Agradar a todos todo el tiempo: ¿cómo combatir esta peligrosa actitud?
Hay personas que buscan la aprobación de los otros en todo momento; las claves para evitar caer en esa trampa emocional
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Seguro que en más de una ocasión nos cruzamos con alguien que demuestra la necesidad de agradar a todo el mundo todo el tiempo, o incluso en ocasiones hasta podemos reconocernos nosotros mismos en esa actitud. Es importante entender que, aunque puede resultar inocua a corto plazo, la misma puede afectar tanto la propia autoestima como nuestros vínculos con los demás.
Las personas, en determinados momentos, necesitan valerse por sí mismas, defender sus opiniones, intereses y valores, y practicar la asertividad.
Consejos para dejar de querer agradar a los demás todo el tiempo
Según diversos expertos, querer agradar a los demás todo el tiempo es un signo de falta de independencia y de seguridad en uno mismo, además de ser algo muy perjudicial para la salud mental. Por ello, puede ser de mucha ayuda retener estos consejos para dejar de hacerlo.
- Debemos basarnos en nuestros valores para comportarnos: Las personas suelen dejar de lado sus propios valores para evitar cualquier conflicto con los demás que los deje mal. Por eso, antes de hacer eso, debemos basarnos en nuestros comportamientos, nuestros valores, nuestras ideas y planteamientos. Eso quiere decir que si alguien nos dice o nos pide algo que no va con ello, debemos optar por comunicarlo de manera asertiva.
- Reflexionemos si lo que vamos a hacer nos hace felices: debemos reflexionar si lo que nos piden hacer en ese momento va en sintonía con nuestras necesidades o voluntad. A veces, simplemente hacemos las cosas para evitar quedar mal o conflictos con los demás y así agradarles.
- Aprendamos a decir “no”: muchas personas se han mostrado incapaces de decirle “no” a los demás, ya que creen que podría ser percibido como una falta de respeto o como una agresión hacia alguien y así crear un conflicto de por medio. Aprender a decir “no” cuando no estamos de acuerdo nos permite defendernos y valorar nuestras necesidades o deseos en cualquier etapa de nuestras vidas.
- No debemos disculparnos constantemente: la disculpa constante, en especial cuando no hicimos nada malo, es un símbolo de querer complacer a la otra persona y de falta de confianza en uno mismo. En cambio, debemos aprender a no sentir todo lo que hacemos, a controlar nuestro desempeño y a disculparnos solo cuando sea necesario y cuando realmente lo deseemos.
- Realicemos actividades a solas: para aprender a actuar de manera autónoma podemos empezar a complacernos a nosotros mismos en nuestro tiempo de ocio. A veces, las personas más inseguras se privan de hacer cosas por lo que puedan pensar los demás.
- Analicemos nuestros sentimientos: al analizar nuestro mundo interno, nuestros sentimientos y emociones, podemos conocernos mejor y saber qué es lo que realmente queremos en cada momento. Debemos analizar también el entorno en el que nos rodeamos, podemos empezar apuntando aquellos sentimientos del día a día en un cuaderno.
- No olvidemos que siempre es bueno pedir ayuda: un psicoterapeuta puede ayudarnos a comprender y manejar nuestras emociones, así como estrategias para afrontar mejor los conflictos.
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