEA, CON PERFIL DE ARTISTA
En su nombre, Alexia Juliana Marcela Laurentien, sus padres han rendido varios homenajes. Se llama Alexia en honor al rey Guillermo Alejandro, Juliana por su bisabuela paterna, Marcela por Marcela Cerruti, tía de Máxima, y Laurentien por su tía política, la mujer de Constantino. Tiene seis padrinos, entre los que destacan la reina Matilde de Bélgica, el príncipe Friso (muerto tras una avalancha de nieve que lo dejó en coma) y Juan Zorreguieta, hermano de Máxima. En sus contactos con la prensa vamos descubriendo su carácter. Su espontaneidad, indiscutida, quedó en evidencia en marzo último, durante el posado familiar que protagonizaron los Orange en la estación invernal de Lech, Austria. Tras el último flash, la princesa tomó un poma y se quiso despedir de los fotógrafos moviendo el bastón que sostenía en su mano derecha. Pero el bastón se le zafó, voló por el aire y quedó tirado en la nieve, mientras ella se iba gritando "kut, kut, kut" (que, en español castizo, se traduce como ‘coño, coño, coño’). Su naturalidad fue festejada por los medios holandeses, que prefieren una familia real más humana y cercana.
En 2017, empezó el secundario en el Instituto Sorghvliet ("una escuela que lucha por la libertad y la solidaridad basada en los valores cristianos") de La Haya, donde también cursa su hermana mayor. Practica equitación, hockey y esquí. Aunque dicen que su verdadera pasión es la música: toca muy bien la guitarra y canta de maravillas. En un acto de fin de año, interpretó el musical "Mamma Mia" con sus compañeros de colegio. Y, según repiten varias crónicas, aunque ninguna precisa la fuente, habría pedido permiso para participar de La Voz Kids, la versión infantil del show de talentos más popular del mundo, pero los Reyes se opusieron.
La última aparición pública de Alexia fue en abril, durante el Día del Rey. Tras el posado familiar, su madre la invitó (especialmente a ella, la elección no puede ser casual, sin dudas tiene que ver con su pasión por el mundo digital) a participar de una charla con el famoso youtuber holandés Enzo Knol. Distendidas y muy compenetradas, madre e hija contaron cómo se llevan. Enzo preguntó cómo era la Reina fuera de cámaras y Máxima quiso evadir la respuesta: "Mejor hablemos de mi hija", sugirió entre risas. Aunque enseguida contestó: "Alexia dirá que soy una madre muy difícil, muy estricta y que está siempre de mal humor". Finalmente, la princesa dio su opinión: "Creo que mis padres están bastante bien… ¡Son buenos padres!", dijo divertida. Y Máxima se apuró en festejar: "¡Bravo! Esto no estaba escrito, eh". Sobre el final, Alexia remató: "A veces, por supuesto, hay un poco de estrés, pero creo que todos los padres tienen días mejores y días peores, pero en general todo es muy agradable".
LAS PRINCESAS Y LA PRENSA
La vida privada de la familia real está prácticamente "blindada" en Holanda. En 2003, los Reyes invitaron a periodistas y medios a suscribir "De Mediacode", un código de conducta que establece que aquellos que respeten la intimidad de la familia real serán luego invitados a posados y otras actividades extraoficiales. Los que violen el acuerdo serán raleados de la agenda y no podrán traspasar las puertas de palacio. Y los rebeldes, aquellos que pretendan mirar más allá, serán llevados a la Justicia. Hay un suceso que sentó precedente: en 2014 el semanario Nieuwe Revu publicó unas fotografías de Amalia jugando al hockey durante un entrenamiento escolar y, tras ser demandado por los Reyes, tuvo que pagar una multa millonaria. "La princesa tiene derecho a la privacidad y, a pesar de pertenecer a la familia real, no está fuera de la ley", sentenció el juez. Pero la prensa nada tuvo que ver en los tres "cyber-traspiés" de Alexia. Fue ella misma quien generó las imágenes polémicas y quien las compartió con sus seguidores… y el mundo.
Hace dos años, en una entrevista con la televisión pública, el rey Guillermo Alejandro comentó que le parecía muy importante que sus hijas cometiesen sus propios errores. Aunque destacó que prefería la discreción: "Es bueno hacerlo, sin que llegue a ser de dominio público", reconoció. Por eso, contó que no les pregunta a sus escoltas acerca de todos los movimientos de su hija Amalia. Y se explayó acerca de su propia experiencia: "Siempre le digo: ‘Averigua’ tus límites. Ve a todas partes. Comete errores, tan lejos de los focos como puedas. Yo lo hice, mucho. Festivales, fiestas, todo eso y más".
Alexia, pese a llevar el título de princesa y merecer tratamiento de Alteza Real, no deja de ser una quinceañera con las mismas inquietudes que sus compañeras de colegio. Es distinta, cierto, pero no ha hecho mérito suficiente para llevarse el cartel de "rebelde". Y sus padres, la reina Máxima y el rey Guillermo Alejandro, enfrentan el desafío –tan real– de criar hijos adolescentes en esta era, cuando todos tenemos un celular a mano y la vida se expone en redes sociales.
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