60 años de la píldora: del control de natalidad al placer sexual
Planificación familiar
El 9 de mayo de 1960, en el Día de la Madre en Estados Unidos el Organismo Regulador norteamericano (FDA) comunicó la intención de autorizar la píldora anticonceptiva. En agosto de ese mismo año se autorizó su comercialización. A solo cinco años de su lanzamiento, en Estados Unidos, más de 6,5 millones de mujeres hicieron uso del anticonceptivo. La mayoría de las que accedieron a este método eran mujeres casadas que ya tenían hijos y no querían volver a embarazarse. Los lemas publicitarios que se leían por aquellos años hacían foco en la función reproductora de la mujer, tal como destacaron Georges Duby y Michelle Perrot en la monumental obra Historia de las mujeres: 'Un hijo, si quiero y cuando quiera'; 'Dueñas de nuestros vientres'.
Matar el esperma
Ya en el siglo IV a.C. Aristóteles hablaba de "recetas para matar el esperma", tal como destaca Ana Martos en su libro Breve historia del condón y de los métodos anticonceptivos. Algunas de las recomendaciones del filósofo consistían en "untar la zona del útero con aceites de cedro o de oliva, mezclado con incienso o con ungüento de plomo". A lo largo de la historia se buscó evitar embarazos de las maneras más disímiles. "Según el antiguo mito griego, Perséfone, la diosa de la primavera, al ser raptada por el dios de la muerte, se negó a comer nada excepto semillas de granada. Hoy en día, los historiadores explican el porqué de su determinación: la granada fue uno de los primeros anticonceptivos orales", analizó John M. Riddle en el libro Las hierbas de Eva. Una historia de anticoncepción y aborto en Occidente.
Margaret Sanger
En 1916, esta enfermera y activista (foto)abrió el primer centro de planificación familiar de EE.UU. Durante las décadas de 1940 y 1950, ella hizo un estricto seguimiento de los estudios sobre anticonceptivos, apoyaba el control de natalidad y la eugenesia. En 1951, consiguió la financiación para que Gregory Pincus (ver nota) investigara sobre la píldora. Fallecida en 1966, ella volvió a cobrar protagonismo tras el anuncio de Planned Parenthood de retirar su nombre de uno de sus edificios en Nueva York, por sus conexiones con la eugenesia y su legado racista. "La retirada del nombre es un paso necesario y con retraso para reflexionar sobre nuestro legado y reconocer las contribuciones de Planned Parenthood a daños reproductivos históricos a comunidades de color", dijo Karen Seltzer, responsable de la organización en el área de Nueva York.
Solteras empoderadas
Para mediados de los 70, la píldora se convirtió en la forma más popular de control reproductivo entre las jóvenes de EE.UU. Según el informe del economista británico Tim Harford, en la serie de la BBC 50 cosas que hicieron la economía moderna, "la pequeña pastilla provocó la revolución económica más significativa del siglo XX". Al poder elegir en qué momento tener hijos, las mujeres vieron la posibilidad de enfocarse en carreras profesionales e ingresar en el mercado laboral. Harford destaca, a su vez, el estudio estadístico hecho por los economistas de la Universidad de Harvard Claudia Goldin y Lawrence Katz, que indicaron que la píldora jugó un rol importante en las jóvenes: la tasa de matriculaciones en cursos profesionales se disparó y las ofertas del mercado laboral para las mujeres fueron en ascenso.
Revolución
Está claro que la venta de la pastilla dio inicio una revolución social en las transformaciones de los modelos familiares y en las pautas de sexualidad. En este sentido, los ultraconservadores advirtieron que la píldora quebrantaría la institución del matrimonio y aumentaría la promiscuidad. Entre las feministas se generó un caluroso debate, el mismo que hoy permite un análisis que busca romper con el mito de la revolución sexual femenina (ver nota). Ya entonces, algunas voces señalaban a la píldora como un arma para controlar los cuerpos de las mujeres y consideraban que la revolución sexual era solo para las blancas de clase media y cuestionaban los testeos de la medicación en las poblaciones pobres de Puerto Rico. Otras, en cambio, vieron en la píldora un símbolo de liberación, un verdadero cambio en la percepción sobre la sexualidad.
Cuestión de época
En 1963, Betty Friedan, una ama de casa que había abandonado un futuro prometedor como psicóloga al casarse, publicó La mística de la feminidad, donde aseveraba que tener esposo e hijos no era todo a lo que las mujeres debían aspirar. El libro expuso el malestar de miles, respecto de los roles que la sociedad imponía. "¿Estoy diciendo que las mujeres deben ser liberadas del sexo? No. Estoy diciendo que el sexo debe ser liberado para convertirse en un diálogo humano; el sexo solo dejará de ser un chiste verde y una obsesión en esta sociedad cuando las mujeres se conviertan en personas con capacidad para tomar sus decisiones, con la libertad para practicar una creatividad que vaya más allá de la maternidad, una plena creatividad humana", proclamó la devenida activista feminista en la apertura de la Conferencia Nacional de Mujeres de 1969.
Placer sexual
La píldora abrió otro campo de análisis y debate: sexo, placer, procreación. El sexo ya no era sinónimo de embarazo, el ejercicio de la sexualidad se liberaba. La pastilla dio control pleno a la mujer en su intimidad y puedo separar el sexo de la procreación. Que diferentes religiones consideren el placer sexual como un pecado, incluso si se produce en las relaciones con fines reproductivos, lo convirtió en un tema tabú. "Aún hay muchas mujeres que no saben cómo están hechos sus cuerpos, ni siquiera cómo es su sexo", destacó la socióloga y politóloga francesa Janine Mossuz-Lavau. Hoy, una de las banderas del feminismo es la educación sexual, pero, como explica el antropólogo y sexólogo Philippe Brenot, es necesaria correrla del lugar en la que sigue centrada, fecundación, anticoncepción y prevención, y así dar lugar al deseo y al placer.
Métodos
Según la ONU, en 2019 había 1900 millones de mujeres en edad reproductiva (entre 15 y 49 años) en el mundo, de las cuales 1112 millones precisaban planificación familiar. De ellas, 842 millones utilizan métodos anticonceptivos y 270 millones tienen necesidades desatendidas en materia de anticoncepción. El uso de anticonceptivos fomenta el derecho de las personas a decidir el número de hijos que desean tener y el intervalo entre los embarazos. Los métodos más usados son la esterilización femenina, con un 24% (el bloqueo o ligadura de las trompas de falopio), el condón externo (21%), el DIU (17%) y la píldora (16%). Cabe destacar que los preservativos son el único método anticonceptivo que puede evitar tanto el embarazo como el contagio de infecciones de transmisión sexual, incluida la causada por el VIH.