Rebecca Hall habla de su nueva película y de cómo fue trabajar con el hoy cuestionado Woody Allen
La actriz que brilló en “Vicky Cristina Barcelona”, presenta su primer film como directora, Claroscuro
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Basta con ver los últimos proyectos de Rebecca Hall para darse una idea de lo ecléctica que es su carrera en el cine. A principios de 2021, presentó en el festival de Sundance su primera película como directora, Claroscuro, un drama sobre temática racial. Dos meses después, se estrenó en todo el mundo Godzilla vs Kong, film en el que comparte cartel con los dos monstruos clásicos y que resultó uno de los grandes éxitos de taquilla en estos meses de regreso a las salas. Para cerrar el año, se la podrá ver como la protagonista absoluta de una película de terror, La casa oscura, que se estrena el jueves próximo en los cines de la Argentina.
“No planeo demasiado, soy mucho más antojadiza sobre eso –dice Hall sobre la forma en la que elige sus proyectos, en un encuentro con LA NACION revista, vía Zoom–. Creo que tiene que ver con lo que conecto en ese momento. Hubo momentos en mi vida en los que Godzilla versus Kong no me hubiese atraído. Pero en este momento me pareció que iba a ser divertido y quise hacerlo. Tengo un bebé de seis meses y estaba lista para hacer algo que no fuera una carga muy pesada dramáticamente y que pudiera llevar a mi familia conmigo y ver el mundo. Fuimos a Hawái y Australia, fue divertido, creo que salió muy bien y estoy muy contenta”.
Más allá de las diferencias de géneros y personajes de los proyectos que elige, los trabajos de Hall tienen características compartidas. En la pantalla siempre se la ve moverse con naturalidad, sea cual fuere la situación en la que la historia la ubique. La actriz tiene un talento especial para realzar la humanidad de sus personajes, logrando conectarlos con el espectador de una manera profunda. Ese parece ser el secreto de su éxito, en películas como El gran truco, de Christopher Nolan; Frost/Nixon - La entrevista del escándalo, de Ron Howard; Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen; Atracción peligrosa, de Ben Affleck; Iron Man 3, de Shane Black; El regalo, de Joel Edgerton; Christine, de Antonio Campos, y El buen amigo gigante, de Steven Spielberg; además de sus actuaciones en teatro y en televisión, en proyectos como Tales From the Loop, la serie estrenada por Amazon en 2020.
Esta capacidad para establecer una conexión con el público resulta imprescindible en La casa oscura. Su interpretación de Beth, una viuda reciente que descubre terribles secretos de su marido, al mismo tiempo que empiezan a suceder eventos posiblemente paranormales en su casa, se va construyendo de a poco. En el comienzo hay cierta frialdad en ella, lo cual, al contrario de lo que podría pensarse, genera aún más empatía con su dolor y consternación ante el suicidio de su marido. La actriz se aleja de los lugares comunes en su actuación y va revelando al personaje, de forma sutil, en cada escena. Así, la película se apoya sobre los hombros de Hall, quien actúa sola en la mayor parte del film, que también se presentó en el último festival de Sundance. “Mi relación con el cine de terror es más que nada como consumidora –dice Hall–. No diría que soy una nerd del terror, pero siempre aprecié mucho al género porque creo que tiene la capacidad de hablar de temas indirectamente, lo cual, a veces, puede ser más fructífero y gratificante. Siempre tuve la sospecha de que el cine de terror tiene tanta vigencia porque surge de una sociedad que causa ansiedades. Creo que hay algo terapéutico y catártico en una experiencia de estar en una sala llena de extraños, en la oscuridad, que te fuerza a gritar y a tener una reacción corporal. A veces, hasta reírte. Poder purgar todo eso en un ambiente controlado, me parece importante y una experiencia válida, además de divertida”.
-También soy fanática del cine de terror por esto que decís, pero cuando hablamos de premios y recepción de la crítica todavía es difícil para el género conseguir el respeto que se merece.
-Sí, es extraño porque suelen ser las más desafiantes para los actores. Esta película fue una verdadera maratón para mí. Estaba actuando sola la mayor parte del tiempo, a menudo fue muy agotador y difícil. Tuve que buscar otros recursos y pensar en emociones bastante extremas. Si fuera un drama creo que nos tomarían en serio de una manera diferente. Aunque eso ya no es del todo así. Pienso en la actuación de Toni Collette en El legado del diablo, por ejemplo, que es extraordinaria.
-Hay un cambio positivo en ese sentido. Como dijiste, en la película actuás casi sola, aunque tenés algunas muy buenas escenas con otros actores. Uno de los mejores aspectos de la película es el límite difuso entre el terror psicológico y el sobrenatural, el espectador nunca tiene tan claro de cuál se trata, ¿cómo encaraste esto desde la actuación?
Es parte de la razón por la que me gustó tanto el proyecto, me pareció que había una danza muy interesante entre estas dos polaridades, ¿es enteramente psicológico o hay algo sobrenatural? Me pareció muy cautivante la idea de una mujer que pierde a su marido por suicidio, el tipo de duelo que tiene que atravesar es tan complicado, tan difícil. Porque creo que la gente queda con una sensación de “¿cómo pudieron hacer eso?” y con enojo. Creo que esta película hace algo muy interesante que es llevar esa idea y ese proceso por el que ella tiene que atravesar y lo empuja al extremo. En su cabeza, ella piensa “si fue capaz de hacer eso, ¿qué no era capaz de hacer?”. Y, tal vez, es más fácil imaginar que él era mucho peor que eso. Quizás, la ayude a procesar lo que sea por lo que está pasando, embarcarse en ese viaje en lugar de enfrentar la realidad de lo que verdaderamente sucedió. O, tal vez, es todo verdad, no sabemos realmente, hay muchas interpretaciones posibles. Pero, para mí, esta especie de viaje de una mujer que pasa por un proceso de duelo y de ver cómo va a seguir adelante fue la base de mi interpretación. El personaje de alguna manera entra en el arquetipo de la dama que está siendo perseguida por un espíritu, al cual vemos mucho, corriendo asustada por una casa grande y todos gritamos “salí de la casa, ¿qué estás haciendo?”. Lo fascinante es que, en cierto nivel, esta es su travesía psicológica, ella lo está creando y metiéndose en eso. Así que cuanto más miedo da todo, ella está más dispuesta a caminar hacia el fuego y decir “venía a buscarme, no tengo nada que perder”. Es como una vuelta de tuerca de la idea usual de escaparse de eso.
-La película también trata sobre encontrar el lado oscuro de alguien que pensabas que conocías muy bien y me pareció que es un tema muy actual, en especial en lo que se refiere a la violencia contra las mujeres, ¿qué opinas sobre lo que puede aportar un film así en la conversación que estamos manteniendo en esta época?
-Cualquier cosa que resalte la conversación o la haga salir a la luz es realmente un objetivo en sí mismo. Creo que la película toca estos temas de manera oblicua, pero sí, definitivamente lo hace.
-Pensaba también cuando un hombre es acusado de algo y la gente que lo conoce dice “pero conmigo siempre fue amable” o algo por el estilo. En relación a esto, vos trabajaste con Woody Allen y luego hablaste sobre estar arrepentida y donaste tu sueldo a la organización Time’s Up, ¿qué pensás sobre la idea de cómo estamos intentando lidiar con el trabajo de personas que hicieron cosas terribles? Me imagino cómo será como actriz haber hecho un gran trabajo, como vos hiciste en esas películas y de repente…
-Es una pregunta que no me siento completamente lista para contestar aún, porque no lo sé. Estoy increíblemente orgullosa del trabajo que hice en Vicky Cristina Barcelona y tuve una experiencia maravillosa en ese trabajo. Cuando doné el dinero a Time’s Up [un movimiento contra el acoso sexual creado por celebridades de Hollywood en respuesta al caso Harvey Weinstein], esa película en la que estaba trabajando en ese momento, Un día lluvioso en Nueva York, tuve una sola jornada de rodaje, el mismo día en que se dio a conocer el escándalo de Weinstein. Había tantos periodistas en las calles y, además, yo estaba haciendo prensa para la película y todos me pedían todo el tiempo que justificara, explicara o hiciera responsable a Woody Allen. No creo que ese sea el trabajo de una actriz. Y creo que es injusto que nos fuercen a la sumisión y deseo que se alce la voz. Quise dejar en claro que era un momento importante para que se escuchen estas voces y me sentía incómoda al no decir algo sobre eso. Pero, al mismo tiempo, siento afecto por las películas de Woody Allen y estoy muy orgullosa de mi actuación en Vicky Cristina Barcelona. Fue uno de los momentos más importantes de mi carrera porque apenas había hecho algo antes. Y mi experiencia con él fue muy buena. Así que no sé cómo lidiar con eso. Lo que sí sé es una cosa: hay que dejar de pedirles a las actrices que trabajaron con él que hagan de jueces y jurados porque eso es demasiado complicado.
-Por supuesto, no te estaba pidiendo que hagas un juicio sobre esto, sino más bien cómo es tu experiencia, considerando que estás orgullosa de tu trabajo, y deberías estarlo, pero qué pasa con esto. Definitivamente no es justo.
-Sí, creo que esas películas siguen siendo buenas y que no deberíamos hacer como si no existieran, porque sí existen.
Aunque Vicky Cristina Barcelona, estrenada en 2008, fue la película que impulsó su carrera a otro nivel de reconocimiento internacional, Hall había comenzado a actuar en su infancia. La pasión por el escenario corre por su sangre: su madre, Maria Ewing, es una reconocida cantante lírica; y su padre era Peter Hall, director de teatro, TV y cine, quien estuvo al mando de la Royal Shakespeare Company y el National Theatre. Fue él quien le dio a la pequeña Rebecca su primera oportunidad como actriz, en la miniserie The Camomile Lawn, cuando tenía apenas 10 años.
-Empezaste muy joven y dirigida por tu padre, ¿cómo fue y qué impacto tuvo en tus elecciones con respecto al futuro? ¿Querías conscientemente ser actriz a o te gustó la experiencia y seguiste por ese camino?
-Los rumores dicen que siempre lo había querido y le pedía a él que me dejara presentarme a las audiciones y que él no quería. Creo que eso es verdad, que siempre quise hacerlo. Pero la pregunta más grande es por qué quería hacerlo, si es porque estaba expuesta a eso todo el tiempo o porque nací con un talento innato, o si tengo talento por mis padres, ¿quién lo sabe? El huevo o la gallina (risas).
La historia familiar también inspiró a Hall en su elección del tema de su ópera prima como directora y guionista, Claroscuro. El film, estrenado en el festival de Sundance de este año y que llegará a Netflix el 10 de noviembre, está basado en la novela Passing, de Nella Larsen, publicada en 1929. Ruth Negga y Tessa Thompson interpretan a dos amigas de la infancia, en la Nueva York de los años 20, que se reencuentran y descubren que llevan vidas muy distintas.
“Se trata de dos mujeres afroamericanas que tienen piel clara y viven en lugares opuestos de la línea de color –explica Hall–. Las dos pueden pasar por blancas, que era una práctica común si tenías la piel lo suficientemente clara. Una de ellas cruzó completamente la línea de color, viviendo como blanca con un marido blanco racista y la otra vive en Harlem y se enorgullece de ser negra. También, se trata de todo tipo de cosas, de dualidades y de formas en las que el ser público no encaja con el ser interno, las complicaciones y la ambigüedad. Es personal para mí porque mi mamá es originalmente de Detroit, que luego se mudó a Europa, se convirtió en cantante de ópera y conoció a mi papá. Ella fue criada en una familia como blanca, pero su padre pasaba como blanco. Por su elección, esto quedó oculto para mí e incluso para mi madre, hasta cierto punto. Así que es difícil entender nuestra propia relación con nuestra herencia y con su negritud y la mía propia. Fue una especie de exploración para mí hacer una película así y una forma de acercarme al pasado, con compasión y amor, y pensar en las elecciones que los miembros de mi familia tuvieron que hacer para sobrevivir en una sociedad racista”.