6 preguntas que siempre quisiste hacerle a tu psicólogo
En Argentina, ir a terapia es casi tan común como comer un asado o jugar al fútbol. Los 30 o 45 minutos que dura la sesión son sagrados y esenciales en la semana de muchos. No importa cuántos años de análisis tengas encima, hay algunos temas que cuesta encarar con el psicólogo porque, básicamente, tienen que ver con su persona. Acudimos a tres profesionales para que respondan sobre aquellas cuestiones que nunca nos animamos a preguntar a nuestros propios terapeutas.
1) Si llego tarde a la sesión, mi psicólogo ¿lo analiza?
"Freud decía que todo aquello que se interpone y dificulta la tarea psicoanalítica es una resistencia por lo tanto una llegada tarde puede ser pensada de esta manera. No todas las llegadas tarde son iguales. Evidentemente, si el paciente llega tarde por problemas ajenos a su voluntad como un piquete obviamente no forma parte del análisis. Lo que depende del paciente es analizable. Por ejemplo, si llega tarde porque necesitó comprobar que la puerta de su casa esté cerrada o que no hubiese una canilla abierta son temas para analizar", contesta Harry Campos Cervera, psiquiatra e integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
En línea con este pensamiento, Fernanda Bolli, psicóloga con orientación junguiana, amplía: "Si un paciente llega tarde a la sesión lo primero que hago es preguntarle el motivo para ver si hay algo de fondo. Muchas resistencias se expresan en las llegadas tarde ya sea a la terapia en sí o a diferentes temáticas que uno puede estar trabajando en las sesiones. Sabemos que las resistencias son procesos inconscientes, uno no sabe por qué hace las cosas, el plantear el tema de por qué llega tarde es una invitación a reflexionar sobre qué está pasando en lo profundo".
2) ¿Tengo que hablar en el ascensor o no?
Campos Cervera sostiene que hay que comportarse con la mayor naturalidad posible. "Uno puede ir en silencio o hablar de acuerdo a lo que tenga ganas. El analista puede responder o no", agrega. Bolli señala que la interacción en este espacio va a depender de la personalidad tanto del terapeuta como del paciente.
Para algunas personas, el tiempo de la sesión parece no ser suficiente y aprovechan el viaje en ascensor para continuar compartiendo sus reflexiones con el analista. Laura Jurkowski, psicóloga y especialista en psicoterapias breves, puntualiza sobre este asunto: "Muchas veces sucede que cuando uno está despidiendo al paciente quizás te dice algo en el ascensor que se quedó pensando o menciona algo importante y ahí uno puede darle una pequeña devolución, pero también decirle que ese tema lo podemos retomar en la siguiente sesión. Está bueno, como terapeuta, anotarse y registrar esto para que si el paciente no lo trae en la próxima sesión retomarlo".
3) Si estoy ganando más dinero, ¿le cuento a mi analista o me va a aumentar la sesión?
"Si el paciente está ganando más plata obviamente no le aumento. Cuando una persona empieza una terapia hay un acuerdo entre las dos partes y en ese acuerdo uno dice el rango de lo que cobra para ver si el paciente puede acomodarse en esos valores. Yo hago dos aumentos al año y mis pacientes ya lo saben. El tema del dinero en la terapia es bastante tabú. Después de varias sesiones, el paciente abre su mundo interno, entra en confianza, empieza a sentir una comodidad y en ese vínculo personal creo que tienen que estar dadas las condiciones para poder hablar de todo: dinero, sexualidad, pareja y hasta política", enfatiza Bolli.
Campos Cervera ahonda más sobre esta cuestión: "Es una fantasía muy común en los pacientes ocultar lo que ganan con la idea de que el analista le va a aumentar la sesión. Esto es conveniente analizarlo ya que es un elemento importante para ver la relación del paciente con el dinero".
4) Quiero dejar de ir a terapia, ¿cómo encaro el tema con mi analista?
"El terapeuta tiene que poder crear un vínculo de confianza para que el paciente pueda hablar libremente lo que le pasa. Si siente que, por alguna razón, este es el momento para dejar o no seguir haciendo terapia está buenísimo que pueda plantearlo y el terapeuta tiene que poder escuchar, recibir esto y no interpretarlo como un problema del paciente, sino escuchar porque no quiere ir más. También es interesante que pueda hacer una autocrítica como terapeuta respecto de por qué no se dio cuenta de que el paciente no quiere ir más y poder trabajar con esto también", afirma Jurkowski.
Campos Cervera sostiene que terminar con el tratamiento tiene que ser de común acuerdo con el analista: "Es importante analizar el fin del análisis y poder atravesarlo en un trabajo en conjunto con el analista porque a veces el paciente puede hacer una fuga en la salud ¿Qué quiero decir con esto? Dice que está todo bien, se va y no tiene bien resueltas las cosas. Otra situación muy común es que llega a un momento en terapia donde está por enfrentar una situación difícil y el paciente quiere interrumpir el tratamiento, plantea una resistencia a este proceso".
5) ¿Puedo preguntarle a mi psicólogo sobre su vida privada o va a interferir con mi análisis?
"Uno puede preguntarle lo que quiera al psicólogo. Creo que muchas veces poder responder sobre algunas cosas ayuda al vínculo, que el paciente se sienta más cómodo. Cuando el psicólogo responde es importante tener en cuenta el para qué de la información que uno da. Hay que entender que todo lo que el psicólogo cuente tiene un efecto en el vínculo, en la terapia", puntualiza Jurkowski. Bolli profundiza sobre este tema: "En estas preguntas también vemos las proyecciones que puede tener el paciente sobre el analista y esas proyecciones sirven para ir a buscar cosas dentro de los pacientes. Son diferentes estrategias que se pueden tejer detrás del pedido de información".
Campos Cervera sostiene que es conveniente que el terapeuta maneje cierta neutralidad. "Cuanto más neutra sea la imagen del analista más fácil es que funcione como una pantalla donde el paciente pueda proyectar todas sus fantasías, aspectos", detalla.
6) Los psicólogos, ¿depositan asuntos personales en sus pacientes?
"En el vínculo terapéutico hay algo que se llama transferencia y contratransferencia y ahí están todos los aspectos que tienen que ver con la vinculación de estas dos personas tanto de las proyecciones del paciente hacia el terapeuta como las proyecciones que también puede hacer el analista con el paciente. En esto siempre tiene que trabajar mucho el psicólogo. Tiene que estar atento a no estar proyectando cuestiones personales en el paciente ya que de esa manera entorpece el proceso del sujeto en cuestión", dice Bolli.
Campos Cervera concuerda y aclara que no todos los pacientes producen los mismos afectos y despiertan las mismas situaciones en el analista. "La única resistencia que hay en análisis es, en última instancia, la resistencia del analista. O sea que el analista tiene que ser una persona que tenga un proceso terapéutico y tiene que tener resueltos muchos aspectos de sí mismo en su propio análisis y en el análisis de la supervisión", subraya.
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