Testigo protegido. La teoría conspirativa y antisemita detrás de la serie sobre un espía argentino
Una nueva serie de Amazon Prime Video, dirigida por Daniel Burman, cuenta la historia real de cómo un policía se infiltró, ya en democracia, en la comunidad judía argentina
- 8 minutos de lectura'
Hay un hombre que desde julio de 2014 está guardado en un lugar secreto, sin lazos con nada ni nadie, con miedo a ser descubierto y apenas amparado por el Programa Nacional de Protección a Testigos. Desde mediados de la década del 80 y durante veinte años, ese hombre fue un agente de inteligencia de la Policía Federal. Su misión: infiltrarse en la comunidad judía con el objetivo de descubrir un supuesto plan sionista para anexar la Patagonia a Israel, llamado Plan Andinia.
Lo que nadie podía imaginar es que el agente Iosi Pérez iba a terminar siendo un judío más, perdidamente enamorado de una mujer de la colectividad y obsesionado por proteger a quienes había jurado espiar. Sobre esta historia real se basa el argumento de Iosi, el espía arrepentido, la serie que ya se pueder ver por Amazon Prime Video, dirigida por Daniel Burman y Sebastián Borensztein, con un elenco destacado: Alejandro Awada, Mercedes Morán, Natalia Oreiro, Gustavo Bassani, Carla Quevedo, Matías Mayer y Minerva Casero, entre otros).
“Mi nombre es José Pérez. Fui agente del Servicio de Inteligencia de la Policía Federal. Estuve infiltrado en la comunidad judía desde el comienzo de la democracia y por los siguientes veinte años”, confiesa el personaje de Iosi (interpretado por Gustavo Bassani) en el tráiler de la serie. ¿Qué es lo que nos puede aportar?, le preguntan. La respuesta mete miedo: “Información sobre la mayor conspiración criminal de la historia argentina. Todo al servicio del tráfico ilegal de armas. Están involucrados gobiernos, servicios de inteligencia locales y del exterior, organizaciones terroristas, banqueros, ex militares…”.
Así comienza una historia apasionante, basada en la novela Iosi, el espía arrepentido (Sudamericana, 2015), de Miriam Lewin y Horacio Lutzky, que se acaba de reeditar en sincronía con el lanzamiento de la serie. Los datos reales de esta historia cuentan que José Pérez se puso en contacto con los autores del libro –en forma separada, a partir del año 2000– para contar su verdad: había espiado a la comunidad judía en sus capas más íntimas y vivía atormentado porque pensaba que los datos que había aportado a sus superiores –direcciones, nombres, movimientos y hasta el plano de la sede de la AMIA– habían servido para cometer los atentados terroristas más mortíferos perpetrados en suelo argentino (a la Embajada de Israel, el 19 de marzo de 1992; y a la AMIA, el 18 de julio de 1994).
Con el transcurso de los años, Iosi pasó de ser un espía de la Federal, abocado a desentrañar el Plan Andinia, a sentirse cien por ciento judío, escalar a niveles dirigenciales dentro de la comunidad y, al mismo tiempo, vivir desvelado por crear un sistema de seguridad que garantizara que su gente no fuera lastimada. “Se enamoró de una chica judía, un amor profundo, arrebatado, que lo puso en crisis. Intentó el proceso de conversión y se siente judío hasta el día de hoy. Pero con ello su mundo estalló y hoy está en serio peligro”, afirma Lutzky en el booktrailer subido a YouTube cuando se lanzó la primera edición del libro.
“Intentamos por todos los medios conseguir que declarara en condiciones de seguridad, porque él puede ser la puerta para identificar la conexión local”, insiste Lewin, que en todos estos años afrontó una verdadera carrera de obstáculos para proteger a Iosi. Actualmente, el ex agente de la Federal permanece en el Programa Nacional de Protección a Testigos, alejado de su familia y de todo puente que lo conecte con su vida anterior.
El camino de un antisemita
El cineasta Daniel Burman cuenta que, una tarde cualquiera, se metió en el Yenny de Cabildo y Juramento y casi tropezó con esta historia. Sostuvo el libro en sus manos, leyó tapa y contratapa, y supo que tenía que filmar ese relato. “Cuando encontrás una historia así es como un imperativo vital, sentís que algo de tu misión en la vida es que ese personaje esté vivo. Eso no pasa todos los días. Y con la fuerza que tuvo este libro, no me pasó nunca”, admite Burman. Lo que el director buscaba, en cierto modo, era lograr una reflexión y una mirada compleja sobre la identidad: hacer el camino de un antisemita, un hombre que se infiltra con convicción porque realmente cree que los judíos son un poder oculto que quiere dominar el mundo.
Realizador de dos películas que lograron una estampa muy sutil de la colectividad judía (El abrazo partido y El rey del Once), Burman explica que esta serie indaga en cuestiones del ser que van mucho más allá del retrato de una comunidad. “A mí me interesan las historias sobre la identidad, sobre saber quiénes somos. Y Iosi es un hombre en busca de su identidad, que primero la busca en su misión, en la hipótesis de conflicto. Pero al hacerlo, entra en un terreno de grises, de abismos personales. Y en el reflejo de los otros, en el valle de lágrimas que atraviesa, en la oscuridad más absoluta, encuentra la redención. Ese es el camino de Iosi”, describe Burman.
Para comprender el nudo de la historia, es necesario entender qué era el Plan Andinia. Se trata de una teoría conspirativa anclada en Los protocolos de los sabios de Sión, un alegato antisemita falsificado, que se publicó a principios del siglo pasado para generar una justificación ideológica de la persecución y asesinato de judíos durante la Rusia zarista.
Estas ideas tuvieron un correlato local –el Plan Andinia– e incluso se enseñaron en algunas universidades argentinas durante la Dictadura, impulsadas por un profesor de Derecho y Economía llamado Walter Beveraggi Allende.
Según la teoría, existía un complot internacional para escindir la Patagonia argentina y chilena, e instaurar allí un Estado judío. Pese a tratarse de una teoría de corte conspirativo, o quizás por eso (por las libres asociaciones nefastas que generan las conspiraciones), el Plan Andinia caló hondo en las fuerzas de seguridad argentinas después del golpe de Estado de 1976. El propio periodista Jacobo Timerman, fundador del diario La Opinión, declaró que durante las torturas a las que fue sometido en los centros clandestinos de detención se le exigía que revelara los detalles de ese Plan (algo que también declararon otros detenidos desaparecidos de origen judío).
-¿Que esta infiltración haya ocurrido en democracia quiere decir que las fuerzas de seguridad posdictadura todavía daban crédito a la teoría del Plan Andinia?
-Burman: A mí lo que me interesa de esta historia es que, justamente, sucede en democracia. Los servicios de inteligencia de la democracia invirtieron su tiempo y sus recursos en espiarnos, en ver qué estábamos haciendo.
-¿Y la comunidad judía era más vulnerable en ese entonces? ¿Existía una mirada más naif, si se quiere, un horizonte que no concebía la posibilidad de un atentado terrorista?
-Burman: No había pilotes, no había preguntas en las entradas de las instituciones. Era muy vulnerable la comunidad judía, todavía lo somos. Es muy importante entender el clima de época, la restauración de la democracia en una sociedad atravesada por el miedo, por poderes que seguían manejando desde las sombras. De hecho, existe una conspiración que no se terminó de desarmar, un entramado que se sostiene a través de la mentira, de la corrupción, de la impunidad. Iosi también habla de eso.
El amor y las armas
La serie fue rodada en Argentina y Uruguay. Está compuesta por ocho episodios de una hora y fue presentada en la última edición del Festival Internacional de Cine de Berlín.
-Al fin de cuentas, ¿no es una serie sobre los atentados?
-Burman: En eso somos muy cuidadosos: la serie no es sobre quiénes hicieron el atentado a la Embajada. Es sobre la mayor conspiración que existió en el país vinculada al tráfico de armas, y la Argentina como un pivot o jugador inesperado en el comercio internacional de armas, poniéndose en el medio de un conflicto geopolítico ajeno. Esa conspiración tiene un hilo rojo invisible con los atentados.
Tal vez uno de los rasgos que más impactan de la serie es la curva de transformación del personaje. “No quiero spoilear nada, pero el punto de giro del personaje, como casi todo en nuestras vidas, tiene que ver con el amor. El verdadero amor nos hace conscientes de nuestras vulnerabilidades; cuando sabemos cuán vulnerables somos y nos desarmamos, en ese desarme, en esa deconstrucción que hacemos, nos volvemos a armar de otra manera para ese otro”, entiende el director.
Para Iosi, el amor nace de su infiltración, por más retorcido que suene, porque toda su vida afectiva y social empieza a girar en torno a la comunidad judía. Cada paso que da lo va convenciendo de que, en verdad, quiere cuidar a los que está espiando. Tan fuerte es esa conexión, tan verosímil, que Iosi se gana la confianza de todos.
En un video subido a YouTube, que todavía sigue en línea mientras se escribe este artículo (pese a que una orden judicial ordenó retirarlo en su momento para preservar la identidad de Iosi), el propio Iosi Pérez admite, mirando a cámara: “Yo podría haber sido directamente presidente de la Asociación Sionista Argentina o haber llegado a un alto nivel dentro de la DAIA, porque la persona a la que yo, entre comillas, secundaba fue después presidente de la DAIA, (Jorge) Kirszenbaum”.
-No parece que sea el poder lo que genera el cambio de lealtades de Iosi... Entonces, ¿es el amor?
-Burman: El amor le hizo entender que aquellos a quienes quería odiar o a quienes quería espiar y destruir eran lo más parecido a una familia que él podía tener.