Letizia se detuvo a saludarla en ARCO, en febrero; en la feria argentina, donde fue premiada por el Banco Ciudad, el primer día ya había vendido todo y tenía lista de espera
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“Soy un cuerpo no deseable pero acá estoy”, se leía en una de las obras de La Chola Poblete exhibidas en la reciente edición de arteba por el Banco Ciudad, que además de premiarla le dedicó su stand en la feria. El primer día ya había vendido todo, y tuvo que abrir una lista de espera.
Protagonista también de una muestra que terminó días atrás en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, la artista queer llamó este año la atención de la reina de España, que se detuvo en el stand de la galería Pasto durante su recorrida por ARCO. “Nos volvemos a ver, después de 530 años”, le dijo a Letizia en referencia a la conquista de América.
Un fotomontaje suyo inspirado en El nacimiento de Venus de Botticelli fue comprado entonces por galeristas de Portugal, antes de que la joven mendocina viviera su propio renacer en muestras internacionales a las que aporta sus performances, foto-performances, videoarte, fotografías, pinturas, dibujos y objetos.
“A partir de ARCO la empezaron a invitar a un montón de proyectos en Europa –contó entusiasmado su galerista, César Abelenda-. Acaba de viajar a Zurich a hacer una performance y de participar en muestras en Nueva York y en la galería Jérôme Poggi, donde compartió sala con artistas como Nan Goldin, Cindy Sherman y Louise Bourgeois. El año que viene tiene otra en el Kunsthalle de Lisboa y un par en París”.
“Con mi alter ego, La Chola, quise darle visibilidad a mi origen descendiente de bolivianos, indígenas cuyos ancestros no bajaron de los barcos -dice esta artista nacida en 1989 en un video disponible en YouTube-. Si el mito de Venus nació de la espuma del mar, ¿por qué no puede nacer de un guiso de papas?”
Las papas inspiraron los dibujos exhibidos en Ejercicios del llanto, la exposición alojada en el museo Moderno hasta la semana pasada. “Los españoles decían que era un fruto del infierno, porque era un tubérculo y estaba por debajo de la tierra. Entonces no lo querían consumir –recuerda-. Pero eso se vuelve un chiste, porque se convierte en un elemento del plato tradicional español, que es la tortilla. Y después termina siendo ese alimento que salva del hambre en las guerras”.
Bajo su mano, en ejercicios introspectivos que funcionaron como “ansiolíticos” mientras ella reflexionaba sobre su propia identidad, la forma de la papa se transformó en composiciones más ambiguas. Por ejemplo en una grieta que, según ella, evoca una herida. Una parecida a la que se abrió con la conquista de América, y que parece estar sanando con este camino inverso que La Chola realiza hacia Europa.