“Kiki de Montparnasse” y Lee Miller posaron para el polifacético artista, ubicado en el podio de la fotografía mundial luego de que un retrato suyo se vendiera semanas atrás por 12,4 millones de dólares
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Como “Hombre Rayo” lo presenta el traductor automático, en otra prueba de los límites de la inteligencia artificial. Cuesta pensar que ese significado hubiera sido contemplado por Emmanuel Radnitzky, hijo mayor de inmigrantes judíos rusos que cambiaron su apellido, y más conocido como Man Ray. Aunque todo parece posible para la mente creativa de este artista polifacético, que acaba de ubicarse en el podio de la fotografía mundial: El violín de Ingres, un retrato intervenido por él hace casi un siglo, se vendió semanas atrás en Christie’s por 12,4 millones de dólares.
En primer plano se ve la espalda desnuda de la modelo y actriz francesa Alice Prin, o “Kiki de Montparnasse”, con marcas de agujeros de sonido de violín, en forma de f, en ambos lados de su cintura. Una provocación más del fotógrafo estadounidense, dadaísta, surrealista y protagonista de la vanguardia parisina, quien desafió los límites de su disciplina hasta demostrar un potencial mucho mayor que el mero registro objetivo de la realidad: llegó a poner en imágenes nada menos que el deseo, los sueños y el inconsciente.
En 1921 se fue a París con Marcel Duchamp, pionero del arte conceptual. Ingresó allí en un círculo que incluía a Gertrude Stein, Jean Cocteau, Salvador Dalí, Max Ernst, André Breton y Lee Miller, fotógrafa estadounidense que se convertiría en su pareja. Desde entonces hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando dejó durante más de una década la capital francesa, retrató a sus amigos de la vanguardia parisina y realizó célebres sesiones de moda para Harper’s Bazaar y Vogue.
El violín de Ingres se convirtió en un ícono surrealista desde su publicación en la revista Littérature de André Breton, en junio de 1924. Se trata de un homenaje de los desnudos del pintor francés y a su pasión por tocar ese instrumento. “También agregó el título Le Violon d’Ingres, un modismo francés que significa ‘hobby’ –señala el Museo Getty-. Parece sugerir que, mientras que tocar el violín era el pasatiempo de Ingres, jugar con Kiki era un pasatiempo de Man Ray”.
Jugar con Miller no habrá sido menos placentero. Con porte de modelo, talentosa y atrevida, la fotógrafa que llegaría a cubrir la guerra vivió y trabajó con Man Ray durante tres años. “Soy su nueva estudiante”, le dijo al presentarse en un club nocturno en 1929. Él respondió que no tomaba aprendices, y que al día siguiente se iba de vacaciones a Biarritz. “Yo también voy”, retrucó ella, más rápida que el “Hombre Rayo”.