Jagüel
Hace unos años, los empresarios gastronómicos Nicolás Wolowelski y Juan Martín Migueres bautizaron su espacio de cocina callejera judía con un apellido de la familia: Benaim. Para su siguiente emprendimiento, un brasero marroquí, homenajearon el origen de ese apellido: lo llamaron Tetuán. En este, su tercer proyecto, Jagüel, el vínculo con la herencia no fue voluntario, sino obra de la casualidad. "Nos recordaba un bosque en Uruguay y nos parecía adecuado por la comida rioplatense que íbamos a ofrecer. Pero resultó que había, además, una ligazón familiar", explica Nicolás. Esa relación llega del lado de su abuela, Alegría Benaim Hachuel. "En haquetía, un dialecto del norte de África, el segundo apellido de Alegría se escribe Jagüel. Nosotros no lo sabíamos".
Recomendados: arañita, bife de vacío y entraña, todo asado en parrilla a leña.
Lo supieron al tiempo de remodelar un lugar emblemático de Palermo: el que ocupó Olsen por 15 años, que sigue teniendo el gran jardín como atractivo de este nuevo restaurante. Del estilo escandinavo de Olsen solo quedó el portón, porque levantaron el piso, la laguna y el pasto en desnivel. Entre los pinos, pusieron durmientes, otros verdes y cortezas de árbol. La propuesta es de parrilla, en mesas comunitarias, para compartir. Buen producto, a precio superamable.
"El sistema es simple. Vas a la caja, hacés tu pedido de carne, te dan un bíper, elegís mesa y te llaman cuando los cortes están saliendo de la parrilla", explica el uruguayo Martín Caricot, a cargo de los fuegos bajo las órdenes de Dan Alterman, exjefe de Cocina de 1884, el restaurante mendocino de Francis Mallmann.
Al igual que el pan y la manteca, las bebidas se retiran en el primer mostrador, donde se exhiben las ensaladas elaboradas con productos frescos (dos gustos o cuatro, $150 y $250). Algunas de las entradas salen de la cocina, como las empanadas ($40) y la provoleta con tomates confitados y chimichurri ($140). De los cortes se sugieren la arañita, el bife de vacío y la entraña, los cuales se asan en una parrilla a leña de quebracho blanco y colorado. Vienen con una sabrosa papa aplastada (los cortes, desde $220). De postre, un must son las frutas de estación quemadas, desglasadas con torrontés y acompañadas de crema ($150). Para beber, cervezas y vino.
Gorriti 5870, Palermo/ 4774-6545/ Martes a sábado de 18.30 al cierre, domingo de 12.30 a 17.30/ @jaguel.ba
Lincoln Kitchen & Bar
El bar y restaurante se encuentra a pocas cuadras de Coronel Díaz y Santa Fe. "Una zona de la ciudad que concentra a estudiantes del interior, una vivencia que compartimos con muchos de los vecinos que nos visitan", explica el bartender Ramiro Martín, socio en este negocio junto al cocinero Máximo Derrida (ex de Alvear Art y Palace) y Mateo Echagüe. Eso les dijo, por ejemplo, la nieta del maestro panadero de Lincoln, que entró al restaurante porque le llamó la atención el nombre y resultó que los dueños conocían Moreno, el negocio de su abuelo, de visitarlo en bicicleta a la hora de la merienda.
Recomendados: provoleta de Halloumi y pizza de masa madre con cordero.
Lincoln se encuentra en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, a 360 kilómetros de la capital, en una región de Buenos Aires de producción quesera, algo que se advierte en el menú. "Para la carta pensamos en dos propuestas. Una para el primer sector, donde el servicio es cuidado, los platos vistosos y cada cocción se explica al comensal. Muchos de los productos provienen de Lincoln, como las carnes y los lácteos, y ese tipo de información es la que transmitimos al cliente. En el segundo salón y en el patio tenemos una oferta de bar, con tapeo, hamburguesas, pizzas y algunos platos elaborados", comenta Martín.
¿Qué probar? De las dos cartas, mediodía y noche, la provoleta de Halloumi ($280) –"muy diferente de la provoleta común, menos grasosa"–, la pizza de masa madre con cordero o langostinos y panceta ($380) y la costilla de 12 horas de cocción, mandioca, remolacha y cebolla ($540). De los postres, el flan de dulce de leche ($130), una reversión del vigilante que tiene láminas de membrillo, cremoso de batata y helado de queso cuartirolo ($200).
French 3131, Recoleta/ 15-2885-8737/ Martes a sábado de 11 a 16 y de 19 a 23.30, domingo de 11 a 17/ @restaurante.lincoln
Loreto Garden
La inglesa Johanna Clark vivía sola, y a sus 90, seguía adoptando perros de la calle y alojando gatos en su casa mezcla de art déco y estilo racionalista en Colegiales. Cuando empezó a tener algunos problemas de movilidad, sus vecinos de cuadra, la familia Balaciano, empezaron a asistirla. "Johanna no era de conversar; manteníamos un mínimo intercambio en inglés", recuerda Andrés, el menor de tres hermanos, quien luego de la muerte de Clark, se tomó en serio el hecho de hacerse cargo de la casona para convertirla, en 2009, en una casa de comidas. Así nació este bar restaurante en un living, con dos pequeños patios, uno adelante, otro atrás. Los sábados se suman mesas en la vereda.
Recomendados: fainá con langostinos y tarta casera de brócoli.
"Mis hermanos me insistieron con la idea de un negocio donde pudiera desarrollar lo que había aprendido en las clases de cocina con Alicia Berger. Empecé cocinando lo que me gustaba hacer, como tartas y sopas; luego ampliamos el menú a partir de la demanda de amigos y de una clientela que fuimos consiguiendo en estos nueve años", cuenta Andrés.
"La carta es una selección de platos con pocos cambios durante el año. Tenemos uno del día que se escribe en la pizarra (kepes, filet de merluza, un risotto, una pasta), ensaladas, sándwiches, tartas y una buena opción veggie (arroz yamaní con cebollas caramelizadas, champiñones salteados, calabaza, verdes y palta, $240). Si entra un plato, sale otro. La sopa invernal se reemplaza por una sopa fría; tenemos una fainá a la que en esta época le agregamos langostinos ($190)". Otra sugerencia: la tarta de brócoli de masa casera ($240). Para beber es rica la limonada con arándanos ($90); también hay cervezas (desde $100) y vinos (desde $300).
Virrey Loreto 2912, Colegiales/ 4555-7170/ Lunes a sábado de 10 a 19/ @loretogardenbar
Patio Lindo
En un galpón con patio al que había que ponerle mucha imaginación, la chef pastelera Valeria Erlich proyectó el sueño de dar un paso en el negocio de catering y, a la vez, sostener un local a la calle. "No fue fácil encontrar un lugar con aire libre en Palermo. Desde el principio, trabajamos en embellecer el exterior: lo dividimos en tres sectores con decks, hicimos canteros, plantamos enredaderas y arbolitos, colgamos maceteros y en cada estación agregamos algo más", explica Alan Goldfarb, socio y pareja de Erlich.
En la carta, además de desayunos y meriendas, se ofrecen ensaladas, sándwiches y, más recientemente, platos calientes. "En nuestras propuestas hacemos una fusión de cocinas judía, árabe, nórdica y del estilo que se ven en Nueva York. Comidas clásicas, pero con una vuelta de tuerca. Por ejemplo, el sándwich de pulled pork es una bondiola braseada con salsa barbacoa de naranja y un pan trenzado con nuez; o servimos un ojo de bife con un chimichurri de frambuesa y ajo asado". La degustación de sándwiches vale la pena (son cuatro, $390, y salen con un Aperol Spritz). También se pueden comer carnes, salteados y pastas (desde $330).
Recomendado: brunch de fin de semana con menú de tres pasos.
Los fuertes son la mesa dulce y el brunch que se ofrece los fines de semana y feriados. "Es un menú de tres pasos, con panadería en miniatura, infusión y yogur al inicio; tres platos para elegir (un panqueque de ricota, arepas con pollo o papas hash brown, huevos y salmón), una bebida sin alcohol y acompañamientos también a elección: ensalada de papa, buñuelos de acelga y batatas dauphine. Para cerrar, un clásico de la casa, las minitortas brique ($480).
Como desde la calle no se adivina el espacio exterior, conviene asomarse a este jardín secreto y disfrutar de una propuesta gastronómica acorde con el ambiente.
Gorriti 6046, Palermo/ 3004-6046/ Martes a viernes de 8 a 20, sábado de 9 a 20 y domingo de 9 a 19/ @pldelicafe
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