Una ganadora del Oscar y un ex ángel de Charlie juegan en las grandes ligas de la taquilla: las películas de superhéroes
Helen Mirren y Lucy Liu, dos figuras resonantes y de prestigio, cuentan por qué se sumaron a ¡Shazam! La furia de los dioses
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“Todos los actores terminarán en un film de superhéroes”, vaticinó a modo de profecía Michael Keaton, el Batman de Tim Burton, el actor que encapuchado enfrentó a un histriónico Jack Nicholson devenido el Guasón, a una inolvidable Michelle Pfeiffer como Gatúbela y un Danny De Vito que, a 30 años de aquella mítica actuación, aseguró que su interpretación como Oswald Cobblepot/ El Pingüino, supera a la del irlandés Colin Farrell en la Batman, que convirtió a Robert Pattinson en Bruce Wayne.
La profecía de Keaton no está lejos de hacerse realidad, hasta la reina Helen Mirren dejó la corona para transformarse en Hespera, la villana de ¡Shazam! La furia de los dioses. Mirren, de 77 años, es una de las pocas actrices que ganó el Oscar, el Bafta, el Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores, los cuatro premios principales del cine por una sola película, La reina (2006), de Stephen Frears.
“Muchas otras actrices han sabido cómo llevar la corona –bromea Mirren en el Zoom con LA NACION revista–. Así que dejé la corona por otra [hace alusión a la tiara que usa como diosa en esta película]. La audiencia lo pide, lo quiere, y aquí estamos para entretener al público. Desde hace 10, 15 años que el púbico demuestra tener un gran apetito por las películas de fantasía y es muy comprensible que así sea. Solo basta pensar en los poetas heroicos, como Homero, aquellas viejas narraciones, que, son historias como la de los superhéroes de hoy, todas ellas. Así que no es sorprendente pensar por qué gustan tanto, por qué generan interés en los espectadores de todo el mundo y en nosotros los actores. Creo que hoy en día la gente redescubrió su amor, la afinidad por estos relatos fantásticos, los que les permiten dejarse llevar, dejar volar la imaginación. Hubo un tiempo, en los años 60, 70, particularmente en los 70, que las películas narraban la experiencia humana, desde un lugar más íntimo, que todos podíamos identificar. Fueron películas chicas, digo, por el presupuesto. Fueron muy populares, esa era la búsqueda. El cine es cíclico, hoy la fantasía está en primer lugar; más adelante quizá vuelva el cine más íntimo. Todo es cíclico, es así. Y la vuelta a la fantasía te permite explorar de otra manera diferentes personajes, que son grandes papeles. Muy a menudo, para los que somos mayores recae el papel de villano, porque el héroe siempre queda en manos de alguien joven. Ahora que lo digo, lo pienso en vos alta… es algo que me lleva a reflexionar, que quizá esto es probablemente acerca de la vida en general”.
- ¿Cómo fue poner el cuerpo a una villana de cómic?
- En realidad, ella no se ve a sí misma como una villana. Es una diosa, los títulos no tienen ningún efecto sobre ella, porque está por encima de todas esas categorías humanas. Al comienzo hablábamos de La reina, que fue maravillosa, una experiencia fantástica que, bien sabes, hizo una gran diferencia en mi vida profesional de muchas maneras y aquí, como una diosa que, junto a sus hermanas [Kalypso y Anthea, hijas de Atlas] viene a reclamar lo que les pertenece, lo que creemos que es nuestro derecho. Somos unas hermanas enojadas [con Lucy Liu y Rachel Zegler] con trajes pesados y calurosos. Lo pasé muy bien [ríe]. Con Lucy y Rachel hoy somos una gran familia.
Lucy Liu confirma esa unión. “Fuimos y somos una gran familia”, repite la actriz de Kill Bill y Elemental. También vía Zoom, la entrevista transcurre el mismo día, pero en otro horario. “Cada película representa un desafío diferente y también un nivel de diversión distinta –dice Liu–. Cuando uno elige un proyecto, también lo hace pensando con quién va trabajar. De esta manera tomás dimensión de lo que le podés aportar al papel, al proyecto. Sinceramente, ser parte de ¡Shazam! La furia de los dioses tuvo un extra, que fue el de trabajar con Helen. Ella es increíble, una verdadera diosa, una diosa humana. Siempre he sido tan fan de ella, de su talento, de su poder, y ahora que la conozco más aún... Ella es la realeza de Hollywood”.
- Y vos, una de las reinas del cine de acción.
- [ríe] Siempre el cine de acción tuvo un lugar importante en Hollywood, de diferentes maneras. Es cierto que, con las películas de superhéroes, la acción ganó mayor protagonismo, más frecuente. Suelo decir que este universo es una especie de gran carpa que contiene una audiencia, que busca entretenimiento y un buen balde de pochoclos. Pero que hoy, sea así, que se busque este entrenamiento tiene que ver, en gran parte, por los efectos visuales, por la tecnología que te permite crear y hacer lo que quieras, no hay límites.
Con dirección de David F. Sandberg, ¡Shazam! La furia de los dioses, protagonizada por Zachary Levi, contó en esta oportunidad con un mayor presupuesto que su antecesora, lo que le permitió a Sandberg realizar su primera película en 4,5K y apostar por tomas más jugadas en cuanto a efectos especiales. “Cuando vi la película por primera vez, realmente entendí cómo se trabajaron los efectos, cómo se unieron las escenas de acción y el mundo que construyeron –cuenta Liu–. Fueron muchas las escenas de acción que trabajamos con pantalla verde y ver el resultado fue impresionante. Valió la pena. El mundo que se le presenta al espectador es mágico, repleto de criaturas mitológicas. Es emocionante ver cómo evolucionó el cine de fantasía. Recuerdo cuando vi la primera de Star Wars o cuando filmé Los ángeles de Charlie, ya hace más de 20 años, y en ese momento era todo nuevo, especial, recuerdo que trabajábamos con una especie de cableado, con la pantalla verde. Y ahora, lo pienso y era todo muy elemental en comparación”.
En más de 50 años de trabajo, Mirren cuenta que pasó por todas las pantallas “azules, verdes… del color que te imagines –asegura con humor–. Ahora, es mucho más sofisticado de lo que solía ser, es muy fácil. Cada vez que hago una película, que necesita este tipo de tecnología, me sorprende ver cómo cambió, cómo avanzó en solo dos o tres años [participó de la franquicia Rápido y furioso para experimentar la adrenalina de la velocidad y al estilo Tom Cruise se animó a hacer ciertas tomas en calles cerradas]. Es extraordinario. Ahora filmás y podés acercarte a un costado del estudio, donde hay varias computadoras, para que te muestren la escena, un aproximado de cómo se verá en el cine…. Está el sonido envolvente y lo más maravilloso, una especie de retroproyección [recrea imponente escenarios al combinar realidad aumentada, paneles 4K, CGI 3D, entre otras tecnologías] que te permiten estar en esos lugares sin moverte del estudio. Increíble”.
- Lucy, mencionabas el rodaje de Los ángeles de Charly y este año se cumplen 20 años del estreno de Kill Bill, donde interpretaste a la inovidable O-Ren Ishii, miembro del Escuadrón Asesino Víbora Letal. ¿Qué recordás y qué te dejaron ambos films?
- ¡20 años! Es difícil creer que haya pasado todo este tiempo, siento que las hice ayer. Son diferentes, pero ambas dejaron una huella fuerte en mí, en lo personal y profesional. La camaradería con Drew (Barrymore), Cameron (Díaz) en Los ángeles… es algo que no se da siempre, además de poder interpretar a Alex, una agente diferente de los personajes icónicos de la serie, de la cultura estadounidense. Y… la elegancia de Kill Bill, crear junto con Quentin Tarantino ese personaje increíble, sumergiéndome de lleno en la cultura y en el idioma japonés. Tuve suerte de trabajar en esas dos producciones, que resultaron ser geniales. No siempre pasa. Estás haciendo una película, te parece que va a ser genial, lo ponés todo, tus mejores intenciones, pero no ocurre.
Fue por O-Ren Ishii que Liu tuvo que salir al cruce para responder a quienes consideraban que el personaje de Kill Bill perpetuaba el estereotipo de representación de las mujeres del este de Asia como engañosas y dominantes, llamadas dragon lady. En una columna en The Washington Post, Liu escribió: “Kill Bill presenta a otras tres asesinas, además de Ishii. ¿Por qué no llamar a Uma Thurman, Vivica A. Fox o Daryl Hannah una dragon lady? Solo puedo concluir que es porque no son asiáticas. Yo podría haber estado usando un esmoquin y una peluca rubia, pero aun así me hubieran etiquetado como una dragon lady debido a mi origen étnico”.
- Hoy, Hollywood busca correrse de los estereotipos y ser más inclusivo, por ejemplo, apoyando a actores y producciones asiáticas…
- Sí, es cierto, hay cambios, hay un camino que comenzó a recorrerse, a abrirse, hay un interés por otras producciones… Las mujeres tienen más oportunidades, ser la actriz principal, estar a la cabeza de una película o de un espectáculo, pero aun así, si tenemos que hablar de esto… ¿Qué significa? Cuando me preguntan por el feminismo [Liu participa en diferentes organizaciones y es embajadora de Unicef] creo que es importante destacar que el empoderamiento pasa por vivir tu vida como vos quieras, dentro de las posibilidades, pararte fuerte donde quieras. No se trata de una declaración, sino de una elección, de ser fiel a lo crees. Se trata de elecciones, de la vida que quieres y puedes llevar. Yo tengo un hijo, no estoy casada, soy madre soltera, decidí hacerlo por mi cuenta, y lo hice [en 2015 se convirtió en madre de Rockwell a través de un vientre de alquiler]. Ser fiel con una misma.
En 1975, Hellen Mirren participó de Parkinson, un popular talkshow británico que estuvo 31 años en el aire y que conducía Michael Parkinson. Era la primera vez que Mirren acudía a un programa de TV. “La reina del sexo de la Royal Shakespeare Company”, así presentó Parkinson a la actriz antes de que entrara al estudio. “Eres, entre comillas, una actriz seria”, dijo el conductor, al tiempo que remarcaba el gesto de las comillas con las manos. Ella, preguntó qué quiso decir con eso. “Lo opuesto a una actriz no seria. ¿No crees que lo que podríamos llamar ‘tu equipamiento’ impide que puedas ser considerada como tal?”, continuó de manera sexista Parkinson. Mirren insistió en que le dijera a qué se refiería con su pregunta, a lo que él acabó por señalar, sin quitar la mirada posada en sus pechos: “Atributos físicos”. Sin dudar y sarcástica, Mirren reprenguntó: “¿Mis dedos? ¿O acaso crees que las actrices serias no pueden tener pechos grandes?”
- Helen, pasaron más de 45 años de aquella entrevista y se sigue hablando de lo ocurrido en ese estudio.
- Era mi primera vez en un talkshow y al comienzo no entendía qué estaba pasando. Reaccioné naturalmente. Pero cuando terminé la entrevista y me fui a casa, me enteré de que la más atacada era yo. No él. Me atacaron a mí, por discutir, por ser “discutidora”. ¡Qué mierda! Nadie dijo que era un sexista, que cómo podía preguntar eso.
- En las redes la entrevista se comparte una y otra vez y en YouTube es unas de las más vistas.
- Tuvo que pasar el tiempo para que vieran que algo no estaba bien, qué era lo que realmente ocurrió. Parkinson pasó a ser el criticado. La gente me decía: “muy bien, estuviste muy bien”. La entrevista muestra de manera muy clara y simple lo que enfrentábamos y enfrentamos las mujeres. De una manera muy pequeña, por supuesto, porque es algo más profundo y complicado. En esos minutos se ve esa naturaleza sexista, machista y arrogante de algunos hombres. Parkinson no pudo escapar de aquella entrevista, la siguen mostrando… pero él está convencido, hasta el día de hoy, que no estaba siendo sexista. Se lo mencioné años después y nunca se dio cuenta de lo que hizo mal, de su ignorancia. Hoy, cambiaron algunas cosas, pero no radicalmente. En el cine siempre habrá lugar para la belleza joven, sin importar el género, porque es encantador ver gente joven y hermosa en la pantalla. Siempre ha sido así, y siempre será así. Lo que ha cambiado, por lo menos se está intentando, es la aceptabilidad de tu apariencia. Como mujer y me siento muy afortunada ser parte de ese cambio, de una mirada más realista.
Mirren, protagonista junto con Harrison Ford de la recientemente estrenada 1923 (del universo de Yellowstone y 1883), no deja de romper con estereotipos. En Cannes 2022 posó junto con Andie McDowell mostrando sus canas con mucho orgullo y este año, en la alfombra roja de la Berlinale, donde presentó Golda (film en el que se pone en la piel de la exprimera ministra de Israel Golda Meir), exhibió una melena larga y platinada, llevándole la contra a figuras de la moda como Carolina Herrera, que aseguran que eso es “incorrecto” para mujeres de su edad. Pero Helen sabe que el secreto de una buena vida está en “mirar el mundo como un niño, como si todo lo que estuviera a tu alrededor lo ves por primera vez”.
¿Por qué no? Es la respuesta a modo de pregunta que repiten casi al unísono, sin importar el lugar y el momento, quienes aceptaron convertirse en héroes o villanos. Acaso, ¿eso importa en el multiverso en los que se mueven los films de superhéroes, esas grandes producciones en la que los actores se animan a usar coloridas calzas, capas mágicas, máscaras estrafalarias y disimiles artilugios? Es en aquellos universos en los que los nombres consagrados, devenidos espacios sagrados y bendecidos como el teatro shakesperiano, o el alcanzado con el estatuilla del tío Oscar, se animan a moverse entre seres extraños, viajar a otras galaxias y ser dueños de poderes inimaginables como los del mismísimo Sir Ian McKellen, uno de los actores teatrales más notables del Reino Unido, considerado un ícono de la cultura británica, que se metió en la piel de Lehnsherr/Magneto, el mutante, el gran villano de los X-Men, el hombre con la habilidad de generar y controlar campos magnéticos mentales.
“Superman en realidad no es sobre nada –confesó McKellen en una entrevista en la que contó por qué había aceptado sumarse a la exitosa franquicia–. X-Men es sobre los problemas de ser un mutante. Y todos hemos sentido que somos mutantes en alguna ocasión. Así que eso fue lo que me enganchó. ¿Por qué no hacerlo?”. Con 83 años, es posible que el actor nominado al Oscar en dos ocasiones (El señor de los anillos: la comunidad del anillo y Dioses y monstruos) retome el personaje. “Sir Ian y yo no hemos terminado. Aún tenemos planes”, aseguró Patrick Stewart, el Profesor X, al dar esperanzas a los seguidores de la saga sobre el futuro de la dupla en el Universo cinematográfico de Marvel (MCV).
Anthony Hopkins, otro de los nombres que pisan fuerte en la industria [en 2021, se quedó con el premio Oscar en la categoría de Mejor Actor por su interpretación en El padre; en 1992, lo había ganado por su papel de Hannibal Lecter y anteriormente estuvo nominado en otras cinco ocasiones] reveló cómo dio el sí a ser parte del universo de Thor: “‘¿Quieres hacer de Odín?’, me propuso Kenneth Branagh [reconocido por haber dirigido y actuado en adaptaciones de obras clásicas shakesperiana y ser nominado a la estatuilla de la Academia en varias ocasiones]. ‘¿Qué?’, le contesté, y él me replicó: ‘Odín, el personaje del cómic’. Me quedé intrigado. Yo nunca había sido un seguidor de los cómics de Marvel, recuerdo haber leído el Capitán Marvel cuando era pequeño, pero eso era todo lo que conocía de cómics estadounidenses, así que la historia de Thor no la había leído”. Sir Hopkins se dejó llevar y compuso al padre del dios del Truno (Chris Hemsworth) y a Loki (el príncipe de Asgard), interpretado por el inglés Thomas Hiddleston. La misma saga sumó a las ganadoras del Oscar Natalie Portman y Cate Blanchett.
Eran otros tiempos cuando Gene Hackman dijo: ¿por qué no? Y llamó la atención de los medios al interpretar a Lex Luthor, el villano de Superman (1978), la película dirigida por Richard Donner y en la que Christopher Reeve inmortalizaría al hombre de acero. Hackman era ya uno de los más buscados y respetados actores de Hollywood. Había ganado un Oscar por Contacto en Francia (1971) y venía de trabajar con directores de la talla de William Friedkin, Arthur Penn y Francis Ford Coppola. Donner se animó y no solo convocó a Hackman (que se rapó y se quitó el bigote), sino que apostó por el mismísimo padrino, el actor del método, Marlon Brando, para ser Jor-El, el padre biológico y kriptoniano de Clark Kent/Kal-El.