Se trata de poliquistosis renal (PQR), un trastorno que se transmite de padres a hijos, al principio, Adriana, no tuvo síntomas, aunque con el correr de los años comenzó a tener anemia y cansancio
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Recién a los 25 años Adriana Tricerri se enteró que tenía una enfermedad congénita heredada por su mamá. Se trata de poliquistosis renal (PQR), un trastorno renal que se transmite de padres a hijos. En esta enfermedad, se forman múltiples quistes en los riñones, lo que aumenta su tamaño.
Los problemas de salud que pueden presentarse a raíz de PQR son anemia, sangrado o ruptura de quistes, infección renal prolongada (crónica), hipertensión arterial y cálculos en el riñón.
Al principio, Adriana, no tuvo síntomas, aunque con el correr de los años comenzó a tener anemia y a sentir cansancio. “Todo era mucho esfuerzo, me costaba bastante hacer las cosas más simples. Después, empecé a estar levemente hipertensa, pero nada más”.
Lo difícil de pasar por diálisis
A los 60 años, a raíz de una infección urinaria, Adriana tuvo que someterse a varias sesiones de diálisis durante tres meses. “La incomodidad de la diálisis creo que es lo peor que puede pasarle a cualquier paciente, estar dependiendo de una máquina donde estás conectado a través de un catéter o de una fístula. La experiencia fue muy fea”, recuerda hoy Adriana.
Con el paso de los años comenzó a tener complicaciones con su enfermedad, llegó a un grado muy avanzado de la insuficiencia renal. Entonces, en ese momento realizó consultas con los especialistas de la Fundación Favaloro quienes le comentaron que la única solución era el trasplante de riñón.
“No nos dijimos nada, nos abrazamos y lloramos de la alegría”
-Yo quiero ser tu donante -la sorprendió su hermana, Alejandra, en medio de una reunión familiar.
-No, no quiero que vos tengas que pasar por esto -le contestó Adriana.
-Vamos a hacernos los estudios para ver si somos compatibles -le propuso Alejandra.
-Estoy llorando de la emoción. Aunque somos muy distintas, siempre te amé, desde que éramos chiquitas.
Donante viva relacionada
A los pocos días se hicieron los estudios de histocompatibilidad, genéticos y demás estudios clínicos y de imágenes que arrojaron que Alejandra podía ser su donante viva relacionada.
“De los momentos previos a la operación no tengo muchos recuerdos, pero no tenía miedo. El 19 de agosto del 2019 me desperté en Terapia Intensiva preguntando cómo estaba mi hermana y fue una alegría enorme enterarme de que ella estaba bien. No nos dijimos nada, nos abrazamos y lloramos de la alegría”, se emociona Adriana.
En relación al postoperatorio dice que fue muy bueno, que tuvo escaso dolor y que comenzó a orinar inmediatamente que salió del quirófano.
“Estuve con una sonda vesical unos cinco días. Después de eso empecé la recuperación. La atención en Fundación Favaloro fue excelente, en todo sentido. Tanto el personal médico como, por ejemplo, enfermeros, personal de limpieza y camareros estuvieron siempre muy atentos a mis necesidades. Destaco la profesionalidad, la dedicación, la humanidad y la información precisa en todo momento”.
Del cansancio a descubrir una nueva pasión
Adriana siempre hizo deportes a lo largo de su vida, a excepción de los últimos años previos al trasplante donde se encontraba muy cansada y se agitaba mucho.
Post pandemia, dado que al estar inmunosuprimida no podía ir a espacios cerrados donde había mucha gente, comenzó a caminar por un parque hasta que sin darse cuenta se fue transformando, de a poquito, en una rutina de todos los sábados.
“He participado en carreras cortas de 4K o 5K o en caminata, lo que se llaman carreras de marcha, pero no compito. Esta actividad me ayudó a sentir que se puede seguir adelante, que con trabajo físico y esfuerzo todo puede ser posible”, recalca.
Además, el hecho de empezar a correr le fue abriendo otros caminos deportivos para seguir entrenando como hacer trekking en cerros y montañas.
El domingo 6 de octubre Adriana fue parte de la 12va edición de la Carrera Verde a beneficio del Hospital Universitario de Fundación Favaloro con el auspicio de OSDE. En su caso participó en la corre caminata de 2K. “Fue muy lindo dado que me encontré con otras chicas también trasplantadas. Me sentí muy orgullosa de haber sido parte de esta carrera a beneficio de la Fundación Favaloro”.
¿De qué manera el trasplante transformó tu vida?
Previo a mi enfermedad, siempre hice mucha actividad física. Después del trasplante volví a entrenar, a trabajar en mi profesión. Llevo una vida absolutamente normal. Soy muy prolija con la medicación y la dieta que se necesita para esto.
Mensaje para las personas que se encuentran en lista de espera esperando ese órgano que les cambie la vida.
Que confíen, que se cuiden mucho durante la espera. Que tengan mentalidad positiva. Todo llega. Ojalá sea pronto.
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