Adicta a la cama solar notó un detalle pequeño en un recuerdo de Facebook que le salvó la vida
"Quería un buen bronceado para lucir cuando salía, los fines de semana", confesó Sharon Baggaley, de 37 años, una ex adicta a la cama solar, hoy casada, con una hija y un perro Jack Russell.
"Iba a la cama solar tres veces por semana, y tomaba sol sin protector porque quería mi bronceado dorado". Sharon, del pueblo de Chesterfield, ubicado en el condado de Derbyshire, Inglaterra, obtenía cupones para ir a la cama solar gratis, cuando empezó a trabajar en un gimnasio.
En esa época tenía alrededor de 20 años. En total hacía tres sesiones de seis minutos por semana. "Una amiga me contó sobre una crema que servía para ponerte la piel todavía más marrón", recordó. Luego de esas sesiones, la piel le quedaba de color rojo brillante.
"Odiaba estar pálida. También tomaba sol afuera, cada vez que tenía la oportunidad. Nunca usaba crema solar, a menos que mi madre estuviese cerca", detalló. Su obsesión por su bronceado siguió creciendo, a tal punto que se compró una máquina para tomar sol parada en su casa. En ese entonces andaba por sus 25 años.
Publicado por Sharon Baggaley enMiércoles, 8 de agosto de 2018
Fue ahí cuando descubrió la crema autobronceante, y dejó las sesiones de cama solar. Pero era tarde: el daño a su piel ya estaba hecho. Un día, empezó a picarle un lunar que tenía debajo del pecho.
Según el recuento que la joven hizo en el medio Daily Star, en ese momento se fue de vacaciones a Egipto con su pareja. Corría el año 2009. Ella, orgullosa de su físico, quiso inmortalizarlo en las redes y compartió una foto en una bikini roja desde su perfil de Facebook.
Los años pasaron sin más. "No volví a verla, pero apareció en mis recuerdos de Facebook el febrero pasado, y enseguida vi el lunar y me di cuenta de lo mucho que había crecido".
"Lo miré en el espejo y le pedí a Craig que me revisara. Pudimos ver que era cuatro veces más grande, estaba más oscuro y se había endurecido. Entonces recordé que había sangrado un par de veces en las vacaciones, y yo pensé que era porque me lo agarraba con la ropa cuando me cambiaba", detalló Sharon.
Ahí fue cuando realmente se preocupó. La ex adicta a la cama solar acudió a su médico de cabecera, que le recomendó un dermatólogo que atendía en el hospital de Chesterfield.
Cuatro semanas después de ver el recuerdo de Facebook, le removieron el lunar. "Me contactaron del hospital y me dijeron que era cáncer de piel", recordó.
"Pensé que me iba a morir. Pero una enfermera me calmó diciéndome que necesitaba otra cirugía para que removieran la piel de alrededor del lunar", dijo. El recuerdo de esa operación es doloroso, a pesar de la anestesia. Afortunadamente, no necesitó quimioterapia. Los médicos pudieron extraerle el melanoma, que se encontraba en fase uno.
"Le conté a mi cirujano que había descubierto los cambios del lunar gracias a un posteo de Facebook, y me dijo que había tenido mucha suerte, y que de no haberlo hecho en ese momento, se podría haber extendido a mis ganglios linfáticos", aseveró Sharon, de 37 años, hoy administradora de un gimnasio, quien le debe su vida a una publicación de Facebook.
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