Una muestra atípica: las esculturas y joyas que simulan huesos, órganos y plantas desembarcan en París
Las piezas inspiradas en la naturaleza de las artistas Celina Saubidet y Marina Molinelli, ambas hijas de médicos y creadoras de Cabinet Óseo, llegan a Maison&Objet
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Casi como un manifiesto, la conciencia sobre el cuidado de la naturaleza impulsa a Celina Saubidet y a Marina Molinelli Wells a tomar sus elementos para dar vida a obras en distinta escala. Así, sus esculturas, objetos de uso y joyas toman la forma de una semilla, del nudo de un árbol o hasta el hueso de algún animal encontrado en el campo. Todo en bronce, resina, acrílico o alpaca.
“Trabajamos juntas hace casi 20 años. Nos une una profunda admiración por la naturaleza, en términos generales. Inicialmente nos inspiramos en el cuerpo humano, En 2004, Celina me convocó para hacer unas piezas, ella estaba presentando una muestra de huesos modelados sobre el cuerpo de mujeres. Su idea era llevar esos huesos a una escala más pequeña, como de una mano, y fue una suerte iniciática de lo que después fue Cabinet Óseo”, narra Molinelli Wells, encargada de la joyería de la marca. Saubidet es autora de las esculturas.
Primero fue una mano. Después llegaría un esternón y, más tarde, una mano de colgante. “Fueron las primeras piezas que hicimos muy entusiasmadas. Eran en plata y la gente nos decía qué lindo, con un poco de cara de asco. Nos incentivó a hacer más piezas Jessica Trosman, y la primera tanda la vendimos en su local, en Patio Bullrich”, recuerda. La naturaleza siempre fue el tema en común de las dos creadoras. La primera colección fue Ósea, y le sucedieron Corazón, Piel, Célula madre y Juicio, en referencia a las muelas del juicio. Luego abrieron el espectro de la naturaleza, con Reinos: “Ahí incorporamos todo tipo de ser vivo: vegetal, animal, hongos y bacterias”.
Hijas de médicos, tanto Saubidet como Molinelli Wells tienen recuerdos de infancia entre hospitales y con el tema del cuerpo y de la medicina siempre presente. Hoy consideran su actividad una suerte de terapia, pero más divertido. “Al principio, a la gente le resultaba curioso y novedoso lo que hacíamos, pero le daba un poquito de impresión, y no es que tuvimos un éxito comercial enorme. La historia de Cabinet Óseo no fue algo constante, lineal y proyectada. Siempre fue muy orgánica nuestra manera de trabajar. A partir de 2013 nos abocamos a Cabinet Óseo y dejamos de hacer cosas por fuera de este proyecto. Fue una decisión personal y compartida, pero no proyectada ni impuesta. Se dio naturalmente y sentíamos que era lo que más nos gustaba hacer y donde queríamos poner nuestra energía y nuestro tiempo”, afirman.
Pieza icónica de Cabinet Óseo, el corazón es la más conocida y difundida. En esto tuvo que ver el corazón verde con el que, por primera vez, asumieron una postura. “No habíamos hecho un corazón verde para vender. Un año antes de que saliera la ley habíamos teñido de verde una escultura de metal. Las mujeres que la vieron en historias de Instagram se volvieron locas, nos pedían el colgante. Decidimos donar parte de las ganancias de esa pieza a fundaciones de lucha relacionados con la mujer. Y decidimos no hacerlo celeste. También hicimos un corazón rosa para hablar de la lucha contra el cáncer de mama. Donamos fondos de esas ganancias a la Fundación Lalcec”.
En 2019, justo antes de la pandemia, ganaron visibilidad gracias a su muestra Reinos, en el Museo Nacional de Arte Decorativo. Luego, se lanzaron al desarrollo de objetos de uso. La exposicón Memorias del futuro incluye piezas de uso, joyería y esculturas con las formas de elementos de la naturaleza. Se exhibe hasta el 28 de mayo en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, la emblemática casa racionalista que Victoria Ocampo destinó a la revista Sur. “Hay piezas con formas de huesos humanos además de animales. Nuestro mensaje es un poco apocalíptico, porque habla de la importancia de conservar las especies y que los humanos tenemos que sentirnos más parte de la naturaleza”, agrega Molinelli Wells.
La muestra llegó con una novedad, y fue la forma previa con la que trabajaron las piezas. Hicieron un molde del objeto original, como de un espárrago, un hueso animal o una semilla, y luego lo copiaron: “No están modelados por nosotras, sino que están copiados de la naturaleza. Son piezas únicas. Hay huesos de animales, semillas de oreja de mono y de secuoya, carozos de ciruelas, vértebras de pez, vaina de algarrobo, pinza de cangrejo”.
Siempre en plan de expansión, preparando para septiembre próximo su primer desembarco en el exterior, nada menos que en la feria Maison&Objet, en París. Allí llevarán parte de las piezas de uso, escultura chica y joyería de la muestra. “Estamos viendo cómo producir esto. Necesitamos tener más industrializada la parte de los cubiertos. Replicaremos una mesa, que seguramente será más chica. Nos genera nervios, porque jugaremos en las primeras ligas. Estamos muy seguras y orgullosas porque confiamos en la obra y la calidad de nuestro trabajo”, afirman.
A futuro lo que se viene es la incursión en el trabajo con biomateriales. “Hay muchas marcas que desarrollan materiales alternativos, hechos en base al cultivo. Se pueden fermentar hongos y generar materiales que terminan siendo plásticos y símil cuero. Eso es un pendiente para nosotras”, prometen.