Sensación mundial. Habla el hombre que traerá de vuelta a los Beatles
Entrevista exclusiva con Peter Jackson sobre Get Back, el documental de más de seis horas que se estrena esta semana, con material inédito que estuvo oculto durante 50 años
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Estaba en Londres, hablando con dos ejecutivos de Apple Corps que lo habían citado para pedirle consejo técnico para una muestra itinerante que finalmente no se hizo. “En medio de la reunión me di cuenta de que era mi oportunidad para hacerles una pregunta que había estado dentro de mí durante los últimos 30 años: ¿Qué pasó con las sobras del film Let it Be? Me contaron que las tenían ellos, que estaban pensando en usarlas para armar un documental. Entonces levanté la mano y les dije que si estaban buscando a alguien que lo hiciera, aquí estaba yo. Voluntario, me ofrecí a ser esa persona”. Así, accidentalmente, en medio de una conversación espontánea y sencilla, Peter Jackson se ganó el privilegio de ser la única persona en 50 años en tener acceso a las 57 horas de película y 130 horas de audio inéditas registradas durante las sesiones del proyecto Get Back de los Beatles. Esto es: la composición, arreglos y ensayos de 14 temas nuevos durante 22 días de enero de 1969 –lo que finalmente sería Let it Be, disco y película– para ser presentados en un gran recital en vivo –luego reemplazado por el memorable concierto en la azotea–, todo esto filmado continuamente por dos cámaras bajo las órdenes del director de cine y guionista Michael Lindsay-Hogg.
Ansioso, pero no muy optimista –imposible saber qué iría a encontrar, estreno y lanzamiento se produjeron en mayo de 1970, cuando la banda ya había naufragado–, voló de regreso a Nueva Zelanda llevando en su iPad buena parte de ese material virgen. Dos días más tarde llamaba a Londres convencido: “Sí, definitivamente quiero hacerlo”. Había descubierto algo extraordinariamente revelador: ajeno al ambiente irascible, poco entusiasta y exageradamente controvertido que durante medio siglo se contó en Let it Be como única versión del final cantado de un grupo de cuatro tipos que no se soportaban más, esas decenas de horas de metraje mostraban a Paul, John, George y Ringo todavía indiferentes a una separación, sumando voluntades en pleno proceso artístico, bromeando incluso con Yoko Ono y concentrándose en mejorar letras y acordes en equipo.
El desmedido señor Jackson de El Señor de los Anillos, de King Kong y El Hobbit, también el del cine gore de los vómitos, las mutilaciones sangrientas y los sesos volando por los aires, puso manos a la obra y se sentó a seleccionar, restaurar y editar. Cuatro años después, el resultado es Get Back, un documental de tres episodios y más de 6 horas de duración que esta semana, entre el 25 y el 27 de noviembre, se podrá ver por la plataforma Disney+, y que por su carácter intimista y por la luz que arroja sobre la creatividad instintiva de los Beatles y sobre sus intensos lazos personales, pretende tocar la fibra a fanáticos de la banda, seguidores de Peter Jackson y curiosos varios.
A días del estreno mundial, desde su casa en Wellington, el director habla con LA NACION revista.
-Tomaste el material del proyecto Get Back de Lindsay-Hogg y lo reiniciaste de cero, ¿cómo no dejarse influenciar por lo que se vio en Let it Be y por el mítico final de Los Beatles?
-Let it Be, la película original, no me influenció en absoluto, porque yo empecé el proyecto con todas las tomas que habían sido filmadas pero descartadas. Así que eso es lo que miré y con lo que me senté a trabajar. Mi película no tiene nada que ver, no es una remake ni una reedición. En realidad, es un documental sobre el making off de Let it Be, sobre cómo se hizo y en qué circunstancias.
-¿Fue una decisión arriesgada, incluso abierta a críticas, la de contar una historia completamente diferente a la que se dio a conocer en 1970?
-No, cuando vi las 57 horas de descartes, vi que había un material inédito extraordinario ahí. Es una filmación histórica, es la historia del rock and roll. Era increíble poder tener la oportunidad de usarlo, y no le iba a decir que no.
-Pero Apple te lo dio y lo llevaste a casa creyendo que encontrarías solo peleas y drama…
-Sí. Pero si en las filmaciones hubieran aparecido solo discusiones, un montón de momentos horribles y un grupo deshaciéndose –cosa que podía haber sucedido, nadie había visto esto en medio siglo– no la hubiera hecho. No quería hacer otra película sobre la ruptura de los Beatles. Lo que yo encontré era muy divertido y muy disfrutable. Por eso me dedico a esto, me gusta hacer cosas que tengan humor, que sean entretenidas.
-¿Qué es lo que más va a sorprender de Get Back?
-Depende de las expectativas, o de los conocimientos que cada uno tenga sobre la banda. A todos los que vieron el adelanto les sorprendieron cosas distintas. Creo que va a sorprender mucho qué tan íntimas y personales son esas cintas. Get Back muestra a los Beatles como seres humanos. Durante ese mes de 1969 accedieron a que se los filme de una forma en la que a ninguna otra banda se la filmó antes. No se trata de una actuación para la cámara, como hicieron en A Hard Day’s Night, o en Help. Este documental es una indiscutible fly in the wall, una mosca en la pared –filmado sin posar, mientras sus protagonistas actúan normalmente– te permite descubrir a estos cuatro tipos de un modo muy genuino.
-¿El material que recibiste estaba desorganizado, sobras de celuloide todas mezcladas?
-Más o menos. El problema es que la película estaba hecha en 16 mm y el sonido había sido grabado de forma separada. Había que juntarlos. Fue difícil porque no había sincronización, ni siquiera había habido claqueta, tuvimos que hacer todo leyendo los labios. Apple hizo más o menos tres cuartas partes de ese trabajo antes de darme el material y nosotros terminamos el resto. Pasamos casi un año poniendo en orden las secuencias y obteniendo los cortes de sonido finales.
-¿Por qué un documental de seis horas de duración y no de dos, o de 18?
-El material original fue filmado con cámaras que fueron registrando todo durante esos 22 días seguidos de enero de 1969. Decidimos estructurarlo de forma tal que contáramos la historia un día a la vez. Teníamos día uno, día dos, día tres… y así fuimos avanzando. En nuestra película cada uno de esos días dura unos 20 ó 25 minutos que obtuvimos de cuatro o cinco horas de la cinta original. Teníamos que hacerlo de manera tal que se preservara la precisión, proceder a la descripción exacta de lo que fue ese día y entonces ahí pasar al siguiente. No fue difícil, pero cortamos hasta donde pudimos y paramos antes de hacerle daño al documental. Era muy consciente de que aquello que no iba a usar quedaría en una bóveda, sin verse, durante otros 50 años. Así que lo terminé con todo lo que yo mismo querría ver.
-¿La llegada de la pandemia y el encierro te permitieron hacer algo más ambicioso que lo que te habías propuesto al principio?
-Quería que el documental fuera muy sencillo, porque las filmaciones son un registro tan asombroso de los Beatles en su proceso de creación que no quise agregarle complicaciones adicionales. Ellos cuentan su propia historia, no hay interacciones, nadie hace voice-over, no insertamos entrevistas. Es literalmente aquella vieja filmación. Se los ve a los chicos hablando de cómo montar un show, resolviendo situaciones que van surgiendo, componiendo juntos. Puedes vivirlo con ellos de la forma en la que le pasó a ellos. No había necesidad de hacerlo más complejo.
-Salvo aquella mítica discusión entre Paul y George Harrison, cuando éste abandonó el grupo para regresar con la condición de que Billy Preston se sumara a las sesiones en teclado, ¿por qué no usaste nada de Let it Be? Lo que mostró en su película Michael Lindsay Hogg también sucedió…
-Utilizamos algunos otros fragmentos, algunas pequeñas cosas que Michael había incluido y que nosotros debíamos sumar para contar nuestra historia. Pero tratamos de evitar Let it Be tanto como nos fuera posible, porque Let it Be es una película que existe por sí misma y no queríamos que la nuestra redundara, queríamos que fueran dos filmes separados. Ocasionalmente incluimos algunos minutos de filmación que están también allí porque no había otra alternativa, pero son solo unos minutos dispersos por aquí y por allá.
-¿Conociste personalmente a Michael Lindsay-Hogg? ¿Te dio su apoyo?
-Sí, llegué a conocerlo bien, estuve en su casa, cené con él, fue una gran ayuda. Yo constantemente le mandaba mails haciéndole consultas, ¿por qué hiciste tal cosa, en qué contexto sucedió esto, grabaste esto otro? Trataba de encontrar la mayor cantidad de información porque, como te decía hace un momento, nuestra película es sobre él haciendo su película. Él mismo es uno de los personajes de este documental, fue filmado dirigiendo, hablando con los Beatles, está en muchas tomas. No se lo ve en su propia película, pero se lo ve en la mía.
-¿Es cierto que Apple le pidió que sea especialmente amable con vos y con tu proyecto?
-No lo sé, entiendo que esta podría haber sido una situación incómoda para él. Es como cuando la gente escribe historias diciendo que yo estoy reeditando Let it Be. No es justo, no es cierto, no estamos haciendo eso. Estamos contando la historia de todo lo que él pasó para hacer su película.
-Tuviste la venia de Paul, Ringo, Sean Lennon y hasta Olivia Harrison. ¿Estuvieron de acuerdo en todo? ¿No hubo quejas ni ningún tipo de censura?
-Les fui mandando fragmentos, una y otra vez, en los últimos años, y me encontré con ellos en distintos momentos antes de la pandemia. Fueron muy generosos y me dieron todo su apoyo. Cuando vieron la película ya terminada yo esperaba que me pidieran que cortara cosas. Pero no lo hicieron. Creo, sí, que estaban nerviosos: son los Beatles como nunca antes se los vio, los Beatles de un modo muy natural y humano. Ya pasó medio siglo y me parece que ahora entendieron que este es un film histórico y que la gente debe ver todo esto así. Hay muchas escenas en nuestra película que entonces no le permitieron poner a Michael en la suya, porque en 1970 estaban muy preocupados por su imagen y por cómo protegerla. Nosotros tenemos una ventaja: entre aquellas filmaciones y este documental todo el mundo fue relajándose, ya no están tan intranquilos. Hay muchas situaciones duras en el film, pero estuvieron de acuerdo en todo.
Aunque se lo había cruzado una sola vez, hacía diez años, Jackson pudo hablar por primera vez con Paul McCartney en el backstage de un concierto que éste dio en Auckland, en 2017. Al director, que ya había examinado las 57 horas de película y había escuchado casi todos los audios, lo sorprendió lo nervioso que el músico estaba por conocerlo y por saber qué había encontrado. A pesar de haber estado allí, viviéndolo, nunca vio las cintas de Lindsay-Hogg, y su recuerdo de esos 22 días encerrados, primero en los fríos estudios Twickenham Film y luego en los de Apple Corps, estaba asociado, según él, a “algo un poquito aburrido y triste, una especie de preludio de la ruptura de la banda”. Peter lo contradijo: “Mira, esperaba presenciar un momento bastante sombrío del grupo. Pero es exactamente lo contrario. Es increíblemente divertido y animado, y a ustedes se los ve como amigos, pasándosela realmente bien”. Hace pocos meses McCartney llegaría a confesar públicamente que ver el material inédito de Get Back fue un gran alivio, porque calmaba su persistente culpa por el desenlace que tuvo el cuarteto de Liverpool: “Fue tan reafirmante para mí. Demostró que mi principal recuerdo de los Beatles en realidad era nuestra alegría y nuestro arte. Yo había comprado el lado oscuro de nuestro final y llegué a pensar que era el responsable. En el fondo de mi mente siempre tuve la idea de que esto no era realmente así, pero no tenía las pruebas”.
-¿Qué recordás vos de ese encuentro?
-Me preocupaba exponerle la versión más precisa de lo que pasó. Era importante para mí que esta historia fuera tal como tuvo lugar. Es interesante, porque 50 años es mucho tiempo, los recuerdos de la gente se esfuman. Le mostré en un iPad algunas partes que pudieran refrescarle la memoria y con un solo vistazo empezó a decir “guau, sí, ahora recuerdo esto, ahora recuerdo esto otro”. Hice lo mismo con Ringo cuando fui a verlo. A los Beatles nunca les gustó Let it Be porque tanto el álbum como el film se estrenaron mientras se estaban separando. Fueron días molestos y estresantes para ellos. En sus mentes el proyecto de Michael Lindsey-Hogg siempre estuvo relacionado con ese final. No recordaban nada de las grabaciones, solo recordaban que había sido un momento muy infeliz de sus vidas. Por eso mismo, durante todo este tiempo, no quisieron que nadie viera estas imágenes. Lo extraño es que las cintas no tienen ninguna relación con la ruptura. Yo pude ir y decirles “oigan chicos, no está tan mal, está bien, no es lo que ustedes están pensando”. Es muy gracioso y entretenido y muestra a cuatro amigos haciendo lo que mejor sabían hacer: componer y tocar música.
-Se los ve ensayando incluso las canciones que luego formarían parte de sus carreras como solistas…
-Ellos no sabían que tenían por delante una carrera como solistas, o no se daban cuenta todavía. Pero además de componer las canciones del álbum Let it Be, unos dos tercios del álbum Abbey Road –el último grabado por la banda, aunque el penúltimo publicado– se ensayaron en este período. También ensayaron muchas otras canciones que ahora, con el paso del tiempo, sabemos que irían a terminar en sus álbumes como solistas. “Gimme Some Truth”, que es de John Lennon, la está ensayando con Paul McCartney. “All Things Must Pass”, que es un solo de George Harrison, la tocan los cuatro juntos.
Ni las pirámides de Egipto ni el cráter de un volcán en Hawái ni un crucero navegando por aguas griegas. De forma sencilla, sin darle demasiadas vueltas, los Beatles dejaron de lado sus pretensiones iniciales y para el concierto de presentación del álbum terminaron optando por la terraza del quinto piso de la sede de Apple, en el número 3 de la calle Savile Row. Ese recital, que parecía absolutamente improvisado aquel frío y gris mediodía del 30 de enero de 1969, terminó siendo mítico: fue la última vez que tocaron en vivo. La filmación total dura 43 minutos, de los cuales Michael Lindsay-Hogg usó solo 20. Más de medio siglo después, Peter Jackson se la mostró a Paul y a Ringo y la decisión estuvo tomada: ponerlo todo, completo e ininterrumpido.
En Get Back se usó la misma técnica de restauración que en Jamás llegarán a viejos (2018), el documental hecho por el neozelandés con metraje original de la Primera Guerra Mundial que logró recuperar cuadro por cuadro. La frutilla del postre tiene entonces una imagen tres veces más brillante que la de la película de 1970 y un audio mucho más limpio. A fines de 2019, el cineasta estuvo en Londres y, curioso, pidió subir a la terraza. Cuenta: “Ahora el edificio le pertenece a Abercrombie & Fitch, una tienda de ropa, y no permiten que nadie acceda a esa azotea. Pero Apple habló con ellos y les pidió permiso. Estuvimos ahí arriba y miramos todo el contexto. La escalera ya no está y movieron algunas cosas. Hacia la izquierda, el skyline se ve exactamente igual. Hacia la derecha cambió por completo. Pero la terraza no cambió mucho, está bastante similar a cuando los Beatles tocaron allí”.
-Acostumbrando a un cine de escenas complejas y escenarios monumentales, ¿dónde encontrás la adrenalina al hacer un documental?
-La parte más difícil para mí fue elegir qué piezas usar y cómo ponerlas juntas. Había un equipo entero, separado, que restauraba la película. Yo no me involucré con ese equipo. Sabíamos hacerlo de este modo. Lo que no sabíamos era cómo iba a quedar el material ya mezclado, y cómo sería el film final. Estuve trabajando en pandemia y podía encerrarme todo el día en el cuarto de edición con los Beatles. Eso me hizo muy feliz. Fue un lindo proyecto que empezamos mucho antes del Covid, pero fue muy bueno, muy disfrutable, haberlo podido desarrollar durante el aislamiento. A mí siempre me gustó editar películas. Incluso cuando las filmo yo, mi momento favorito llega cuando me instalo en la sala de edición. Estas cintas no fueron filmadas por mí, pero así y todo disfruté del proceso de sentarme a editarlas, realmente fue divertido.
-Solés decir que el proceso de hacer una película es muy íntimo, pero que entonces un día debés soltarla para que pase a ser de todo el mundo ¿Qué querrías que dijera la gente después de verla?
-Bueno… espero que les guste. Es como meterse en una máquina del tiempo e ir para atrás 50 años. Muchas veces, cuando hacés una película, estás nervioso por cuáles serán las reacciones. Pero no me pasa con esta, porque sospecho que los fans de los Beatles tendrán su mente en blanco. Nadie hasta ahora fue capaz de ver una película sobre una banda de rock con este nivel de honestidad. Te garantizo que nunca se hizo algo tan veraz y duro, tan de mosca en la pared observando lo que le pasó a estos chicos durante ese mes. La gente los conocerá de una forma en que nunca se imaginó que sería posible. Yo todavía estoy en estado de shock por lo íntimo que es. Después de cuatro años trabajando en ella todavía no puedo creer que el material existiera y que no hubiera salido a la luz. Es algo a lo que no paro de darle vueltas en mi cabeza. Fui fan de los Beatles durante 40 años, leí todos los libros y compré todos los álbumes que pude, también los piratas. Y de golpe tuve en mis manos estas filmaciones… Anoche vi tres horas del documental, porque seguimos haciendo ajustes de sonido y terminando cositas y, honestamente, me sentía fascinado. Así que si a la gente le provoca lo que me provoca a mí, ya seré feliz.