Academia de youtubers: ¿cómo se profesionaliza el contenido?
Nuevas camadas de chicos ven la Web como futura salida laboral; lejos de la espontaneidad, crece la oferta de capacitación para monetizar las audiencias
Los docentes coinciden en que la espontaneidad y la frescura son claves para el éxito, pero ¿no se pierde eso, justamente, en la formación en una academia? Las respuestas van por varios carriles. Eduardo Gondell, profesor y director de cine y teatro (que trabajará fundamentalmente en las áreas de actuación frente a cámara y guion), contesta que "la espontaneidad es justamente algo a trabajar: encontrar la esencia creativa de cada uno y darle herramientas para que se organice". Massa es más pragmático: "El universo audiovisual siempre está financiado por las marcas", explica. "Si ellos quieren vivir de esto hay que darles herramientas para que puedan trabajar con una marca, entender un guion... porque si no la van a pasar muy mal; estos chicos se vuelven profesionales a los quince y no entienden nada. El Rubius ni sabía lo famoso que era hasta que vino al festival". De Virgilio es categórica: "Nosotros nos plantamos ante este fenómeno sabiendo que hay una necesidad de profesionalizar ese contenido porque si no, se muere; si no, son los floggers", dice haciendo referencia a la ya desaparecida tribu urbana de los primeros años del milenio.
Mercados ansiosos
Las marcas aparecen constantemente en la conversación de los docentes y también de los analistas del fenómeno: a medida que ese codiciado público que son los jóvenes (que ya ni siquiera son los millennials sino sus sucesores, la generación Z) se muda a plataformas nuevas, la ansiedad de las marcas por entender y ocupar estos espacios alternativos va creciendo. Al mismo tiempo, los influencers (otro término para referirse a estas nuevas "miniestrellas") y sus managers están igualmente ansiosos por monetizar las enormes audiencias que consiguen; pero estos nuevos mundos tienen sus propias reglas, y algunas van directamente a contramano de los mecanismos que las marcas perfeccionaron por décadas.
"La celebridad es como el último gran mito del siglo pasado, muy de la generación X y el tema de la obsesión con la imagen", dice Adriana Amado, doctora en Ciencias Sociales por Flacso y autora de Política pop. "Los medios tradicionales siguen insistiendo en el ?famosismo', pero eso ya no le interesa a nadie: a los chicos les gusta el Rubius porque es un pelmazo, porque es un chico como ellos, que pone en palabras lo que ellos sienten... y a la vez le fue bien, entonces la fantasía de convertirse en él está, se percibe como algo posible", explica. Tomás Balmaceda, doctor en Filosofía y docente de cursos sobre influencers y social media, lo pone con mucha claridad: "Hay un fenómeno de mímesis: el modelo tradicional de los 80 y los 90 tenía que ver con celebrities, que son personas que establecen relaciones asimétricas con su audiencia, seguimos a Pampita, conocemos a Messi, pero nadie se siente cerca de ellos en el sentido de pensar que uno podría ser como ellos o amigo de ellos. Los youtubers, en cambio, y otros influencers, generan unas relaciones miméticas, porque sí parece ser que uno pudiese ser ese influencer".
En los discursos de Martín (14), Angelina (11), Cielo (11) y Julieta (9), que ya están anotados en la academia, se escuchan claramente estas tendencias. Tal como decían los docentes, los chicos casi no miran televisión: "Nosotras tenemos un smart TV", dice Cielo, hermana de Julieta, "entonces lo que miramos es YouTube todo el tiempo".
"Yo a veces miro Simona...pero solo por YouTube", contesta Martín. Angelina va al colegio temprano a la mañana y casi nunca llega despierta al horario de las tiras diarias. La huida de los chicos de la televisión y el atractivo de YouTube no tiene que ver solo con los temas, sino también con el tipo de interacción que propone cada medio, explica la psicóloga Eva Rotenberg: "YouTube ofrece la oportunidad de ser creativos e interactuar con otros; la TV genera pasividad. Genera mucha ilusión de no sentirse solos y comunicarse con jóvenes de la misma edad, al mismo tiempo que es una ventana para ?ser descubierto'".
Los chicos se conocen de las clases de teatro en El Cubo y conversan entusiasmados sobre lo que se viene. Una primera cuestión llamativa es que para ellos mirar y hacer es lo mismo: si se les pregunta sobre los youtubers que consumen inmediatamente se les mezcla en la conversación con su propio material: "Yo miro a Sofi Morandi, en Instagram y en YouTube, a mí me parece muy genia porque ella? bueno, hace más o menos como yo, actúa, canta, baila, todo. Yo quiero empezar a hacer videos en Instagram, por ahora estoy en YouTube", dice Angelina. "Yo miro mucho a Kevsho, porque hace sketch y a mí me encanta, es lo que yo quiero hacer", suma Martín.
El conflicto entre la espontaneidad (entendida también como la falta de filtro) y la posibilidad de dar el salto al trabajo con marcas es uno de los puntos centrales del fenómeno: es difícil compatibilizar la monetización del contenido con el mantenimiento de la frescura y la "normalidad" que justamente es lo que atrajo a los seguidores, pero se puede, como demuestran casos de éxito como Soy Germán, el Rubius, Juanpa Zurita y muchos más.
De Virgilio dice que, de los diez youtubers más exitosos de la Argentina, solo dos trabajan con marcas: el resto produce contenido "inbrandeable", demasiado jugado para que una marca quiera asociarlo a su nombre. "Lo que vos estás buscando en un youtuber es algo genuino en este maremágnum de falsedades. Y las marcas son la apoteosis de la falsedad y son un constructo del siglo pasado", resume Amado.
Los chicos siempre ganan
Más allá de lo que los adultos esperen de ellos, los chicos hacen su propio juego: lejos de ser receptáculos vacíos saben muy bien lo que quieren y lo que vienen a buscar. Cuando se les pregunta si quieren tener "una carrera en redes sociales", responden a coro que sí, pero no hablan de plata ni de canjes ni de ser celebrities: quieren que los sigan, mostrar su mundo, y conseguir herramientas para pintarlo mejor. "Yo en realidad hago los videos en YouTube para que vean cómo me manejo actuando, como un medio para ser actriz", dice muy suelta Angelina: "Hago covers, sketch, personajes, una abuelita, una emo, personajes que hice en teatro o que se me van ocurriendo". Cielo y Julieta hacen vlogging: en uno de sus últimos videos, por ejemplo, contaban lo que les había parecido la película Coco (con muchas carilinas para mostrar todo lo que habían llorado).
Cuando les preguntan qué quieren aprender casi todos hablan de lo mismo: elementos de foniatría ("a veces hablo muy rápido y no se me entiende", dice Martín, y Angelina asiente), edición de video y sobre todo manejo de redes sociales para conseguir audiencias: también, reflexionan, el tema de la constancia. "Yo subo videos una vez por mes, y tendría que ser más seguido", dice Martín, y por lo que dicen youtubers consagrados como Romina Dinamita (29), parece tener razón: "Es remarla todos los días", dice Romina, que hace ya once años que está en YouTube con su hermano Orni y hoy vive de eso. "Hay que subir videos todos los días, estar, la constancia es lo que te permite crecer finalmente. Estar todo el tiempo teniendo contenido, ideas nuevas", explica para que nadie piense que es fácil y rápido: "Sos tu propio director, tu propio guionista, tenés que estar en todo, todo el tiempo. Pero también es un aprendizaje que está buenísimo y que me encanta compartir con los más chiquitos".
Sin caer en la competencia por el éxito, los chicos se ayudan mucho entre ellos: "Martín me ayudó a editar mi primer video", cuenta Angelina con una sonrisa, y todos colaboran en el relato de los demás, alentándose mutuamente a hablar de su material con orgullo y sin timidez. Finalmente, quizá sí sea muy parecida la Academia de Youtubers a una escuela de danza o de comedia musical: algunos de estos chicos probablemente se conviertan en influencers y se inserten en un nuevo tipo de star system. Otros quizás encuentren en esta forma de expresión lo que generaciones anteriores encontraron escribiendo blogs o yendo a clases de improvisación: una forma de conocerse a sí mismos y contar sus historias. Y quizás -es imposible saberlo- sean estos últimos los que más se diviertan.
Los números del fenómeno
35.000 chicos y chicas fueron a la primera edición del Club Media Fest en Argentina en abril de 2015
34 millonesde suscritpores tiene el chileno Germán Garmendia, el youtuber más convocante del mundo hispanoparlante. En 2017 fue el segundo youtuber más seguido del mundo según la revista Business Insider
40 niños de 7 a 12 años y 40 adolescentes de 13 a 17 años se anotaron en la primera cohorte de la Academia de youtubers
62 millones tiene el youtuber más seguido del mundo que, de acuerdo a Business Insider, es PewDiePie (seudónimo de Felix Kjellberg, un chico sueco nacido en 1989)
RobleisIUTU
Es uno de los youtubers argentinos con más seguidores, y videos que apuntan a hacer reír. Tiene 4.531.224 suscriptores. Su canal es: https://www.youtube.com/user/RobleisIUTU
Lucas Castel
Le sigue en la lista a RobleisIUTU. Cuenta con 3.459.571 suscriptores. Sus hits son "Sobrebeviví un día en un parque de diversiones extremo" y "Fantasma real en mi casa???". Su canal: https://www.youtube.com/user/LucasCastelvlogs
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