Alberto Cormillot
Sin dejar su actividad médica, pelea con otros males: luego de estudiar las propuestas de los premios Nobel de Economía, trabaja en una monografía sobre el país que desea
1. Siento gula por aprender. Es una compulsión que tengo desde que entendí las primeras letras: leía hasta los pedazos de diario que encontraba tirados. Y continúo, como en mi vida de estudiante, haciendo pequeños resúmenes de todo.
2. A los 90 años, mi padre sigue aprendiendo de la vida. Trabaja en la clínica, está en pareja, ve amigos, toca la guitarra… Y a mí, eso me enseña que hay una parte de la salud que depende de uno y que hay que cuidarse; pero sin obsesionarse con el tema, porque ésa es otra enfermedad.
3. Sé que el motor que tengo me lo instaló mi madre, que tenía uno igual. Y también un carácter terrible: mientras pudimos, nos peleamos. Pero hoy siento que se debe haber equivocado en un uno por ciento de lo que me dijo.
4. Aprendí mucho de mis hijos. De Adrián, me asombra la capacidad de juego; es médico, con una buena carrera, pero dedica mucho tiempo a su familia y a su vida. Y de mi hija Renée, cómo ha sobrellevado problemas de salud y seguido adelante.
5. En el aprendizaje, el camino más fácil no es el que lleva más lejos. Cuando empecé con la obesidad, ese campo no existía. No había congresos, publicaciones, nada. Entonces me tuve que nutrir de otras áreas, meterme con la endocrinología, con las distintas adicciones, y así aprendí mucho más.
6. La dedicación profesional no puede ser excusa para no darles tiempo a los afectos. Es una cuestión de organización. Con mis hijos como los jueves, sábados y domingos, desde hace años, y es muy raro que falte. Y por décadas –antes de mudarme lejos– desayunaba los fines de semana con mis amigos.
7. El contacto con los animales es una gran fuente de felicidad. Sostengo lo que digo: tengo ocho gatos y once perros. Uno es Gustavo, que vive en la clínica y acompaña a los pacientes que están mucho tiempo internados, haciéndoles gustavoterapia.
8. Cada uno se divierte a su manera; no me importa contar que tengo dos televisores en el cuarto, y mientras veo un programa, con el otro hago zapping.
9. Me interioricé bastante sobre homeopatía y las distintas medicinas alternativas. Llegué a la conclusión de que varias son una gran ayuda, y otras son supercherías. Al irisdiagnóstico, por ejemplo, lo pondría sin dudar en la última categoría.
10. Comprobé que a los gobiernos no les interesa el tema de la salud. Y acá, ni hablemos… La medicina sólo aparece cuando la salud ya se quebró, muchas veces para curar males prevenibles. Si una tercera parte de nuestra población no tiene agua potable, que es uno de los factores que más cambió la salud de la humanidad, ¿qué es lo que se puede esperar?
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