Tenía un puesto de gran responsabilidad en una multinacional, pero algo faltaba en su vida; la tragedia le mostró el camino.
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Había llegado al lugar con el que siempre había soñado. Con un título de Licenciada en Comercio Exterior bajo el brazo, un máster en Economía Internacional y un puesto importante en una multinacional, tenía una carrera profesional en ascenso. Viajaba frecuentemente por cuestiones laborales, se rodeaba de colegas que la impulsaban a seguir adelante y su vida parecía marchar sobre ruedas sin mayores inconvenientes.
Sin embargo, Silvina Edi sentía que no estaba del todo completa. Comenzó una búsqueda interior. Aunque no sabía con qué se encontraría, quería dar con alguna actividad, formación o hobby que le llenara el alma. Se decidió entonces por un posgrado en Psicología Sistémica. Fue entonces que advirtió que disfrutaba del factor humano, de poder entender y ayudar a los demás. En ese proceso de autoconocimiento dio con un libro que hablaba sobre el eneagrama. En realidad nunca había escuchado la palabra pero algo la entusiasmó y compró un libro que abordaba el tema.
Una noche, miles de proyectos
Pasó la noche leyendo el libro. Sin duda alguna el material la había atrapado por completo. Sintió que ese era el camino que necesitaba transitar. Compró más libros y recopiló toda la información que estuviera a su alcance para leer y aprender. Pasó meses estudiando sola, mientras seguía con su trabajo habitual y su vida corporativa. “El eneagrama es una herramienta de autoconocimiento y desarrollo personal. Te ayuda a encontrar tu esencia, muestra cómo uno se relaciona con los demás y cómo toma sus decisiones. Entendí que precisamente el eneagrama terminaba de completar la búsqueda que yo estaba encarando ya que reunía la comprensión humana a través de la psicología, el autoconocimiento y el coaching”.
Luego de unos meses buscó un curso para hacer, ya que quería encontrarse con gente que estuviera en la misma sintonía. El curso le resultó muy útil. Al finalizarlo se sintió feliz: finalmente había encontrado lo que realmente le gratificaba hacer.
En ese momento, la empresa para la cual trabajaba la envió de viaje a Bélgica por temas comerciales. Al regresar le ofrecieron un ascenso y, una vez más, la vorágine del trabajo corporativo la atrapó por completo. Dejó archivado su proyecto por un tiempo. “Pero siempre seguía dando vueltas en mi cabeza el tema de dedicarme de lleno a lo que me apasionaba”.
Un giro inesperado
Pasaron unos meses. Hasta que un día ocurrió un hecho que cambiaría sus días para siempre: un día, yendo a cerrar una gran operación comercial, tuvo un accidente automovilístico. Volcó varias veces. Fue impactante ver la escena desde afuera. “Mientras mi auto daba vuelcos pensé que ese día terminaba la vida. Se me cruzaron miles de imágenes y sensaciones en ese momento, me di cuenta de nuestra vulnerabilidad”.
Pasó diez días internada y un par de meses en reposo, había tenido varias lesiones importantes y fue imperioso hacer una pausa. “En ese momento, pasado el shock post traumático, lo único que quería era seguir leyendo y empezar a proyectar cómo sería mi vida de ahí en adelante con el eneagrama”.
Fueron tiempos de profunda reflexión y necesidad de cambios. Luego de unos meses renunció a su trabajo y empezó a dedicarse el eneagrama. Lo hizo trasmitiendo su conocimiento a las personas que les interesaba, y empezó a formar grupos para compartir y ofrecer clases. Como tenía muchos contactos por haber trabajado tantos años con empresas, se le ocurrió que podía brindar el servicio de eneagrama en el ámbito empresarial para el área de recursos humanos. “Esto resulta sumamente útil, ya que cada eneatipo (tipología en el eneagrama) es apta para determinados puestos de trabajo. Entonces, encontrar el lugar adecuado para cada miembro de la organización, genera muchos beneficios para la compañía”.
Actualmente Silvina brinda cursos, ayuda a los que están interesados en conocer más sobre esta herramienta de autoconocimiento a través de sesiones individuales y asesora a empresas en el área de recursos humanos, haciendo reestructuraciones, movimientos internos, capacitaciones y selección de personal. “Puedo decir que el vuelco automovilístico que tuve, le dio el vuelco que necesitaba mi vida”.
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