Sub 35. El argentino que participa en misiones simuladas a Marte y diseñó un robot aprobado por la Mars Society
Marcos Bruno, de 26, es un astronauta análogo y emprendedor: su nuevo proyecto viajará a bordo de un satélite
- 3 minutos de lectura'
Suena contradictorio, pero fue a partir de su curiosidad por un microscopio para observar lo más ínfimo que Marcos Bruno pudo reencontrarse con su sueño de ser astronauta y explorar el universo. “Vivo en Luján de Cuyo, Mendoza, un lugar que muchos considerarían un pueblo. Desde chico, me fascinó el espacio, una pasión que alimentaba leyendo a Julio Verne, Carl Sagan, Stephen Hawking. Pero, con los años, eso se fue diluyendo. Creo que es algo que le pasa a muchos cuando miran su realidad y creen que no pueden. Por suerte, en un momento hice un clic y entendí que ahí afuera había un mundo de oportunidades. Que las puertas no estaban cerradas, sino entreabiertas. Y empecé a tocarlas a ver qué pasaba”, relata Marcos Bruno, quien cofundó una exitosa empresa de Data Science y Business Intelligence pero, en paralelo, ha sido convocado varias veces para participar en misiones simuladas a Marte.
¿Cómo llegó un joven mendocino a pasar semanas enteras en medio del desierto de Utah, Estados Unidos, usando un traje de astronauta y llevando adelante todo tipo de experimentos relacionados a poner a prueba las chances de supervivencia en el Planeta Rojo? Volvamos al microscopio. Marcos tenía 20 años “y nada para poner en el CV” cuando, con un amigo, vieron la charla TED del científico Manu Prakash, profesor en la Universidad de Stanford, en la que presentaba su foldoscope: un microscopio de papel cuya fabricación cuesta menos de un dólar y es 100% funcional. “Imaginamos el potencial de ese foldoscope tan barato y fácil de usar en el diagnóstico de cáncer cervical, le mandamos un mail a Manu e, increíblemente, nos invitó a Stanford a tratar de ejecutar nuestra idea”. Esa primera puerta fue el clic que lo cambió todo. “Siento como que vi la luz, que entendí la matrix. Desde entonces, me animé a probar todo lo que me apasionaba. Si un pibe como yo pudo, cualquiera puede. Me parece importante transmitir esto: es una lástima que en la Argentina haya personas con tanto potencial, pero sientan que no pueden cumplir sus sueños”.
Marcos estudió ingeniería electromecánica en la UTN e ingeniería mecatrónica en la Universidad Nacional de Cuyo, donde se recibió en 2020. Mientras tanto, experimentó con robótica, impresión 3D, programación e IA. Así fue como formó parte del equipo que diseñó el DAMTR, un robot capaz de operar en suelo marciano. Su debut como astronauta análogo (es decir, como parte del equipo de científicos e ingenieros que realizan experimentos en la Tierra, simulando condiciones y desafíos reales del espacio) fue en 2016, junto a Mars Society. En 2019, participó de otra simulación, esta vez de ILMAH, centro financiado por la NASA. “Hicimos pruebas de todo tipo, desde explorar las posibilidades de movernos con nuevos trajes espaciales hasta medir nuestras ondas cerebrales y hacer yoga antes de dormir para estudiar nuestros niveles de descanso, fatiga y mareo. Todo esto es clave para entender los desafíos que enfrentarán los futuros astronautas en Marte”.
Marcos se asoció a dos amigos para crear Merovingian Data, una startup que trabaja para “descubrir el potencial oculto que tienen las organizaciones y explotarlo a través del poder de los datos” (desembarcará este año en EE.UU.), participó en una expedición en el Golfo de México “que me hizo sentir más miedo del que nunca tuve” y calentó motores para su nuevo proyecto espacial: un experimento que viajará a bordo de un satélite de Satellogic.