En 1994, cuando comenzó a funcionar, el zoológico tenía tan solo una pareja de tigres y una de leones; “Se fueron reproduciendo en los últimos 28 años”, dice Semino, que acepta que están en su capacidad límite
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Los rugidos resuenan en las 15 hectáreas del zoológico de Luján. “Son los leones”, dice Jorge Semino, su dueño, mientras recorre el predio, clausurado desde hace casi dos años. Es un coro imponente, único. Y es que no existe en el país otra colección de 57 leones.
La cantidad de grandes felinos -el zoológico tiene además 50 tigres- es una de las razones por las que la Brigada de Control Ambiental (BCA) del Ministerio de Ambiente decidió inhabilitar el zoológico en septiembre de 2020. Según fuentes oficiales, en esa ocasión la cartera nacional constató inconsistencias entre el plantel de animales relevado y el declarado por los administradores del lugar.
Como una de las condiciones obligatorias para levantar la clausura, el Ministerio le exigió al zoológico la separación en jaulas diferenciales de los machos y las hembras para evitar nuevos nacimientos en cautiverio. Semino asegura que a partir de entonces las divisiones correspondientes se hicieron y no hubo más procreaciones entre felinos. Sin embargo, desde la BCA aseguran que en noviembre de 2021, durante una nueva inspección, comprobaron que esto no era así.
“No solo tienen muchísimos tigres y leones, también tienen ligres”, dice, en un tono reprobatorio, Sergio Federovisky, secretario de Control y Monitoreo Ambiental del Ministerio de Ambiente. Un ligre es un animal híbrido, mezcla de león y tigresa. Esta cruza no se da en la naturaleza, debido a que las dos especies casi no coinciden geográficamente -salvo en una región de la India- y tampoco comparten hábitos -los tigres son nocturnos y los leones, diurnos-. El ejemplar del zoológico de Luján nació hace unos siete años. Se llama Mily y actualmente tiene su propia jaula con un cartel indicativo para visitantes, al lado de la jaula de los tigres.
“A lo largo de la historia, esta especie fue incentivada por circos y por algunos pocos zoológicos, debido al atractivo estético de sus ejemplares”, dice Luis Mazzola, médico veterinario dedicado a animales silvestres. Además de tener características de ambos progenitores -por ejemplo, rayas y melena a la vez-, estos animales se caracterizan por sus grandes dimensiones. “Es el felino más grande que existe, incluso más grande que los tigres y leones”, afirma Mazzolo. Según el especialista, sus tamaño se debe a que el gen inhibidor del crecimiento se transmite por vía materna en los leones y paterna en los tigres, por lo que el ligre no hereda ningún gen de este tipo. “Es un animal generalmente infértil que desarrolla mucho peso. De grande suele tener problemas en la columna por su excesivo desarrollo corporal”, suma Mazzola.
Según Semino, la cruza de los padres de Mily no fue intencional: “Hace años nació un león que era única cría, cuya madre se había quedado sin leche. Entonces lo pusimos con los tigres para que se alimentara. Después, cuando se armó el grupo de felinos, él ya estaba grande y se quedó con los tigres. No quisimos sacarlo y ponerlo con los otros leones porque los otros lo podían tomar como una competencia y lo podían lastimar o matar. Y en un momento se cruzó con una de las tigresas. Así nació Mily”.
En los años siguientes, las cruzas entre especies se siguieron dando dentro del zoológico, porque la ligre, que en su caso no es infértil, fue colocada en la misma jaula que un grupo de tigres, y en 2018 quedó preñada. Tuvo tres tiligres, que hoy conviven en la misma jaula que los tigres. “Igual ya no se pueden seguir cruzando, porque desde 2020 los animales están divididos por sexo”, afirma Semino. Cuando nacieron los tiligres, Semino compartió en sus redes el siguiente video:
Para Mazzola, uno de los principales problemas de los ligres y tiligres, así como también de los tigones -mezcla de tigre y leona- es que no tienen un hábitat natural, por lo que no pueden vivir fuera de cautiverio. “Soltar un híbrido a la naturaleza sería generar un problema para el medio ambiente, porque no tiene un hábitat natural, no es una especie que viva en libertad. Si el animal fuese fértil, harías una contaminación genética”.
¿Qué va a pasar con los tigres y leones?
Como una condición obligatoria para reabrir, el ministerio también le exigió al zoológico un plan de reconversión que incluyera el traslado de varios de sus ejemplares a santuarios nacionales o internacionales. Dicho plan ya fue confeccionado por el zoológico y actualmente se encuentra en revisión en el Ministerio.
Según ya fue acordado, unos 57 tigres y leones del zoológico serán trasladados a un santuario en Arizona, Estados Unidos, llamado Keepers of the Wild. El trato fue firmado en septiembre de 2021, pero todavía no se ha concretado. “El problema es que los costos de traslado son grandes. Pero el compromiso ya está firmado. Y si hay otras instituciones o reservas que estén dispuestas a recibir animales, nosotros no tenemos problema en bajar la población”, dice Santiago Semino, hijo del dueño, que acompaña a su padre durante el recorrido con LA NACION.
Mientras esperan a que se active el traslado de los animales, la población felina no baja y el predio continúa clausurado. El Ministerio apunta como culpable al zoológico, mientras que su dueño señala al Ministerio. Federovisky, presentó ante la justicia denuncias sobre presunto tráfico de animales y maltrato animal, mientras que Semino asegura que todo eso es falso y que los funcionarios tienen intereses ocultos detrás de la clausura de su negocio.
“Mirá esto”, dice, mientras acaricia el hocico de un león. Luego, agarra una botella de leche y le da de beber en la boca, a través del alambrado. “Esto es puro amor. ¿De qué maltrato animal me hablan? En el Ministerio dicen que a los animales les estresa sacarse las fotos, que les hagan caricias. Para mí es mejor que estén criados así y no en un lugar donde nadie los toca, nadie los acaricia. Son puntos de vista”, dice. Luego, ingresa al pabellón de los guacamayos. Abre un paquete de alfajores Guaymallén y se los da de a pedazos, mientras las aves revolotean a su alrededor.
Hace unos años, el zoológico recibió múltiples denuncias por permitir el contacto entre los visitantes y los animales. Grupos conservacionistas de animales difundieron fotos de turistas acariciando tigres y leones y subidos arriba de los dromedarios. Semino asegura que el zoológico tuvo que abandonar esa costumbre para poder seguir funcionando y que ya hace años que no se permite.
“Es imposible mantenernos”
A un año y medio de la clausura del predio, los Semino aseguran que lo más difícil es mantener a los animales. Para alimentar a los más de 400 ejemplares, cada día un camión trae a unos 10 o 12 caballos y vacas, para los animales carnívoros, y kilos de fruta y verdura, para los vegetarianos. “Sobrevivimos gracias a un fondo de reserva que teníamos. También vamos vendiendo camiones y autos antiguos de nuestra colección. Pero es muy difícil”, dice Santiago. “Es imposible”, suma su padre, quien destaca que tuvieron que echar a muchos de sus trabajadores.
De acuerdo a Semino, parte del proyecto de reconversión del zoológico -en un santuario o ecoparque- incluye que todos los animales cuenten con jaulas de gran tamaño. Actualmente, parte de los leones y tigres, como también algunos primates, se encuentran en jaulas pequeñas de piso de tierra y techo de material. Son las primeras jaulas que hubo en el predio, construidas en la década de los ‘90. En los últimos años, aprovechando las hectáreas de sobra, constituyeron un par de jaulas de mayor tamaño y altura, con pastizales y mejores condiciones. Los dueños aseguran que su idea es crear más de estas jaulas y mudar al resto de los animales, pero que actualmente no pueden hacerlo porque, al estar cerrados, no cuentan con el dinero suficiente.
Sin embargo, Federovisky sostiene que “cuando estaban abiertos y tenían la plata tampoco lo hicieron”, con lo cual no considera válida la excusa del cierre. “Dado que es un zoológico privado, tienen que hacerse responsables del bienestar de los animales y de sus traslados”, sostiene el funcionario. Y agrega: “Están intimados a presentar ante el Estado nacional un plan de reconversión, que implica entre otras cosas, el chipeado de todos los ejemplares. En cada inspección, le pedimos que nos muestren el sistema de GPS y de detección electrónica de los ejemplares, que es obligatorio, y siempre alegaron que no andaba, que ese día había faltado el programador. Nunca pudieron demostrar que más del 20 de los animales estuviesen identificados”.
Semino aprovecha la ocasión de la nota para pedir a los lectores donaciones de comida para los animales. “Podrían ser fardos de pasto, de alfalfa, bolsas de avena, maíz, trigo, soja, leche en polvo, pan o fruta”, agrega.
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