Abierto a todo el público
Es imposible negar los extraordinarios beneficios que uno vive al trabajar en moda y prensa. Viajes a lugares nuevos, eventos en espacios exclusivos, conciertos privados, cenas deliciosas, experiencias inolvidables. Paralelamente, es difícil no sentir frustración al ver que semejantes experiencias sean limitadas a unos pocos, que con el tiempo ya ni lo aprecian. Las puestas que las marcas de moda crean para presentar sus colecciones muchas veces son dignas de un museo, pero desgraciadamente luego de ocho minutos de desfile llega el equipo de desarmado. El increíble despliegue desaparece en pocas horas, para luego sólo vivir en fotos, videos y palabras. Todo el set creado para el evento se rompe y tira a la basura. Hablamos de varios millones de dólares en materiales y mano de obra y, más que nada, de contaminación.
Por esto me alegro cuando escucho que un evento, en teoría privado, abre sus puertas e invita al público a presenciar estos increíbles despliegues. En la semana de la moda de París, Dior creó una espectacular montaña de flores en el Cour Carrée del Museo del Louvre. Durante las semanas que llevó su construcción, el Patio Cuadrado permaneció abierto, así como los días siguientes al desfile. La gente paseaba por Rue de Rivoli y, maravillada por la estructura, frenaba para tomar fotos, pensando que era una instalación artística.
Hace un par de semanas tuve la suerte de presenciar una sensacional instalación de luces en un evento de Stella Artois, en Nueva York, donde bajo miles de estrellitas de LED, el cantante John Legend nos deleitó con su canción Under the stars. La marca tomó la inteligente (y todavía precursora) decisión de mantener la muestra abierta al público por varios días luego de su inauguración, y hacerla viajar a Buenos Aires con entrada gratuita.
Muchos viven rodeados de naturaleza y tienen el privilegio de ver las estrellas todas las noches. Otros, como yo, que vivimos en ciudades plagadas de edificios, no gozamos de tales placeres. Creo que la naturaleza es incomparable y siempre va por encima de la obra del hombre, pero no hay nada como cuando ambas se complementan. ¡Brindo por un año nuevo bajo las estrellas al ritmo de la música!