Me llamo Ailín y tengo Síndrome de Nacionalidad Múltiple. Pero...¿Qué es eso? Nací en Argentina, tengo apellido español, mi mamá es boliviana y mi papá es...asiático. Lo digo así porque me resulta más fácil decir que es asiático o chino-coreano, que explicar que no sé de dónde es, dónde está o cómo es que heredé mis ojos rasgados.
Él nos dejó a mi mamá y a mí cuando yo tenía 8 meses. Cuando era chica me resultaba difícil entenderlo, lo extrañaba cuando ni siquiera lo había conocido, y tenía unas ganas inmensas de saber cómo era, hacerle mil preguntas y todo esto mientras soñaba que algún día él iba a volver y mi familia finalmente estaría completa.
A medida que fui creciendo me sentía incómoda cuando me resaltaban que era distinta: que era "la china", como si fuera algo de lo que se puede estar seguro sólo con verme, cuando ni siquiera yo sabía bien sobre mis raíces, mi ascendencia...mi identidad.
Todo el mundo parecía estar seguro de que yo era china, menos yo.
Era como un vacío, una incógnita. Y en esa incógnita, ahora entiendo, vi opciones, vi una oportunidad: Si todo el mundo pensaba que era china, ¿por qué no aprender sobre ser china?
Al cumplir los ocho años pedí que me inscribieran en una escuela china a la que iba todos los fines de semana. Por otra parte, a muchos de mis compañeros los obligaban a ir con sus papás para perfeccionar su chino, y muchos de ellos ya sabían hablar chino desde sus casas. Yo era la excepción. Me encantaba ir. Ahí pude compartir con mis compañeros algunas dudas existenciales como, por ejemplo: el choque de identidad de no saber si sos más argentin@ o chin@. Contaban que se sentían chinos en Argentina, y argentinos cuando estaban en China, en un lugar del mundo o en el otro, los veían diferentes.
También asistí a clases de coreano. Y, con el tiempo, empezó a importarme menos de dónde era mi papá y comenzó a interesarme más el aprender sobre las culturas de los países a los que tanto me ligaban y en los que encontraba diferentes sensaciones de identidad. Iba descubriéndome al explorar las diferentes tonalidades que podía adoptar esa incógnita, ese espacio por llenar.
Pero también, me surgieron otras inquietudes. Me pregunté: ¿Qué significa todo esto?, ¿Acaso estudiando chino busco ser china? ¿Estudiando coreano busco ser coreana? ¿Busco encajar en la expectativa que creen de mi al verme?
No. No es -simplemente- eso.
Descubrí que mi identidad no es algo fijo, algo concreto y con límites marcados. Que, en realidad, soy una transición constante. Las decisiones que tomé y me llevaron a atravesar tantas experiencias me ayudaron a comprender cómo conectar mundos, descubrir en esa incógnita mil opciones y posibilidades, oportunidades.
Descubrir que las diferencias entre nosotros nos enriquecen.
Mi Síndrome de Nacionalidad Múltiple me permitió entender a la vida como una transición constante. Y, sospecho, que cada uno de ustedes también es una transición constante, formando sus propias identidades multicolor, construyendo ideas y sueños.
Encontrando múltiples tonalidades en esa incógnita.
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