A juego y estival: Máxima, Guillermo y sus hijas en el idílico posado de verano antes de las vacaciones
LA NACION
Cada año se organizan dos momentos específicos para que la prensa pueda hacer fotos de la familia real de Holanda. Uno de ellos es en la nieve de Lech, en Austria, y el otro se produce antes de la partida a las vacaciones de verano. Este viernes, los reyes Guillermo y Máxima junto con sus hijas Amalia, Alexia y Arianne salieron sonrientes al jardín de su hogar para el clásico posado estival.
En esta ocasión, la sesión fue menos multitudinaria debido a la pandemia. La casa real redujo la cantidad de fotógrafos autorizados para que pudieran mantener una mejor distancia entre ellos. La familia, como siempre, se mostró predispuesta y amable a los pedidos de las cámaras.
El toque 2020 fue el simpático código de vestimenta compartido entre los reyes y las princesas. Con una paleta de colores que apostó a la frescura del verano y a un estilo minimalista, las prendas se combinaron entre el celeste, el blanco y el marrón.
Como ya es costumbre, Máxima y Guillermo respondieron algunas preguntas de los periodistas presentes. Consultados respecto de las últimas imágenes difundidas de la princesa Alexia, el rey respondió que "las princesas socializan": "Cuidamos a las tres de cerca pero eso no significa que nada salga nunca mal. Lo bueno es que ellas conocen el valor de la privacidad suya y el de los demás".
El sitio web holandés Libelle registró las palabras de los reyes. "El video de Alexia ni siquiera salió de su propia cuenta. Eso también puede suceder", comentó Máxima y agregó que "se trata de un aprendizaje que tienen que hacer por sí mismas. Cuando algo sale mal, aprendés de eso. Lo bueno de crecer es que con los errores se aprende".
De acuerdo con Rick Evers, periodista holandés especializado en realeza, la sesión de fotos se caracterizó por la complicidad y los gestos de cariño entre los reyes y sus pequeñas adolescentes que evidencian la buena relación entre ellos.
En cuanto a la combinación de outfits, Máxima brilló con un traje de pantalón y blazer blanco al igual que el vestido bohemio que llevó puesto la princesa Arianne. Las dos usaron sandalias color suela. Las más grandes se vistieron a juego con el color del saco de su padre: los tres iban de celeste. Amalia eligió un vestido camisero con mangas de encaje y un maxi cinturón marrón mientras que Alexia se animó a un detalle deportivo: ella también usó un vestido camisero más al cuerpo que el de su hermana con una tira tricolor en la espalda y zapatillas blancas.
Después de las reformas que costaron alrededor de sesenta millones de dólares, la familia se instaló definitivamente en el Palacio de Huis ten Bosch, en La Haya. Las obras se extendieron durante cuatro años e implicaron la restauración de la mayoría de las salas y habitaciones de la propiedad.
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