Solo con membresía. Preferido por celebrities, el night club que reabrió y vuelve a estar de fiesta, pero con cambios
Ayer y hoy de Tequila, que inauguró en 1990 en la Costanera, y ahora planea su reapertura en Punta del Este
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Después de dos años y medio de cierre, la reapertura de Tequila hace tres semanas fue una sorpresa y lo más esperado por su público habitué, tan exclusivo como exigente y acostumbrado a las noches en las que nada es dejado al azar. Sin embargo, algunas cosas cambiaron desde ese diciembre de 2019 en el que el boliche de la Costanera cerró, en principio, para trasladar la temporada de verano a Punta del Este. La aparición del coronavirus cambió todos los planes y Tequila no volvió a abrir hasta el 13 de mayo de 2022. Hoy el night club preferido por las celebridades funciona nuevamente pero su noche es distinta.
A la tan esperada reinauguración del local de Costanera no se la perdió nadie. Allí se pudo ver a la China Suárez, Carolina Pampita Ardohain con su marido Roberto García Moritán, Dante Spinetta, Mica Tinelli y Adrián Suar, entre otros. En una ambientación en tonos púrpura y violeta, hubo música de los 70 y también reggaetón. Desde entonces, cada fin de semana Tequila vuelve a estar de fiesta. Aunque en la superficie todo parece haber vuelto a la normalidad, desde el club nocturno perciben que hay hábitos que no son lo que eran.
La inseguridad creciente y el deterioro económico que se intensificó con la pandemia modificó el horario de las salidas y, además, las limitó: no tienden a ser más de una por semana. Ya no van más las noches que arrancan a las 2.30 y que no terminan antes de las 7 de la mañana. La noche de Tequila ahora empieza a las 12 y se acaba a las 5. Y en vez de abrir tres días por semana lo hace solo los jueves y los viernes porque la gente no sale tanto.
Su capacidad máxima de 350 personas funciona en su totalidad, dado que es lo permitido por las autoridades. Sin embargo, está más vacío que antes de su cierre, cuando ese límite se excedía para llegar hasta las 600 personas por noche. Reducidos ahora los días de apertura a jueves y viernes, los sábados se destinan a alquiler para eventos, costumbre que se inició en la pandemia desde el momento en que se habilitaron con una limitación de hasta 200 personas.
Si bien lo primero que se evidencia de la pandemia son las consecuencias negativas, hay efectos positivos que pueden vislumbrarse, en lo que se refiere a la noche. “Noto que los chicos nuevos que empezaron a venir ahora son muy educados. Hay mucha educación y respeto por lo que se puede y lo que no se puede. Aceptan las condiciones y no se producen problemas en la puerta. Me parece que es una sociedad que está golpeada y que está más para aceptar que para discutir. No toman tanto alcohol, se cuidan. Tienen más conciencia si después se tienen que ir en auto. Están más organizados y por ahí se alquilan una combi para venir de manera segura. Y si tomaron de más, nos piden dejar el auto acá para buscarlo al día siguiente y se van en taxi”, detalla a LA NACION revista Paola Pravato Peralta, mano derecha de Osvaldo Brucco, dueño de Tequila.
Auténtico night club en su concepto, Tequila funciona como un club al que se accede mediante una membresía que, en este momento se está volviendo digital. Estas son anuales y se renuevan o no pasado el año. Además, son hereditarias. Es decir que si un socio abandona su membresía puede transferírsela a su hijo, hermano o amigo que pasa así a ser miembro de la disco. “El nuevo lo es por herencia, por alguien que deja de salir y trae al primo o al hermano. Hay gente que tiene un período de salir y después otro período en que no sale. También hay personas que se fueron a vivir afuera y pasan su membresía a otra persona ¿Qué tienen en común todos los miembros? Que es toda gente sana”, asegura la responsable de la disco.
Como club que es, entre todos se conocen y sus responsables saben quién es quién. “Tequila cuida mucho a la gente. Es un lugar de noche con concepto de colegio. Te sacamos si transgredís, si faltás el respeto. Acá no hay problema de alcohol ni de drogas”, asegura Pravato Peralta. Los hijos de Valeria Mazza, los de Marcelo Tinelli, los de Ricky Sarkany, los de Claudio Cerini, los de Delfina Blaquier y los de Catarina Spinetta son algunos de los que se volvieron miembros en los últimos tiempos y comparten las salidas, en el mismo lugar y horario que sus padres.
Estos “llevan a sus hijos y se quedan tranquilos. Me llaman y me dicen “va mi hijo”. Así, dentro de un público que es un mix entre arte, moda y deporte, conviven los más jóvenes con gente de 45 años o más. Todos sienten que es su hábitat. A los chicos la pandemia los hizo salir más temprano, igual que a los más grandes”, apunta la mano derecha del dueño del lugar.
El sistema de Tequila, en el que hay que ser miembro para acceder, está aceitado hace tiempo y más lo va a estar con la digitalización que está por llegar. Las membresías digitales que se están preparando no son más de 300. Sin embargo, no fue así desde sus inicios en 1990, hace más de 30 años. “Se fue convirtiendo en lo que es hoy casi sin querer. Antes había una tarjeta VIP de plástico. Como el lugar era chico, tuvimos que empezar a decidir quién podía venir o no. Si no teníamos lugar, no podíamos dejar entrar más gente. Nunca dejamos afuera gente por otros motivos”, asegura Paola Pravato Peralta.
Desde su apertura en 1990 hasta hoy pasaron las más variadas celebridades locales y del mundo: el príncipe Alberto de Mónaco, el cantante Bono, de U2 y David Copperfield fueron algunos de sus clientes. Cada personaje internacional que estuvo en Argentina, estuvo en Tequila, aseguran. A fines de los ochenta, cuando a Osvaldo Brucco se le ocurrió la idea de abrir un bar-club, los lugares para salir se centraban en los barrios de Recoleta o Belgrano. Mau Mau y la City eran los más concurridos.
“En la Costanera no había nada más que unos restaurantes clásicos adonde iba la gente después del teatro y él dijo “es acá” y es acá. Estaban Los Años Locos enfrente de Tequila, te hablo de la época de Olmedo. También ya estaba Happening, que era de Beba Brucco, la mamá de Osvaldo. Eran los lugares que atrapaban a la gente a la salida del teatro. Ya estaba terminando la moda del teatro de esa década. Osvaldo arrancaba sobre la Costanera. En su momento licitó y desembarcó en la Costanera con Gardiner. Al lado había un local, que después pasó a ser Tequila”, recuerda Paola Pravato Peralta.
Para ella, la Costanera hoy es el mejor lugar para estar, por su fácil acceso tanto para los que vienen de Capital como para los que se fueron mudando hacia el norte. “La verdad es que Osvaldo Brucco fue un visionario. Pero en su momento la gente le decía ¿qué vas a hacer ahí? Era un lugar absolutamente a contramano del marco de la vida que en ese momento era Belgrano y Recoleta”, apunta.
Un capítulo aparte merece Tequila de Punta del Este que permaneció cerrado durante la última temporada. “La idea es volver. No fuimos el año pasado y a fin de año tantearemos el mercado”, adelanta Pravato Peralta. Cada verano las noches de Tequila de Punta del Este se destacaban por sus fiestas temáticas. Para una de ellas eligieron de madrina a Mirtha Legrand, la estrella y protagonista del clásico nacional Los martes, orquídeas: la temática de la fiesta eran las orquídeas. Para la celebración se colocó, en la entrada del boliche, una foto enorme de la actriz.
En otra ocasión, la madrina e ícono de la fiesta de animal print fue Susana Giménez. Otro año, el emblema de la fiesta temática fue Nina, una muñeca que viajaba por el mundo. Otra vez la fiesta se dedicó a la ciudad de Nueva York, y toda la ambientación se iluminó con leds y se cubrió de espejos. “Cuando buscamos la idea de decoración, pienso un referente y después tenemos una mascota. Había unas puestas en escena increíbles en los veranos”, relata la responsable de cada detalle, seguramente ideando ya las fiestas que vendrán.