Adiós a las fiestas: celebraciones, casamientos y cumpleaños de 15, suspendidos
"¿Y si no me entra el vestido?" "¿Si nadie quiere venir?" "¿Cuándo permitirán volver a reunirse?" Las preguntas se acumulan junto a las cajas de zapatos a estrenar y las vinchas luminosas del cotillón. Analía Bertuglia (32) y Ariel Cristina (43) iban a dar el sí el sábado pasado. Planearon durante un año la boda en un salón frente al río, en Olivos, y guionaron una fiesta inolvidable que no pudo ser. Para ponerle onda, la novia sorprendió al novio con un desayuno sorpresa, que llegó por delivery con osito peluche envuelto en papel celofán. "Esta pandemia nos cambió los planes, estaba ilusionada con el 2020, era el año de Capricornio y quería ser mamá". Con el celofán hicieron un bollito y patearon la pelota para octubre del 2021. "Espero que nos acordemos la coreografía que practicamos durante meses con un tema de Ed Sheran", revela Analía, publicista, con una mueca de resignación. "Esta decisión no fue nuestra, pero nos da tiempo a mejorar y pensar nuevas ideas para que salga increíble", dice Ariel, ingeniero, optimista de nacimiento.
Las fiestas que quedaron entre paréntesis por la pandemia dejaron un gran signo de pregunta. Desde parejas y quinceañeras hasta cumpleañeros y nenas y nenes de 12 y 13 años que celebraban el bat y bar mitzvah (ceremonia religiosa de la comunidad judía). Los homenajeados que soñaban con veladas únicas tuvieron que colgar angustias y frustraciones en el placard, a la espera de novedades. La reapertura de salones está sujeta a los términos de la cuarentena y todo indica que los eventos sociales tendrán que esperar la señal de reapertura. "Teníamos cuatro fiestas programadas por fin de semana, ahora nos estamos reinventando como empresa de catering. A los homenajeados les mandamos cenas y regalos el día que tenían previsto celebrar, como un gesto para acompañarlos. La mayoría cambia de fecha, pero si deciden cancelar les proponemos canjear el monto pagado por viandas de comida", explica Paz Expósito, a cargo de Monroe Eventos (Av. Monroe 4800)
"Lola estaba lista para salir a la cancha. Había estudiado su parte, teníamos mucha ilusión. Suspendimos el bat mitzvah una semana antes del 21 de marzo, la fecha estipulada. El clima se iba opacando, volvían familiares de viaje que tenían que hacer cuarentena y las noticias eran amenazadoras. En ese contexto pensar en una súper fiesta era bizarro", reflexiona Brenda, la mamá de Lola, que cursa séptimo grado en el Colegio Tarbut. Como muchos chicos de la colectividad judía, esta familia tenía reservada la fecha con dos años de anticipación, para evitar superposiciones con otros compañeros del colegio. Ahora, evalúan un plan B para octubre o directamente el C, en marzo de 2021. "Ni el vestido ni el salón o los regalos fueron tema a la hora de hablar con Lola. Privilegiamos la salud de todos", cuenta Brenda.
El mundo se viene abajo
Para la psicoanalista Mariela Kier Joffé, coordinadora del Departamento de Niños del Centro Oro, este suceso imprevisto genera traumas, porque implica cambios repentinos y poco tiempo para afrontar la situación. "La interrupción produce frustración, angustias y miedos que van a exigirle al sujeto una respuesta. Aunque la situación es común a todos, impacta distinto en cada uno", señala la especialista en niños y adolescentes. Y agrega: "Posponer un proyecto genera dolor, y debe ser duelado como sucede con toda pérdida. Por supuesto que perder una fiesta no es lo mismo que un ser querido. Pero tramitar la interrupción de un evento muy deseado y para el cual se trabajó mucho y se invirtió tiempo, dinero y expectativas puede generar mucha ansiedad y angustia. Mientras algunos se pueden ubicar dentro de un escenario general, a otros les resulta insoportable sentirse únicos en la desgracia".
Emilia Peláez se subió a esa montaña rusa de emociones que pasó de la excitación a la desilusión, de la certeza a la incertidumbre y finalmente, del enojo a la aceptación. Fue una de las primeras en suspender la fiesta de 15 que tenía planeada en un salón de Monte Castro y ahora, a la distancia, entiende que esto en algún momento también pasará. "Me enojé muchísimo, no lo podía creer. Ese día hice miles de Zooms, mis primos me mandaron videos para saludarme. No fui la única, mis amigas pasaron por lo mismo. Nos pudimos ayudar entre nosotras", dice Emilia.
La contención del entorno juega un papel clave. Sobre todo entre adolescentes y preadolescentes ilusionados que, además, cambiaron de ciclo escolar y en este tiempo hicieron nuevos amigos. "El bat mitzvah implicaba también el cierre de una etapa, pasar de la primaria a la secundaria y dejar atrás la infancia", dice Vanesa Fainstein, mamá de Iara, que cursa 1er año en la escuela ORT y tenía previsto realizar la ceremonia religiosa a fines de marzo.
Angie Dana Smith cumplía 40 el 15 de marzo y tenía todo planeado para compartir una gran reunión con 30 amigas. "Decidí que sigo teniendo 39 hasta que no lo pueda festejar. Ahora apuesto a una fiesta del reencuentro. La comida la fuimos consumiendo en estos días de cuarentena", cuenta Angie.
Del otro lado, Sole Castro Virasoro, al frente del emprendimiento de animaciones Mujeres Alfa, dice que muchos optaron por festejos a la distancia. "Readaptamos la propuesta y sumamos gente de Madrid, Praga o Lisboa, que aprovechó la opción para reunir en una pantalla a familiares desperdigados por todo el mundo". El rediseño de estrategias también llegó a Piso Once, un rooftop destinado a multieventos en el corazón del Distrito Tecnológico (Parque Patricios): organizaron sesiones de after office virtual para grupos de empleados. "Hay mucha necesidad de sentirse cerca. Se extrañan los encuentros informales", apunta Verónica Alessandri, al frente del espacio.
El sector de eventos contempla rubros que incluyen cocineros, fotógrafos y DJ, modistas, mozos, fotógrafos y ambientadores, entre otros servicios. Comprende alrededor de 1 millón de personas afectadas en todo el país, según estima Silvia Amarante, presidenta de Aofrep (Asociación de Eventos de la República Argentina). Hasta el momento la actividad forma parte de la prórroga del aislamiento social preventivo obligatorio (ASOP) que prohíbe los eventos públicos y privados (sociales, culturales, recreativos, deportivos y religiosos). Amarante no sabe si van a retomar hasta el año que viene. Los alquileres de depósitos, oficinas, equipos y la contratación de empleados están en jaque. "Veníamos de la temporada baja y no pudimos reiniciar".
El diseñador Gabriel Lage, especialista en alta costura, reconoce que abrió el paraguas antes de la tormenta. "Un tiempo antes hablamos con las clientas y nos anticipamos", dice. Y agrega que quedaron a un puñado de vestidos a la espera de las últimas puntadas. "Manejo el concepto de la atemporalidad en el diseño, por lo tanto sólo habrá que considerar accesorios o decidir si una mango va más corta o más larga. A las novias, madrinas, quinceañeras les digo que la celebración se hace esperar pero cuando llegue, nos salvará", proclama.
El verbo festejar volverá a conjugarse porque es un hecho social, aunque ahora el pronóstico indique reservado.