A las seis semanas, mi hija no es una adelantada y eso me tranquiliza
Siguen llegando los correos con alertas sobre los cambios y novedades de mi bebé y no puedo dejar de leerlos. En los últimos siete días aprendió a reír, gira la cabeza, sabe que tiene manos y pies y, algo increíble, empezó a desarrollar el lenguaje. El boletín semanal que recibo es 100% acertado, lo cual comprueba que mi bebé crece bien pero también desestima la teoría de los abuelos y abuelas: mi hija no es una adelantada, no es demasiado despierta, no es una entendida ni presenta rasgos de una inteligencia superior. Lena es como la mayoría de los bebés de seis semanas y eso me tranquiliza. A veces me parece que contesta alguna de mis preguntas y pienso en el día en que realmente lo haga y también en el día en que no quiera responder a nada de lo que yo diga. Ahora que estamos viviendo el amor a través de onomatopeyas, algunas imágenes son imposibles de esbozar: Lena saludandome en la puerta del jardín, Lena jugando con amigas.
Con otras sobrevivientes del puerperio nos pasamos información sobre cosas interesantes para hacer con bebés (no abundan y son, en la mayoría de los casos, caras). Dentro de poco vamos a ir al cine para mamás con niños, y la semana pasada arrancamos las clases de música. Confieso que tenía mis dudas acerca del alcance real de cincuenta minutos de movimiento y estimulación sonora pero la experiencia fue hermosa. Me debato entre dos teorías: los bebés entienden todo versus los bebés no entienden absolutamente nada. La clase con Miss Vane tuvo efectos secundarios encantadores: horas más tarde me descubro en la calle cantando Twinkle, Twinkle Little Star como si cada transeúnte fuera un pequeño al que hay que intentar dormir. Menos cosas dan pudor cuando sos madre. Como con la teta, al que no le parezca bien ir por la vida cantando canciones de cuna, que no mire, escuche ni emita opinión.
"Hoy no es siempre" es la frase que más circula en el chat con otras madres. La usamos para tranquilizarnos si no dormimos más de treinta y cinco minutos entre teta y teta a la noche. Una especie de "mañana seguro es mejor" que a veces quiero responder con un "y sí, cuánto peor puede ser?". "Hoy no es siempre" también puede usarse a modo de carpe diem para mamis. El tiempo vuela: en un abrir y cerrar de ojos tenés en la casilla de correo un nuevo mail del boletín semanal y los logros de días anteriores son solo anécdotas. Cuando era chica mi papá me decía que la vida era como una película y mi interpretación era que entonces debía de ser larga y aburrida. Hoy los fotogramas se suceden más rápido que de costumbre. La elasticidad del tiempo en el que vivo permite eso, ir y venir con las mismas ideas y emociones, decir y contradecir sin ser juzgada por la jueza de las juezas, yo misma, donde sea que hoy esté.
Para seguir la historia de Lena, encontrá Mi décima luna en Instagram.
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