Hace 10 años, entre el 4 de octubre y el 19 de diciembre de 2012, el buque escuela argentino estuvo detenido en el puerto de Tema por un reclamo de los denominados “fondos buitre”
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El 22 de diciembre de 2001, el día que asumió como presidente de la Nación, Adolfo Rodríguez Saá anunció el default. “Vamos a tomar el toro por las astas. Vamos a hablar de la deuda externa. En primer lugar anuncio que el Estado argentino suspenderá el pago de la deuda externa”, dijo. Y no pudo seguir hablando. Poco más de la mitad de la Cámara de Diputados, explotada de gente, lo aplaudió de pie. Fue la única ovación que recibió “el Adolfo” en sus 10 días al frente del Poder Ejecutivo.
Ningún economista que se precie puede decir que fue sorprendido por las consecuencias del default. Uno de los efectos que más repercusión tuvo en los medios de comunicación fue la irrupción en la economía y en la política argentina de los llamados “Fondos Buitre”. ¿Qué son exactamente? Se trata de Fondos de Inversión que compran en el mercado títulos de Estados que consideran al borde de la quiebra, a un porcentaje muy inferior al de su valor nominal, y luego litigan para cobrar el 100 por ciento del valor. No tienen particular encono con la Argentina: hacen lo mismo en todo el mundo. Una de las formas que utilizan para presionar y lograr el pago de las deudas es trabar embargo sobre las propiedades que tiene el Estado deudor fuera de sus fronteras, donde no pueda ejercer soberanía.
La lista de los bienes argentinos que fueron embargados tras la crisis de 2001 es impactante. Algunos inmuebles tienen una particular relevancia. La residencia del embajador en Washington y otras 11 propiedades argentinas en los Estados Unidos fueron confiscadas. También la casa-museo donde pasó sus últimos años San Martín, en Boulogne Sur Mer, al norte de Francia. El reclamo del fondo NML, dirigido por Paul Singer, que representó la cara de los buitres en el país, llegó hasta el espacio: un tribunal de California trabó embargo sobre el satélite Acquarius SAC-D, creado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.
Por temor a que el avión presidencial Tango 01 fuese retenido en suelo extranjero (y para evitar un papelón internacional), Néstor Kirchner y Cristina Fernández fletaron aviones privados para realizar algunos de sus vuelos al exterior.
LA FRAGATA, RUMBO A GHANA
Es complejo comprender cómo, en ese contexto, mientras se evitaba que el Tango 01 saliese del país por temor a que fuese confiscado, el sábado 2 de junio de 2012 la Fragata Libertad inició su clásico recorrido anual por el mundo. Vale aclarar, aquí, que había hecho el mismo viaje los años anteriores sin problemas. Se trata de una travesía en la que los alumnos recién egresados de la Escuela Naval tienen su bautismo en aguas internacionales. Allí se transforman en marinos. Aquel fue el viaje de instrucción número 43 desde la botadura del navío. Ese año fueron a bordo 289 personas, incluyendo guardiamarinas, oficiales, suboficiales e invitados. Como es costumbre, los navegantes fueron despedidos desde el borde del muelle por sus familiares en una fría mañana porteña. Se preveía que regresaran a Buenos Aires el 8 de diciembre.
La fragata zarpó y tomó rumbo Norte. Navegó pegada a Uruguay y Brasil. Luego abotonó la costa sudamericana, con escalas en San Salvador de Bahía, Paramaribo, Georgetown y La Guaira, en Venezuela. Desde esa ciudad inició el cruce del océano Atlántico. Descansó en Isla de Madeira, en Lisboa, y en Cádiz. Luego surcó hasta Casablanca, en Marruecos, y volvió a territorio español con su visita a las Islas Canarias. Hasta ahí, sin problemas.
Después continuó camino hacia el Golfo de Guinea, “un desafío”, según describió Carlos Allievi, el segundo comandante por entonces. “Es un lugar por donde la Fragata Libertad habitualmente no navega”, precisó el marino en el día previo a la partida. Pero la A.R.A Libertad siempre estuvo acostumbrada a transitar rutas desconocidas. La esperaban en Senegal, Ghana, Angola, Namibia y Sudáfrica, recorrido Norte a Sur, también bien pegado a las costas, para luego volver a casa.
“FRAGATA RETENIDA”
Todo salió impecable en los primeros 10 puertos. Los argentinos pudieron ingresar en cada una de las estaciones previstas. Accedieron a la dársena de Dakar, en Senegal, de acuerdo a lo planificado. El 1 de octubre llegaron al puerto de Tema, en Ghana. Planeaban quedarse allí hasta el 4 de octubre, pero los sorprendió un inconveniente: la Corte Suprema de ese país determinó que le embarcación argentina sería embargada como garantía a raíz de una deuda que el Estado argentino mantenía con un fondo buitre. Comenzaba una odisea de varias semanas.
“Fragata retenida”, escribió LA NACIÓN en su edición del día siguiente. Al principio se pensaba que todo se destrabaría en cuestión de horas. Pero los acreedores del fondo NML Capital profundizaron el entramado legal presentando un reclamo en la Justicia ghanesa. Todo se volvió aun más confuso. Los marinos se preguntaban “¿Qué tiene que ver la Fragata?”. Los buques de guerra tienen inmunidad, según el artículo 32 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. No podían -y no pueden- ser capturados de esa manera.
“SI PAGAN MAÑANA, EL BUQUE SE PODRÁ IR”
El gobierno argentino presentó una demanda para obtener “la inmediata liberación del navío”, pero no prosperó. Se fijó una audiencia en la corte de Accra, capital de Ghana, para el martes 9, donde uno de los abogados del fondo NML Capital advirtió: “Si pagan mañana, el buque se podrá ir”. Pero la Argentina decidió seguir peleando con recursos diplomáticos y legales.
El 12 de octubre la Argentina obtuvo su primer traspié en los tribunales ghaneses: el juez Richard Adjei Frimpong, a cargo de la causa y del reclamo presentado por NML, falló en contra de la posición argentina. La crisis se profundizaba y la fragata sería retenida en Tema “por tiempo indeterminado”.
“La Argentina no cederá su soberanía ante los fondos buitre”, decía la presidenta Cristina Fernández desde Buenos Aires. Como la argentina no tenía representación diplomática en Ghana, envió una misión de funcionarios. Viajaron el vicecanciller Eduardo Zuain y el vice ministro de defensa Alfredo Forti. En menos de 15 días tuvieron más de 30 encuentros con autoridades locales. También se trasladó la embajadora argentina en Nigeria, Susana Pataro. Pero todos sus intentos fueron en vano.
Los abogados de NML Capital fijaron el valor del “rescate”: pedían una transferencia de 20 millones de dólares para liberar la embarcación. En su reclamo destacaban su propia generosidad ya que, insistían, la Argentina aun debía 300 millones de dólares a los clientes del fondo. Mientras tanto, el gobierno argumentaba que la Libertad tenía la inmunidad de un buque de guerra y que el embargo violaba normas internacionales. La justicia ghanesa omitió esos razonamientos. En medio de tanta confusión, trascendió la noticia de una posible subasta del navío: “No está claro si esa decisión le compete a la justicia de Ghana. Tampoco se sabe el valor monetario de la fragata”, escribió LA NACIÓN el 12 de octubre de 2012.
LA EVACUACIÓN
Los marinos se repartían los días haciendo ejercicios. Era importante que los guardiamarinas no perdiesen días de aprendizaje. También se seguían practicando actividades académicas a bordo. Además, jugaban picaditos de fútbol cerca del muelle.
Fernando Morales, vicepresidente de la Liga Naval Argentina en ese tiempo, le confió a LA NACIÓN en una nota del periodista Mariano De Vedia que el buque “la tripulación puede bajar y moverse libremente”. Luego reparó en que, de extenderse demasiado el problema, “podría pensarse en repatriar a los cadetes, pero eso sería una decisión de la cancillería y del Ministerio de Defensa”.
Fue lo que sucedió: el 20 de octubre, el canciller Héctor Timerman anunció, por medio de un comunicado que leyó desde la Casa Rosada, que la fragata sería evacuada “dejando a bordo únicamente al capitán y a una dotación mínima para atender el buque”. El ex ministro añadió que se enviaría una misión especial a la ONU para denunciar violaciones a los derechos humanos contra los tripulantes. Y aprovechó para cargar fuerte contra el país africano.
La decisión de evacuar no cayó bien en la tripulación. No cayó bien entre los tripulantes una declaración que Cristina Fernández hizo el 23 de octubre: “Mientras yo sea presidenta, [los fondos buitre] se podrán quedar con la fragata pero no con la libertad, la soberanía y la dignidad de este país”, dijo desde el Museo del Bicentenario. “Nos dolió bastante. Nosotros estamos acá para defender nuestra soberanía, y lo que dijo quiere decir que no le importa lo que es nuestro”, le decía en Ghana a Elisabetta Piqué, enviada especial de LA NACIÓN, un joven marinero.
Los 281 evacuados viajaron en un vuelo chárter de Air France que aterrizó en Ezeiza en la madrugada del 25 de octubre. Esa misma tarde, sus familiares protestaron frente a la Cancillería. Hubo también reclamos para Mariano Recalde, entonces presidente de Aerolíneas Argentinas, ya que los navegantes no fueron rescatados por la aerolínea de bandera. Recalde respondió que no se envió a Ghana un avión de esa compañía por “falta de disponibilidad”, pero la realidad es que nadie podía garantizarle que la aeronave no sería embargada apenas tocase suelo ghanés...
DEFENDER LA FRAGATA CON ARMAS
La permanencia de la Fragata Libertad en Ghana comenzó a generar nuevos conflictos, impensados. Por un lado, las autoridades de Tema fijaron el valor del “parking” en 50 mil dólares diarios. ¿Quién iba a pagar semejante ticket? Además, decían que la detención indefinida del buque escuela impedía el ingreso de barcos comerciales. Jacob Adorkor, director del puerto, estimó que el perjuicio provocado era de 7,6 millones de dólares.
La Justicia de Ghana ordenó mover la fragata hacia otro muelle, pero la Argentina consiguió demorar la orden con una rápida apelación. Indignados, los funcionarios del puerto de Tema intentaron entrar al buque argentino por la fuerza.
La reducida dotación de la fragata, de 44 personas, impidió el abordaje apuntando sus armas contra los ghaneses. El Ministerio de Defensa confirmó esos hechos. Fue el momento de mayor tensión de esta delirante historia. Los empleados del puerto, muy obstinados, emplearon distintos recursos para obligar a la fragata a moverse. A mediados de noviembre amenazaron con cortarle el agua y la electricidad. Pero no tuvo mayor impacto en la tripulación, que contaba con vastas provisiones de agua y de comestibles.
“LIBERACIÓN INMEDIATA, SIN CONDICIONES”
El 12 de noviembre Argentina definió la estrategia que cambiaría el curso de esta historia: le advirtió al gobierno de Ghana de que si no liberaba al buque para el día siguiente recurriría al Tribunal del Mar. La máxima autoridad en asuntos marítimos, que depende de la Organización de las Naciones Unidas, recibió el caso. Recién un mes después, en Hamburgo, falló a favor de la Argentina: “Ghana deberá liberar inmediata e incondicionalmente a la fragata ARA Libertad, y garantizar que el buque, su comandante y tripulación estén en condiciones de abandonar el puerto de Tema y los espacios marítimos bajo la jurisdicción de Ghana, y la fragata ARA Libertad deberá ser reabastecida para tal fin”, decía el texto.
La Armada envió 98 tripulantes a Ghana para que se sumaran a los 44 que ya estaban ahí y emprendiesen, todos juntos, el regreso hacia Buenos Aires. El buque dejó el puerto de Tema el 19 de diciembre. No tuvo una gran despedida. Amarró en Mar del Plata el jueves 10 de enero. Acá es importante una aclaración: en realidad, la Fragata Libertad podría haber llegado un día antes, el miércoles 9, pero desde el gobierno nacional le ordenaron a su capitán que permaneciese fondeada a pocos kilómetros de la ciudad costera por veinticuatro horas para que su llegada coincidiese con el festejo que se había preparado, que estaría copado por distintas agrupaciones políticas.
El incidente, que en total duró 77 días, dejó secuelas: en 2013 no hubo viaje de instrucción. Luego, en sus siguientes travesías, el buque escuela solo recorrió destinos sudamericanos. Al día de hoy, todavía no volvió a tomar puerto en un país africano. Aunque seguramente lo hará. Al fin y al cabo, la Fragata es un buque soberano y libre. Los hechos que hoy cumplen 10 años nunca deberían haber sucedido.
LA INTERVENCIÓN DE DON JULIO
Ernesto Cherquis Bialo lo cuenta como verdad. Sabe que nadie lo va a contradecir. ¿Para qué? Fue vocero de Julio Humberto Grondona desde 2009 hasta su muerte, en julio de 2014. Habla de una intervención directa del presidente de AFA y vicepresidente de FIFA a favor de la liberación de la Fragata Libertad. Es un gran narrador, fue director de mil medios de comunicación, y sabe cómo conquistar la atención de su interlocutor. El video -está en youtube- relata el episodio con tono solemne.
Dice que luego de una visita a Casa Rosada, una de tantas, Don Julio volvió a su casa con una idea fija en la cabeza. Llamó a FIFA en Ginebra, pidió hablar con un tal Marc y le preguntó por una denuncia contra Ghana. La Fragata llevaba varios días retenida en el puerto de Tema. Marc le respondió que sí, que existía una denuncia de Cabo Verde contra Ghana por adulteración documental del seleccionado juvenil, pero que aun no le habían dado trámite. “Mandame una copia”, ordenó Don Julio. Cherquis Bialo imita la voz del expresidente de AFA con alta fidelidad.
Continúa: “A partir de ese momento, comenzó a buscar el teléfono del presidente de la Federación de Fútbol de Ghana, Kwesi Nyantakyi, que es también miembro auxiliar de la Suprema Corte de Justicia de Ghana. Lo llamó, le dijo: ‘Escuchame una cosa, Kwesi, tengo la fragata Libertad con 300 tripulantes hace 70 días, que se están muriendo de hambre y de agobio... Y vos tenés una denuncia contra la Federación de Fútbol de Ghana por la que yo te puedo desafiliar. Hablá con los muchachos de la Suprema Corte y largame la fragata porque no jugás más’. Acto seguido, preguntó en FIFA con quien jugaba Ghana los próximos partidos de eliminatorias y designó personalmente los árbitros. El tal Kwesi le dijo ‘Nos vemos en el mundial de futsal a disputarse en Bangkok, en diciembre’. Grondona no fue a Bangkok, pero le habló a Ángel María Villar, de la Federación Española, que estaba a cargo de legales de la FIFA, y le dejó un encargo: ‘Díganle a este muchacho que si no larga la Fragata, Ghana no participa más en ningún lado, ¿eh?’. El presidente de la Federación de Ghana tenía una gran predisposición, siempre decía ‘Ya estamos’, ‘ya estamos’, ‘ya estamos’... Hasta que un día respondió: ‘Julio, conseguí liberar la fragata hablando con el grupo inversor MML’. A partir de lo cual, la Fragata puso proa al puerto de Mar del Plata. Ya estábamos en enero de 2013.
El día que la fragata debía arribar al puerto de Mar del Plata, estaba todo el gabinete, presidido por Cristina Fernández de Kirchner, esperándola. Esa mañana un avión privado llevó a Grondona a inaugurar una nueva sede de la liga salteña de fútbol. A las 3 de la tarde, regresó al aeropuerto de Mar del Plata, donde pasaba sus vacaciones. La gente estaba en la calle, jubilosa. ¡Llegaba la fragata Libertad después de 77 días de cautiverio! Alejandro, el chofer de Grondona, le dice: ‘Don Julio, ¿vamos al puerto a ver la llegada de la Fragata? Usted está invitado’. Pero Grondona dijo ‘No, lo voy a ver desde el balcón de casa, con mi banderita, como todos’. Y eso hizo. Poco después, desde FIFA le preguntaron ‘¿Qué hacemos con Ghana? Y Grondona dijo: ‘No es mi problema, nunca tuve ningún inconveniente, que juegue lo que tenga que jugar’. Mientras tanto la fragata ya estaba arribada en el puerto”.
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