En julio de 1974 salió la revista que fue creada por el controversial empresario Larry Flynt y que despertó escándalos y juicios por su contenido pornográfico, considerado por muchos como “obsceno y degradante”
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En el mes de julio de 1974, hace 50 años, salía a la venta el primer ejemplar de la revista Hustler. Una joven rubia en la portada sonreía frente a un espejo completamente desnuda. Con esto quedaba claro que se trataba de una publicación “para adultos”. No era la primera en el mercado. Ya entonces eran populares Playboy (publicada desde 1953) y Penthouse (fundada en 1965). Pero, a diferencia de estas revistas, que exhibían producciones pretendidamente “cuidadas” y “elegantes”, las páginas de Hustler se convertirían en un muestrario de sexualidad explícita, un revulsivo para buena parte de la sociedad que no estaba preparada para enfrentarse a la más pura y dura pornografía.
Y tan inconveniente y controversial como Hustler fue el fundador y alma mater de esa publicación: Larry Flynt, un empresario desbocado, procaz y excéntrico que, por su defensa acérrima del material de su revista fue considerado por muchos un paladín por la libertad de expresión, mientras para otros era sencillamente un pornógrafo decadente. De hecho, por lo jugado de las producciones de su revista, Flynt debió ir en reiteradas oportunidades a la Justicia. También fue víctima del fanatismo: en 1978 recibió un balazo que lo dejó en silla de ruedas por el resto de sus días.
El nacimiento de Hustler y una exprimera dama desnuda
Nacido en una granja del este de Kentucky en 1942, Flynt vivía con sus hermanos y su padre, dedicado al cultivo de tabaco, divorciado y alcohólico. A los 17 decidió abandonar el hogar familiar (y la escuela) para alistarse en la marina. Cuando regresó a la vida en tierra firme, eligió como su destino el estado de Ohio, vecino de su Kentucky natal, donde comenzó a ocuparse de negocios en los que las mujeres eran el centro de atracción. Arrancó con shows de bailarinas en hoteles. Poco tiempo después, entre 1968 y 1971, abrió una cadena de clubs nocturnos en el estado de Ohio, que bautizó “Hustler”, donde los caballeros asistían a tomar algún trago y, de paso, observar la danza de chicas que se contoneaban con sensualidad y muy livianas de ropa.
El nombre no fue elegido al azar. Era tan provocador como Flynt. Hay varias aceptaciones posibles para la palabra “hustler”. Entre ellas: “estafador, estafadora, prostituto, prostituta, timador”.
Para contar las novedades de sus distintos locales y promocionar a las mujeres que trabajaban allí, Flynt empezó a publicar periódicamente un boletín o folleto. Con el paso del tiempo, ese material se volvió más serio y profesional y así fue como nació la revista Hustler, cuyo primer número salió en julio de 1974 a través de la empresa Larry Flynt Publications. Era un tiempo en el que abundaban este tipo de revistas, por lo que la creación de Flynt estuvo a punto de sucumbir ante la competencia. Pero el empresario de la noche y flamante editor de pornografía no se daba por vencido fácilmente y sacó un as de su manga...
En agosto de 1975, la portada de Hustler anunciaba “en exclusivo” la presencia en sus páginas de Jacqueline Kennedy Onassis desnuda. Flynt había comprado por 18.000 dólares las fotografías que un paparazzo italiano, Settimio Garritano, le sacó a la exprimera dama estadounidense y en ese momento esposa del magnate griego Aristóteles Onassis, en la isla de Skorpios en 1971. La revista con ese material explosivo voló de los kioscos de todo Estados Unidos y le dio a la publicación el enorme empujón económico que la alejaría para siempre de sus problemas financieros y convertiría a Flynt en multimillonario.
“He hecho, la inversión más inteligente de mi vida fue comprar esos desnudos. Lo demás es historia. Si el fotógrafo me hubiese pedido un millón de dólares, se los hubiera pagado”, escribió el propio empresario en su autobiografía llamada Sexo, mentiras y política.
El primer juicio por Hustler: Larry Flynt condenado a 25 años
Para entonces, uno de los eslóganes más desafiantes de la revista jugaba con las palabras y decía que cualquiera “puede ser un Playboy” o “tener un Penthouse”, pero que se necesitaba “ser un verdadero hombre” para “ser un Hustler”. Es que las imágenes sexuales explícitas que ilustraban las páginas de la publicación de Flynt dejaban a sus competidoras como un boletín para mojigatos.
Pero los contenidos muchísimo más que eróticos que se encontraban al abrir Hustler, las bromas y parodias descarnadas en sus páginas -como Papá Noel en paños menores fumando un cigarrillo en la cama con una mujer desnuda o el conejo de pascua crucificado en una portada- y la manera desprejuiciada de moverse de Flynt -mujeriego confeso y con cero culpa de serlo- lo llevarían a tener reiterados problemas con la Justicia. También fue blanco de ataques feministas, que lo acusaron de tratar a las mujeres como objetos. Flynt recogió el guante y replicó con ironía en una tapa de su revista en la que aparecía la ilustración de una chica metida en una picadora de carne y una leyenda que decía: “Ya no colgaremos a las mujeres como trozos de carne”.
En tanto, uno de los judiciales casos más emblemáticos fue el que vivió en Cincinnati, una ciudad de Ohio con una fuerte impronta conservadora y tradicionalista. Allí, moralistas y grupos religiosos consideraban al empresario y su trabajo como “asqueroso y degradante”. En consonancia con esa idea, un fiscal llamado Simon Leiss se propuso encarcelar a Flynt por comercializar pornografía. “En esa revista vi cosas que ni sabía que existían”, dijo el funcionario judicial, que logró llevar a su “enemigo” al banquillo en un tribunal de la ciudad en 1977.
“Soy un comerciante de porno, pero un comerciante serio. Si no te gusta Hustler, no la leas, pero no le digas a otros que no la tienen que leer. Ningún ser humano vivo me va a impedir vender mi revista”, se defendía el titular de la revista, firme en una posición que lo llevó a erigirse, para muchos, en un defensor de la libertad de expresión.
En un juicio en el que tenía prácticamente a todos en contra, el dueño de Hustler fue condenado a 25 años de prisión. Por fortuna para él, pudo pagar una fianza y salir en libertad. Dos años más tarde, esa condena sería anulada por una instancia judicial superior.
El balazo de un fanático que le cambió la vida a Flynt
En 1978, en Georgia, a Flynt lo esperaba nuevamente la justicia que buscaba castigarlo por sus publicaciones obscenas. Pero además, en ese estado sureño, al provocativo editor lo aguardaban la tragedia y el plomo. Mientras salía de una de las instancias de su proceso judicial, el empresario recibió un tiro que lo dejó al borde de la muerte. Joseph Paul Franklin, un supremacista blanco antisemita se atribuyó el atentado y dio también los insanos motivos que lo llevaron a cometerlo: “Me indignó que las fotos de Hustler fueran mixtas. Una blanca con un negro. Me puse enfermo, me dio mucho asco y todavía me da. Creo que los blancos se casan con los blancos, los negros con los negros. Tiré la revista y pensé: ‘Voy a matar a este tipo’”.
Franklin no mató a Flynt, pero estuvo cerca. El creador de Hustler pasó mucho tiempo en el hospital sometido a diversas operaciones y ya nunca más pudo volver a caminar. A partir de la salida de su internación y hasta el final de sus días, la postal típica de este empresario de la pornografía sería la de un hombre de gran porte sentado en una silla de ruedas... bañada en oro.
El ataque que dejó inválido al empresario también le provocó enormes dolores crónicos, que lo desesperaban. Eso lo llevó a convertirse en un adicto a los analgésicos y provocó que su cuarta esposa, Althea Leasure, también comenzara a consumir esos medicamentos y terminara pasando a la heroína. En 1983, esta mujer, que el mismo Flynt aseguraba que había sido el amor de su vida, contrajo HIV y falleció cuatro años después. Para entonces, el matrimonio se había radicado en Bel-Air, California, a la mansión que había pertenecido a Errol Flynn.
La parodia de Hustler que terminó en la justicia
Pero más allá de sus problemas personales, Flynt nunca dejó de provocarle urticaria al sector más conservador de la sociedad a través de sus publicaciones. Un enfrentamiento que tuvo con el popular pastor “tele evangelista” Jerry Falwell le valió otro rimbombante juicio. Fiel a su espíritu irreverente, en 1983, el titular de Hustler publicó una parodia de aviso de aperitivo en el que un falso Falwell contaba cómo había sido su primera vez. Para no redundar en detalles de mal gusto, solo cabe decir que la publicación sugería que el primer encuentro íntimo del religioso había sido con su madre, a quien además en la revista trataban de prostituta.
Luego de que llegara a sus manos esa degradante parodia, el pastor puso el grito en el cielo y una demanda en los tribunales. El juicio contra Flynt fue por difamación y daños y perjuicios que le provocaron una “angustia emocional”. En una primera instancia, el evangelista resultó beneficiado por la justicia. Si bien el proceso determinó que no había difamación, puesto que estaba claro que el material era una parodia, sí se consideró que el denunciante había sufrido angustia emocional, por lo que el director de Hustler debería pagarle la suma de 200.000 dólares.
Sin embargo, el empresario no se quedó tranquilo con esa resolución, apeló y la causa llegó a la Corte Suprema de Justicia, que en 1988 revocó el fallo contra Flynt. Los supremos estadounidenses consideraron que antes que nada tenía que velarse por la protección de la Primera Enmienda (que habla de la libertad de expresión) y que “la angustia” de una figura pública no es un motivo para recibir una indemnización por daños y perjuicios, porque, de ser así, no podría hacerse nunca más una parodia. De acuerdo con The Hollywood Reporter, el caso Hustler Magazine vs. Falwell hasta el día de hoy se enseña en las facultades de Derecho.
Crece el imperio Hustler y Flynt llega al cine
Con el tiempo, lo que comenzó con una publicación para adultos se fue convirtiendo en un imperio que convirtió a Flynt en un magnate de la pornografía. A la revista original le sumó las publicaciones Barely Legal y Beaver Hunt. Además, a finales de los años ‘90, el hombre abrió el estudio Hustler Video, mediante el cuál produjo un sinnúmero de películas con contenido sexual explícito. Para añadir otra fuente de ganancias a su emporio, esta vez no relacionado con contenidos lujuriosos, el empresario abrió en el año 2000 el Hustler Casino, en Gardena, un suburbio de Los Ángeles.
Pero ni la fama ni el dinero lograron apaciguar el espíritu insolente del empresario, que una vez lo llevó a presentarse ante una de las tantas audiencias juciales a las que fue sometido vistiendo un casco de guerra y un pañal con la bandera estadounidense.
Políticamente, el llamado “rey del porno” fue siempre un recurrente enemigo del partido más conservador de su país, el Republicano. Así, él siempre apoyó fuerte a los Demócratas, a tal punto que cuando en 1998 estalló el escándalo del presidente Bill Clinton por haber tenido un affaire sexual con Mónica Lewinsky, Flynt ofreció un millón de dólares de recompensa a quien aportara datos de alguna relación extramatrimonial de algún miembro del gobierno o del congreso. Su punto era probar que los políticos eran hipócritas. Y su ofrecimiento dio resultados: gracias a la información que le llegó, descubrió el adulterio de Bob Livingstone, Republicano, que, admitiendo su adulterio, no pudo más que renunciar a su cargo de presidente de la Cámara de Representantes.
La vida y la obra de Larry Flynt, junto a sus escándalos y disputas judiciales fueron tan fascinantes que en 1997 fue llevada a la pantalla grande. Milos Forman dirigió a Woody Harrelson en el papel de Flynt en la película Larry flynt, el nombre del escándalo, que fue un suceso de público y de taquilla. El filme cuenta con la curiosidad de que actúa en él el propio creador de Hustler, en el papel del juez de Cincinnati que lo condena a prisión por la venta de pornografía.
En febrero de 2021, asediado por problemas cardíacos, Flynt muere en su mansión de Los Ángeles. Tenía 78 años y dejaba tras de sí un imperio que ya no escandalizaba pero seguía siendo un excelente negocio. Se iba, además, orgulloso de su trayectoria. En el documental Larry Flynt, el pornógrafo del pueblo, cuando la periodista le pregunta si se arrepentía de algo en su vida, el fundador de la revista Hustler, publicación que hoy se sigue editando y cumple medio siglo de vida, respondió con una sonrisa triste: “Supongo que de lo único que me arrepiento es de no haber llevado chaleco antibalas aquel día en Georgia”.
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