Si ya te cansó el local aburrido cerca de tu casa y estás buscando renovar tu cabeza, aquí tenés una guía posible. Después del exitoso y fundacional Salón Berlín, te presentamos a sus continuadores.
Por Fermín Huisman
Todo momento tiene un peinado que le pertenece, pero no todos los peinados salen del mismo salón. Con un estilo que trata de encontrarse entre el rockabilly, la nostalgia por los años de la prohibición y la posguerra, el público masculino busca sus cortes. Sienes rasuradas y jopos dedicados y barbas robustas, o unos buenos bigotes manubrio. ¿De dónde salen? Cuatro barberías y peluquerías de autor que le hacen frente a los nuevos formatos de un tiempo retro.
Chopper Cuts
Uriarte 1306
Chopper Cuts es, sobre todo, una gran barbería tradicional. Su propuesta se basa en recuperar el aire de las clásicas peluquerías de barrio. Ofrecen afeitadas con toallas calientes, navajas y viejos peinados nuevos. ¿Qué define, en verdad, a una peluquería tradicional? Chopper, el barbero que comanda este espacio, explica que tratan “de conservar la esencia del servicio antiguo con una propuesta diferente a la barbería moderna, muy de moda en la actualidad, en la que te reciben diez barberos. Lo nuestro es la intimidad”. En Chopper, con el corte de pelo o afeitada, cada cliente tiene derecho a una cerveza gratis –o a un shot de Jameson–y la obligación de pasarla bien en un ambiente pensado para eso. “Es un salón para hombres, lo contrario a la peluquería unisex”. Los afeitados son a navaja, arreglan la barba y hacen cortes de pelo clásicos mientras suena buena música. Ante la pregunta de qué prefieren los que van a su local, el barbero es claro: “Acá la mayoría de los clientes se entrega con total confianza. Ya me conocen”, dice Chopper. Vinicius y Emiliano, sus secuaces, sonríen
The Barber Job
Av. Pedro Goyena 1798
El formato novedoso y juguetón de esta peluquería prendió. Corte de pelo con un arcade y un flipper, en un contexto que maneja el imaginario más glamoroso del gángster. Además, deliciosas bebidas. La marca tiene tres sucursales en la ciudad y otra más en Lomas de Zamora. Nada más entrar, se puede pensar que tal vez The Barber Job sea la reversión comercial de barberías como Chopper, aunque por comercial no son menos efectivas. Inauguradas en el año 2015, se presentan como un club de caballeros que evoca la antigua tradición de las típicas barberías inglesas. Además de corte, se ofrecen diferentes servicios como cuidado de barba y bigotes y un trago para amenizar todo el proceso. Hay servicios de lavado y aseo que se llaman Tony Montana o Masterpiece Don Corleone, lo que le imprime al proceso ese aire de los años de la prohibición que se pusieron de moda en algunas barras porteñas. “Nuestra visión –explican– es crear una atmósfera de club de amigos, donde el cliente pueda de manera distendida elegir cualquiera de los servicios ofrecidos”.
Josha
Uriarte 1422
En un espacio distendido, relajado y con buena onda, uno puede ir directo al local o arreglar una cita por Facebook. Shorsh, el peluquero estrella, transitó un largo recorrido hasta que abrió el local: desarrolló el Salón Veracruz –otro espacio en el mismo barrio– hasta 2014, cuando decidió viajar por la India y Nepal. “De esa experiencia volví cambiado”, dice. Tanta introspección lo llevó a abrir un local en formato hidden, en su propio departamento, hasta que finalmente abrió Josha. “Acá encontré un estilo que va bastante bien con la exigencia del público de Buenos Aires en general. La mayoría de la clientela, al llegar a la peluquería, termina diciendo ‘haceme lo que quieras’”. En Josha se diferencian siendo simples, y lo logran. “No nos gustan los locales abarrotadas de peluqueros y asistentes que te quieren vender todo. Tampoco hacer esperar mil horas a la persona para ser atendida, ni que el cliente tenga que volver cada 15 días para esos retoquecitos de corte o color innecesarios”, dice
Bacán
Olleros 2292
Bacán es otra de las peluquerías que se colgaron de esta barbada ola y abrió su primer local a finales de 2015. En la actualidad ya son tres los salones que se encargan de atusar bigotes y mantener a raya los jopos. Charles Raúl, el dueño, fue acumulando un gran conocimiento desde su lugar en el barrio de Belgrano: según él, las barberías sí se pusieron de moda, y sus motivos son que “el hombre necesitaba tener un lugar donde sentirse cómodo, atendido y escuchado” y eso fue lo que hizo con sus locales. La infraestructura, la organización y el personal idóneo para cada necesidad son parte de sus virtudes. Hoy tiene doce peluqueros y barberos con un espacio estable. Charles Raúl prefiere el peinado de inspiración marcial, y dice: “El corte que mas sale es el de degradé en los costados con cero y jopo arriba. El 60% de los clientes se arreglan la barba”. ¿Una de sus barberías de referencia? “Berlin”, dice refiriéndose a la marca que instaló el mito y es responsable de expandir este viejo-nuevo rubro en la Ciudad.
LA NACION