Grandes conceptos que orientan y pequeños detalles que resuelven: te mostramos soluciones lindas y efectivas para armar un cuarto infantil
ILUMINADOS. Cuando son muy chiquitos, es el velador con luz cálida y tenue que queda encendido hasta que se duermen. Una vez que empieza la etapa escolar y van aprendiendo a leer, una buena lámpara junto a la cama facilita el hábito de leer antes de dormir (nada que frustre más una buena intención que la incomodidad). Este modelo con brazo móvil (Fábrica de Luz), además, permite saltearse la mesa de apoyo.
TELÓN DE FONDO. Un muro empapelado, entelado o pintado le da carácter a un cuarto: ya sea un romántico paisaje oriental en una habitación súper femenina o la grilla de paradas de un tren en un cuarto con onda industrial, el resultado es de alto impacto. Si elegimos empapelar la pared sobre la que se apoya la cama, podemos prescindir de la cabecera y usar tonos neutros para el acolchado. Cuando llegue el momento, basta con sacar o reemplazar el papel para cambiar el estilo por completo.
ESCONDITE OFICIAL. Esta mamá usó un simple dosel, lo colgó en una esquina del cuarto y cubrió el piso con mullidos almohadones. Pero la idea se puede adaptar a cada habitación –una carpa, un juego de mesa y sillas, cuatro colchonetas– para darle forma a esa ‘casita adentro de la casa’ donde esconderse, jugar, leer o dormir la siesta.
ABRAZAR EL ARTE. Dibujar las paredes encabeza la lista de travesuras más populares, de ahí que incluir un gran pizarrón sea tan habitual en los cuartos infantiles. Podemos comprar uno y colgarlo o, directamente, pintarlo: es económico, divertidísimo y concentra en un solo punto el irrefrenable impulso de los retoños por intervenir cada blanco disponible.
CONSTRUCCIÓN BLANDA. Estos grandes almohadones de gomaespuma forrados (con funda lavable, claro está) se pueden agrupar a gusto para armar una cama y ver una peli, pero también funcionan como gigantescos bloques blandos para construir casitas. Cuando no se usan más, se apilan y se guardan en la esquina: funcionalidad a pleno.
TODOS CONTENTOS. Así como cuando equipamos el cuarto del recién nacido llevamos un sillón cómodo para que la mamá pueda amamantar, cuando los chicos crecen un poco, deberíamos conservar la costumbre de tener un buen asiento ‘de adultos’ desde donde poder leer un cuento a la noche, acompañar o charlar sin romperse la espalda en el intento.
ENTELAR. Una cabecera entelada contribuye con textura y calidez. Para los chiquitos, una chichonera en tono neutro llama a la calma. Más "de grande", la propuesta a rayas combinada con almohadones estampados rebalsa de alegría. Además de bella y confortable, evita que la zambullida en la cama termine con un chichón en la frente.
AMURAR. Una estantería puede cambiar totalmente de estilo si se le agrega un fondo colorido (amurarla ya entra en el terreno de la seguridad y es mejor tenerlo cubierto: siempre se cuelgan del primer estante). En este caso, los dueños de casa usaron un mueble blanco sin fondo y le colocaron una placa fina de MDF pintado a rayas atrás: el día de mañana, el motivo puede cambiar –o desaparecer– en un tris.
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