Acrobacias en el aire
Barriletes clásicos y no convencionales protagonizan una colorida danza aérea en las plazas y parques de la ciudad
Desde hace aproximadamente seis años, y cada vez con más frecuencia, los barriletes acrobáticos o de última generación se incorporaron al paisaje celeste de la ciudad. Estos modelos tan particulares están construidos con materiales resistentes a los impactos -como la fibra de vidrio y de carbono-, enfundados en telas livianas e impermeables utilizadas en velería, y dirigidos hasta con cuatro hilos. Remontarlos, según cuentan los pilotos más duchos, "es una experiencia que se acerca al deseo de tocar el cielo con las manos".
Ahora bien, ¿dónde izar estas cometas? A partir de 1997, un grupo de aficionados al diseño, la construcción y el vuelo de barriletes de todo tipo organiza encuentros en sitios elegidos estratégicamente en función de la intensidad del viento. En Vicente López; a veces, en el parque Indoamericano; y otras, a orillas del Atlántico, los seguidores de Barriletes a Toda Costa (BaToCo) se divierten gratis y buscan superar marcas de más de 3000 metros de altura.
Además de los diseños tradicionales, adeptos sin distinción de edad suelen apasionarse al remontar estos amigos de los vientos que se distinguen en tres categorías. "En el primer grupo se encuentran los estáticos, planos, con un hilo de comando; los volumétricos, que reproducen imágenes naturales; y los estructurales, con forma de cajón" -explica Guillermo Fernández, fabricante de la agrupación Alto Vuelo. Los acrobáticos llegan a medir tres metros y se manejan con un doble comando, de dos o cuatro hilos. La gama de estilos se completa con los de tracción. Ellos son los indudables protagonistas de la práctica de kite-sailing , una novedosa disciplina deportiva que utiliza a los papalotes como velas para probar diferentes terrenos.
"El viento es un motor y podés usarlo a tu conveniencia -explica Andrea, un italiano seducido por esta modalidad-. La idea es andar en contra del viento, "tirando bordes o ciñendo"", como se expresa en términos náuticos. "Enganché el barrilete al kite buggy -un carrito de acero inoxidable de tres ruedas-, y me largué. Ahora, con un récord de 83 km/h, planeamos la primera regata en la Argentina", augura.
Los verdaderos fanáticos no postergan sus horas de hobby ni en los días de tormenta. Y justamente en honor a ellos se creó la categoría in-door. Es curioso que las cometas cobren altura con ausencia de viento, pero por medio del movimiento relativo del piloto es posible lograrlo.
Trepadores, danzarines y, también, peleadores. En las barrileteadas las cometas componen un verdadero show visual, persiguen récords de altura, componen un ballet aéreo y hasta llegan a trenzarse en los llamados combates de cometas.
Combatientes de papel
La señal indica que comenzó la guerra y el objetivo es claro: sin salir del área demarcada, cada participante deberá derribar el barrilete del vecino usando el hilo o el cuerpo de la cometa. Pero el que toque el piso quedará descalificado.
Para imponerse a los rivales existen algunas técnicas básicas. El corte de línea consiste en concentrar la fricción de los hilos en un punto de la línea del oponente, hasta dividirla. El volcado , es fácil, seguro. Se trata de entrar en contacto directo con el barrilete del contrincante, engancharlo y hacerlo cambiar de posición. De todas, el bloqueo es la maldad más sofisticada, pero efectiva. Cubrir la cometa oponente con la propia para provocarle la caída, es la consigna.