“Amigos antes que amantes”. Infidelidades, tragedias y problemas con el alcohol en los 50 años de matrimonio de Paul Newman y Joanne Woodward
La docuserie que dirigió Ethan Hawke cuenta la relación entre las estrellas de cine, que coprotagonizaron 16 películas e hicieron lo posible para seguir juntos
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“Mi bisabuela me dijo una vez que nunca me casara con un hombre con quien no estuviera segura de poder desayunar todos los días durante 50 años”, le dijo Joanne Woodward a su biógrafo en Her Life and Career para confirmar la buena elección que había hecho, al considerar a Paul Newman como “el amor de su vida”. La historia de Paul y Joanne, estas dos leyendas del cine que estuvieron juntas 50 años, hasta la muerte del actor en 2008, vuelve a ser protagonista gracias a The last Movie Star, la excelente docuserie que dirigió Ethan Hawke y que HBO Max subió a su plataforma. Seis capítulos que destruye el “mito” para mostrar a Newman y a Woodward más reales, lejos de ser personajes de un cuento de hadas. “Se esforzaron mucho en amarse y sufrieron de verdad y, sin embargo, utilizaron todo eso para seguir creciendo’. Eso es lo que me parece realmente inspirador”, confesó Hawke.
La hija menor de la pareja, Clea, fue la que propuso a Hawke la idea del documental. En 1986, Paul Newman había empezado a escribir una autobiografía y le pidió a su amigo y guionista Stewart Stern, que grabara entrevistas con él, con Woodward, con sus amigos y colegas. Cinco años después, le pidió a Stern que dejara de hacerlo. Newman quemó las cintas, pero las transcripciones sobrevivieron y son las que hoy aparecen en las voces de los actores que forman parte de The Last Movie Star, título que proviene de una entrevista del periodista, escritor y ensayista Gore Vidal, en la que especulaba que, dado que la televisión estaba superando al cine, sus grandes amigos, los Newman, podrían ser las últimas grandes estrellas de cine.
“La felicidad en el matrimonio no es algo que simplemente suceda, un buen matrimonio debe crearse. En el Arte del Matrimonio las pequeñas cosas son las grandes cosas; nunca sé es tan viejo como para no sostenerse las manos. Hay que recordar decir ´te amo´ al menos una vez al día, y nunca irse a dormir enojados. Es tener la capacidad de perdonar y de olvidar. Es dar al otro una atmósfera en la que cada uno pueda crecer. Es encontrar espacio para las cosas del espíritu, en una búsqueda común del bien y la belleza. Es establecer una relación en la cual la independencia sea por igual, la dependencia mutua y las obligaciones recíprocas. No es sólo casarse con la pareja perfecta, es ser la pareja perfecta”, leyó Paul el poema de Wilferd Arlan Peterson el día de su boda con Joanne. Se casaron en 1958, en Las Vegas, luego de que Newman se divorciara de su primera mujer. Los medios se centraron en la pareja, y titularon que se trataba de una historia de amor “construida sobre un adulterio”.
Fueron pocas las entrevistas que ofrecieron como matrimonio. Mantuvieron sus vidas personales y su intimidad lejos de los flashes, por eso se instalaron en Connecticut, lejos de la vorágine hollywodense para ver crecer a su familia. Toda historia tiene un comienzo y la de Paul Newman y Joanne Woodward se inició en 1953. Una tarde calurosa de agosto, un Paul de 25 años caminaba por las calles de Manhattan. Para refugiarse del calor decidió meterse en la oficina de su agente, que contaba con aire acondicionado. Allí estaba Joanne, una actriz en ascenso que, al verlo, pensó que se trataba de uno de los tantos chicos lindos que buscaban triunfar en Hollywood. “Joanne era moderna e independiente, mientras que yo era tímido y bastante conservador. Tardé mucho en convencerla de que no era tan anodino como parecía”, comentó el actor mucho tiempo después.
Pronto volvieron a cruzarse, esta vez sobre un escenario de Broadway, donde representaban Picnic, obra, de William Inge. Ambos se formaron en el Actors Studio de Lee Strarberg, la escuela que marcó a toda una generación de actores: James Dean, Marlon Brando, Rod Steiger. Para Newman Picnic fue su debut en Broadway y no le resultó fácil hacerse un lugar. A pesar de que los agentes, Liebling y Wood, lo propusieron para el protagónico, el director Joshua Logan se negó al decir que necesitaba un actor que reflejara una “amenaza sexual”, y que aquel chico nuevo, era como “un ángel de Botticelli sin la menor carga sexual”. Ralph Meeker se quedó con el papel principal y Paul interpretó por un tiempo al ex compañero de cuarto, hasta que logró el rol principal de la obra que fue un suceso. Inge ganó el Premio Pulitzer de Drama, Logan el Premio Tony al mejor director y la puesta se consagró como la mejor de la temporada por el Círculo de Críticos de Nueva York. Joanne, fue suplente de las protagonistas femeninas de la obra y fiel compañera de Newman, con el que mantuvo una relación de amistad muy cercana, quizá con la intención de poner un límite a la atracción. Él ya estaba casado con Jacqueline Emily Witte, madre de sus tres primeros hijos.
El éxito de la obra los llevó directo a Hollywood. Él firmo contrato con Warner Brothers y ella comenzó a trabajar con 20th Century Fox. En 1957, volvieron a coincidir, está vez para rodar The Long, Hot Summer (El largo y cálido verano 1958), junto a Orson Welles. El film basado en textos de William Faulkner y dirigido por Martin Ritt quedó en la historia como la película que unió para siempre a la pareja. “Fuimos buenos amigos antes de ser amantes –contó en una oportunidad Joanne–. Nos apreciábamos, podíamos confiar el uno en el otro sin miedo al ridículo ni al rechazo. Había confianza entre nosotros”.
En marzo de 1958, Joanne se alzó con el Oscar como mejor actriz por Las tres caras de Eva y Newman, en mayo de ese mismo año logró ser reconocido en Cannes, como mejor actor por El largo y cálido verano. En la Croisette, los fotógrafos los perseguían, no les daban respiro, eran la pareja más buscada. En la histórica finca, de algo más de cuatro hectáreas en Westport (Connecticut), encontraron la paz. Allí crecieron las tres hijas de la pareja, Elinor Teresa, Melissa Steward y Claire Olivia y compartieron buenos momentos con sus amigos y vecinos, entre ellos, Jason Robards y Robert Redford.
Rara vez dieron entrevistas, en los 50 años que estuvieron juntos intentaron mantener su vida personal y familiar en la más profunda intimidad. No fue fácil, la tragedia, el alcoholismo de Paul y algunas de sus infidelidades pusieron en jaque al matrimonio y generaron opiniones y titulares de impacto en los diversos medios.
“¿Para qué querría comerme una hamburguesa en la calle si en casa me espera un bistec?, fue la frase que pronunció el actor como una “muestra de amor”. Joanne le recriminó la comparación con un pedazo de carne: “Cada vez que escucho esa línea, quiero estallar”. El actor intentó adaptarla y en posteriores entrevistas, hizo referencia a buenas marcas de vino francés de la bodega hogareña frente al vino barato de supermercado. Lo cierto es, que aquella primera declaración fue la que cobró protagonismo cuando el actor tuvo un affaire con Nancy Bacon. Durante el rodaje de Butch Cassidy and the Sundance Kid, en 1968, Newman pasó varios días con la periodista que fue a entrevistarlo al set de la película que lo unió, por primera vez, con Robert Redford. La noticia puso en jaque al matrimonio Newman-Woodward y la frase: “no saldrá con hamburguesas, pero no se resiste al bacon” se repitió hasta el hartazgo. El marido fiel, la pareja perfecta de Hollywood tenía problemas. Bacon fue la que puso fin a la relación y se encargó de ventilar las razones e intimidades a los medios: “llegó un momento en que me dije que tenía otras opciones. Le dije: ´Estás siempre borracho y ni siquiera puedes hacer el amor´. Y puse punto final”.
En octubre de 1968 la pareja fue tapa de la revista Life para mostrar la solidez de su matrimonio contra la especulación de la prensa y apoyar el estreno de Rachel, Rachel la primera película que dirigió Newman, basada en la novela A Jest of God, de la canadiense Margaret Laurence y que tuvo como protagonista a Joanne Woodward. Actuación que le valió una nominación a los Premios Oscar y la consagró con un Globo de Oro. Los comentarios de quienes especulaban que ella había renunciado a su carrera por él, se hicieron cada vez más fuerte y acusaron a Newman de producir y dirigir varias películas para apoyar la carrera de Joanne, quien se mantenía lejos de los reflectores en la paz de Connecticut, junto a las tres hijas de la pareja. En 1972, volvió a dirigirla en El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas, film basado en la obra de teatro de Paul Zindel, ganadora de un premio Pullitzer. Newman rescata la importancia de la interpretación de sus actores, sobre todo se apoya en la actuación de Woodward, que fue galardonada por este papel en el Festival de Cannes. Tiempo después el matrimonio admitió la tensión que vivieron durante el rodaje.
Uno de los grandes refugios de Newman fueron las carreras de autos, pasión que se desató tras protagonizar 500 millas (Winning, 1969), con Joanne. Pasión y talento que lo tuvo como protagonista en 1979, en la clásica 24 horas de Le Mans. Con el Porsche 935 pintado con los colores de Hawaiian Tropic ganó en su categoría y quedó en segundo lugar en la general.
“No se sentía tironeado entre los autos y las películas: ser actor venía después de las carreras”, comentó su amigo Robert Redford. En 1995, logró figurar en el Records Guinness como la persona de más edad que ganó la carrera Rolex de resistencia de 24 horas. Las carreras cobraron otro significado cuando en 1978, la tragedia lo golpeó. Su hijo Scott, del primer matrimonio, falleció a causa de una sobredosis. Joanne dejó de lado varios proyectos y acompañó a Paul transitar el duelo. “No existe mayor drama para un padre que la muerte de un hijo. Es algo que no se supera nunca, aunque yo he conseguido, al menos, aprender a vivir con ello”, declaró el actor.
La filantropía caló fuerte en la vida de ambos. Con el nombre de su hijo, se creó un centro para ayudar a las personas víctimas de la droga y una red de campamentos de verano por todo Estados Unidos para apoyar a menores desfavorecidos. Ya con anterioridad, el matrimonio participó en la organización Save the Children como portavoz, a través de anuncios y diferentes publicidades en favor de la ONG. Apadrinaron a niños y acogieron en su hogar a seis pequeños. “Quizá habría sido buena idea si hubiéramos sido capaces de levantarnos y declarar públicamente que en casa teníamos problemas”, comentó Joanne y elogió a Carol Burnett que solía hablar de los problemas que atravesó su hija con las drogas.
La pareja también participó activamente en la política y alzó la voz por diversas causas en su lucha por los derechos civiles y el medio ambiente. A Paul le gustaba bromear que estaba feliz de formar parte de la lista de enemigos de la Administración del ex presidente Richard Nixon. Juntos recaudaron fondos para la Convención Nacional Demócrata, que designó a Jimmy Carter como candidato a la presidencia en el Madison Square Garden. Newman, en realidad había hecho campaña en favor de Ramsey Clark, antiguo fiscal general. En enero de 1977, cuando Carter asumió la presidencia, Joanne y Paul hablaron en la gala. Al año siguiente, y tal como describe Shawn Levy en Paul Newman: La biografía, Carter le pidió al actor que participara de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarme Nuclear. “No soy un buen negociador ni soy nada del otro mundo presentando iniciativas, pero puedo salir en la caja tonta, y mi objetivo es destacar lo que está ocurriendo en la ONU”, comentó el actor.
El triunfo de Ronald Reagan, en 1981, descolocó al matrimonio, y según diferentes anécdotas, proyectaron en su casa Bedtime for Bonzo, considerada la peor película del actor devenido a presidente de los Estados Unidos.
Fuera de la pantalla, la poderosa pareja se involucró diversas organizaciones benéficas, poniendo foco en Newman’s Own Foundation, que nació cuando Newman y el escritor A.E. Hotchner prepararon un aderezo para ensaladas para unos amigos. Un pasatiempo que se convirtió en una empresa que se expandió y generó millones de dólares en donaciones.
Con el correr de los años, Joanne Woodward y Paul Newman hicieron frente, con humor y espontaneidad, a los diversos rumores y a las repetidas preguntas que les hacían sobre el éxito de su matrimonio o, en el caso de Joanne, a la infaltable referencia de estar casada con un sex symbol: “Yo no lo veo así. Es un cuarentón, tiene seis hijos y ronca”, contestaba divertida. “La sensualidad se desgasta después de un tiempo y la belleza se desvanece, pero ¿estar casada con un hombre que te hace reír todos los días? Ah, eso sí que es un verdadero placer”, develaba el supuesto secreto que los mantenía unidos. “Joanne y yo hemos tenido dolorosos enfrentamientos, pero nunca nos hemos rendido –confesó Paul a la revista del New York Times-. Yo he hecho las maletas más de una vez, pero siempre me he dado cuenta de que no tenía adónde ir”.
En el documental dirigido por Ethan Hawke, se muestran los típicos titulares de las revistas de la época: “Los Newman: Cómo seguir casado a pesar del éxito”; “Los rumores en torno al matrimonio Newman están aumentando hasta convertirse en un silencioso rugido”. A pesar de su activismo contra las drogas, las adicciones, era conocido los problemas que Paul enfrentaba con el alcohol. Hay anécdotas que cuenta que llevaba colgado un abridor de botellas en los rodajes. Con la ayuda de Joanne, puedo superarlo y como consuelo, tenía permitido beber alguna que otra cerveza.
En 1987, Newman dirigió su última película, el Zoo de Cristal, adaptación de la novela de Tennessee Williams que contó con la actuación de Joanne. De los seis filmes que lo tuvo como realizador, cinco fueron protagonizadas por su pareja, entre ellos, el telefilm La caja oscura y Harry e hijo, una autobiografía parcial de Newman que cuenta la relación con su hijo mayor.
En Cannes la presencia de ambos fue recurrente a lo largo de las décadas, por lo que, en 2013, el certamen les rindió homenaje al escoger como cartel de ese año una imagen cenital de ambos dándose un beso durante el rodaje de A New Kind of Love (1963). Coprotagonizaron dieciséis películas juntos; la última vez que lo hicieron en la pantalla grande fue en la película de James Ivory de 1990 Mr. and Mrs. Bridge; en televisión se los puedo ver en la miniserie de HBO, Empire Falls (2005). También mantuvieron viva la llama a través del teatro. Involucrados con el Westport Country Playhouse local, revivieron una producción de Our Town que luego llevaron a Broadway en la temporada 2002/2003. Para el Día de San Valentín de 2007, subieron al escenario para leer poemas de amor.
“Una vez vi a Joanne Woodward sentada en la hierba, con la espalda apoyada contra el tronco de un árbol -narró la escritora Carol Joynt- Paul Newman descansaba la cabeza sobre su regazo. A cada rato le tocaba el pelo a su mujer, o le acariciaba la cara. Es la imagen más romántica que he presenciado en mi vida”.
En 2008, Joanne Woodward y Paul Newman festejaron sus bodas de oro. “Me siento privilegiado de amar a esta mujer”, dijo con 83 años en una pequeña reunión que compartió con sus hijos y amigos. Meses después, el 26 de septiembre, falleció. Un año antes le habían detectado cáncer de pulmón, a Joanne le diagnosticaron la enfermedad de Alzheimer, la última imagen pública que se conoció de la actriz, data de 2016.
“Hasta cierto punto me siento culpable de desmontar esa historia, este cuento de hadas, porque todo el mundo necesita este tipo de héroes –confiesa en la docuserie Melissa Newman-, pero al mismo tiempo creo que merecen más crédito que eso”.