Personal Trainer. De cómo el budismo ayuda a entrenar
Desde que leo más, siento que me expando. Siento que crezco y me nutro, y que puedo vivir muchas más vidas de la que me tocó en suerte. Por eso me gusta leer de todo. Y por eso de a poco me animo a aproximarme a todo tipo de filosofías y formas de ver el mundo. Entre ellas, en el último tiempo empecé a investigar la del budismo, y encontré muchos puntos interesantes en los que detenerme y usar como base para mi propio camino y experiencia.
Uno es la meditación. Una práctica que si bien lleva años difundida en Occidente, no siempre es fácil de poner en acción para la cabeza inquieta de esta parte del planeta. Pero el budismo cree que la verdadera felicidad es aquella que yace en lo profundo de la mente, y que todos podemos acceder a ella a través de la meditación, que calma el oleaje de los problemas cotidianos y nos permite hacer pie y volver a enfocarnos. A mí esta promesa me interesa mucho. Sobre todo porque a través de la meditación uno aprende a reconocer sus errores y adaptar la mente para pensar y reaccionar de manera más realista y sincera. “Así, con el tiempo podremos librarnos de los sentimientos negativos tales como la insatisfacción, la ira y la ansiedad”, describe la Fundación Fo Guang Shan Argentina, autora de guías sobre el tema. De esta forma, podríamos estar en camino de eliminar el origen de los estados mentales negativos.
Puede aplicarse a muchas cuestiones en la vida cotidiana. En mi profesión, podría ser la llave a una gran motivación para entrenar. Quien logra enfocarse y correr todas las excusas y miedos tiene parte del camino hecho. Meditar no es solo sentarse en determinada postura o respirar profundo con los ojos cerrados; es concentrarse para adquirir un estado mental equilibrado. El que hace falta para encarar cualquier proyecto en la vida, desde ponernos en forma a cambiar de trabajo. “Si bien existen distintas técnicas de meditación, todas comparten el principio común de cultivar la mente, de modo de no permitir que la mente controle el comportamiento”, apuntan desde la fundación. Porque como ya sabemos, las excusas engordan.
Una de las cuestiones que más me gustó del budismo es que su líder, Buda, no era un dios ni un santo, sino un ser humano que alcanzó su iluminación a través de la práctica. Uno que no exigía fe ciega, propiciando que cada uno pudiera experimentar la transformación por sí mismo. Su camino era el de la autoconfianza, un método con resultados más profundos y permanentes.
No hacen falta grandes esfuerzos, se puede empezar con 5 o 10 minutos por día. Conforme entremos en confianza con el método, empezaremos a anhelar ese momento de paz, porque ahí se definen nuestras metas y que cada minuto invertido tendrá su retorno con creces. ¿Y quién no está necesitando una buena inversión emocional estos días?
Cuatro libros
Para mantener la mente en forma
- Budismo práctico, Jorge Rovner
- Pensar con el cuerpo, Jader Tolja y Francesca Speciani
- ¿Qué es el Budismo?, IBPS Argentina
- Dibuja tu destino, Myles Munroe