Para futboleros. Camisetas ganadoras, de países que ya no existen, raras e inolvidables, en un atlas con historias asombrosas
Las casacas no se eligen de forma aleatoria, todas dejan rastros emocionales y de contextos históricos
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“Uy, qué linda esta”, sentenció el 10, Diego Armando Maradona señalando la camiseta más brillosa, la camiseta azul con el logo Le Coq Sportif que Rubén Moschella, administrativo de la AFA buscó enloquecido por las calles del DF. Argentina e Inglaterra debían enfrentarse en el Mundial de 1986, en México, la Fifa determinó que los argentinos debían usar la misma camiseta azul que habían vestido contra los uruguayos. Carlos Bilardo enloqueció “eran muy calurosas y se ponían muy pesadas con la transpiración, tanto que los jugadores tenían que tirar del cuello para que sean menos sofocantes”, describen los autores de Atlas Mundial de Camisetas (Planeta). Para el entrenador eso era sinónimo de distracción.
La AFA le solicitó a la marca un nuevo juego azul, similar a las casaca celeste y blanca que eran muy frescas, con tela calada, pero no las tenían ni había tiempo de confeccionarlas, “ni interés en hacerla”, destacan en el libro. Era la víspera del partido, tenían las casacas, pero peladas. Las empleadas del club América cosieron los escudos de la AFA que, a diferencia de los habituales, no tenían los laureles. El partido es historia conocida “Tras la victoria – describen en el capítulo dedicado a Los Mundiales-, en el túnel del Azteca, Maradona y Steve Hodge intercambiaron camisetas (…) Durante los 26 años siguientes la camiseta de Diego reposó en el altillo de la casa de Hodge, en Nottingham”. En 2012 decidió exhibirla en el National Football Museum de Manchester y en 2022, subastarla en el sitio Sotheby´s, donde se obtuvieron 7.142.500 libras (unos 9.200.000 dólares). Permanece intacta, su dueño asegura que ‘esa camiseta nunca se lavó, aún mantiene el sudor de Maradona’. Un manto sagrado.”
El proceso de investigación de Atlas Mundial de camisetas, libro dedicado a Diego Armando Maradona y que firman Cune Molinero, Alejandro Turner, Pablo Aro Geraldes, Agustín Martínez y Sebastián Gándara, fue muy largo. ¿El resultado? Una recopilación única, que reúne 1450 casacas, las hay célebres, raras, legendarias, accidentales y otras que fueron la representación de países que dejaron existir. Un recorrido histórico fascinante que devela las razones que impulsaron a usar ciertos colores y determinados escudos muchas veces condicionados por el contexto político de cada país. 150 años de historia de los colores del fútbol. Desde la primera edición en Uruguay 1930 hasta Rusia 2018.
La proximidad de la Copa del Mundo de Qatar 2022 resulta la excusa perfecta para indagar y conocer un poco más de los atuendos utilizados por los 30 seleccionados que ya confirmaron su participación en el próximo Mundial sino también todos aquellos equipos que alguna vez jugaron una Copa del Mundo.
“Después de publicar el Atlas de Camisetas del fútbol argentino (Planeta), este libro se convirtió en una secuela casi lógica –reconoce Alejandro Turner, uno de los autores– Nunca dejamos de buscar y recopilar material. Al equipo se sumó el periodista Pablo Aro Geraldes, debe ser una de las personas que más sabe de camisetas de selecciones. Tiene las 211 selecciones afiliadas a la FIFA”. Dividido en tres grandes capítulos: Los mundiales, Los continentes del fútbol y Rarezas se intenta dar un panorama histórico competo con datos, rigor periodístico y curiosidades como la que protagonizaron los bolivianos en Uruguay 1930.
“Al principio fue el blanco. La simpleza del blanco en varias camisetas se vio alterada por una extravagancia: en su debut frente a Yugoslavia, cada jugador boliviano apareció en la cancha con una letra negra en el pecho. El misterio se develó al formarse para la foto, pudo leerse la frase ´Viva Uruguay´. Perdieron 4 a 0. En el partido contra Brasil, ambos equipos iniciaron el juego con camisetas blancas. La confusión fue tal para el árbitro y los espectadores que, según las crónicas de la época, a los pocos minutos de empezado el match debió ser interrumpido. Luego de pasar por el vestuario, Bolivia volvió al campo de juego con la camiseta celeste de los locales, lo que fue celebrado por el público. Pero no sirvió de mucho; volvieron a perder 4 a 0″.
Cada federación está representada en el atlas con los diseños más emblemáticos y menos conocidos en la UEFA, Conmebol, Concacaf, CAF, OFC y AFC. También aparece los buzos de los arqueros. “Al principio fueron de la discreción despojada a una pintoresca elegancia: poleras de cuello alto, boinas con visera, luego las rodilleras y por fin, en la década del 60, los guantes”, se puede leer el capítulo Guardavallas que muestra el buzo totalmente blanco del uruguayo Enrique Ballestrero en 1930; el fluorescente de Jorge Campos, con dibujos psicodélicos inspirados en la cultura surfer de Acapulco; el negro de Lev Yashin conocido como la “araña negra soviética”, el italiano Dino Zoff, el alemán Oliver Kahn (primer arquero elegido Balón de Oro en un mundial, 2002) y los argentinos Ubaldo Matildo Fillol, Nery Alberto Pumpido y Sergio Goycochea.
“El trabajo fue intenso –asegura Cune Molinero, coautor del atlas- la información era mucha y lo que buscamos fue que estuviesen por lo menos una de las camisetas de todas las selecciones. Un punto interesante de la investigación es que muchas de las fotos de los mundiales, de los registros eran en blanco y negro por lo que tuvimos que chequear los colores correctos de las casacas. Muchas crónicas de la época daban versiones contradictorias, erradas, muchos errores que se arrastran. Una gran búsqueda que requirió cotejear cada información. El aporte de Pablo Aro Geraldes, como experto en camisetas fue clave.”
Uno de los aportes más interesantes del atlas tiene como protagonistas a las camisetas de selecciones de los países o estados que han cambiado de nombre o que, por diversos motivos, dejaron de existir. Algunos por vaivenes políticos propios o ajenos; otros porque se integraron o unieron a otros países; una cantidad significativa porque lograron su independencia de las metrópolis; y, unos cuantos, porque se separaron de antiguas unidades territoriales. Estos mismos motivos que hicieron desaparecer a estos seleccionados dieron lugar a nuevos que, por supuesto, tienen sus propias camisetas. “Hoy sorprende ver aquellas casacas de países que ya no existen, como Checoslovaquia, Yugoslavia, las de las dos Alemania, la de la Unión Soviética, Zaire, las dos Vietnam –enumera Cune Molinero- selecciones que alguna vez fueron campeones de la Eurocopa, que quedaron en las estadísticas del futbol”.
Con el nombre de Inolvidables, todo queda en la memoria, los autores repasan el devenir histórico de la geografía política que, obviamente, no fue ajeno al fútbol. En esas mismas páginas destacan: “A fines de los 60 Rodesia formó una selección multirracial contra el apartheid y a mediados de los 70, tanto Sudáfrica como África Sudoeste iniciaron la integración. Los propios jugadores lucharon para lograrlo. En 1975 se realizó el partido entre las selecciones “negra” y “blanca” de África del Sudoeste.”
“Las camisetas están llenas de marcas que tienen que ver con la historia política, social, cultural de los países y del mundo –remarca Alejandro Turner, también guionista y dramaturgo- . Algo que se torna evidente cuando las organizas cronológicamente en el cuerpo central del libro, que tiene todas las camisetas con las que se jugaron partidos en los Mundiales del 30 al 2018. Creo que el caso más fuerte es el de las casacas del Mundial 38 (se jugó en Francia), llenas de águilas, cruces y símbolos de violencia. Los alemanes tienen una esvástica en el pecho. Los italianos un fascio (el arma blanca de muchas hojas que simbolizaba el Fascismo) y hasta juega uno de sus partidos con una camiseta negra. Ver todas esas camisetas juntas obliga a pensar que el mundo pasaba por un momento de confrontación que no podía terminar en estallar”.
Esas marcas históricas están presentes sobre todo en Europa. “Con las Casas Reales –señala Cune Molinero-, se nota la influencia histórica de las banderas en camisetas como las de España u Holanda. La mayoría de las camisetas utilizadas tienen vinculaciones con las banderas nacionales. Hay pocos casos como la usada por Italia en 1938, que fue de color negro para molestar claramente al público francés o el tono ‘vinotinto’ de Venezuela, Libia usaba el verde en la época de Gadafi. Pero si hay algo que nos impresionó muchísimo fue ver los escudos de las selecciones de los mundiales del 34 y del 38 Hubo en el 34 un partido clave e ideológico y político entre Italia y España”.
El partido al que se refiere se lo recuerda como la “batalla de Florencia”. Fue en este campeonato que se dio la primera igualdad mundialista, se registró en los cuartos de final. Empataron 1 a 1, después del alargue. “Si no podía romperse la igualdad, el reglamento establecía que se volvía a jugar, así que salieron a la cancha al día siguiente a la misma hora, pero debido a la extrema dureza de los azzurri los españoles tuvieron que jugarlo sin siete futbolistas titulares”. Venció la Italia de Benito Mussolini ante los republicanos españoles.
“No siempre las camisetas estuvieron relacionadas con sus banderas –apunta Cune Molinero- Por ejemplo, Brasil que, después del Macaranazo (nombre con el que se conoce a la victoria de la selección uruguaya en el último partido de la Copa Mundial de Fútbol de 1950, frente a la selección brasileña) se deshizo de la casaca blanca y adoptó la verdeamarela”. El creador fue el escritor y diseñador gráfico Aldyr García Schlee, quien ganó un concurso organizado por la CBD con solo 19 años.
“Las camisetas de posguerra también son notables –señala Turner-. Empiezan a desaparecer aquellos símbolos. Y en algún caso le dan lugar a toda una iconografía diferente, la del socialismo: espigas, llamas, martillos, tractores. Esas también irán desapareciendo, como lo harán incluso algunos países que jugaron Mundiales y hoy ya no existen”.
El libro de más de 250 páginas contiene a aquellas camisetas raras, alternativas, suplentes, llamativas, la de las olimpiadas, disruptivas, efímeras, audaces, y pioneras. Entre las efímeras se destaca cuando Brasil jugó con la azul y oro de Boca en el Sudamericano 1937 y curiosidades como lo vivido en Mar del Plata en 1978, cuando Francia debió utilizar la camiseta verde y blanca del club local Kimberley ante Hungría. Platini usó la camiseta de Kimberley.
También incluye un episodio denominado Las Campeonas que está dedicado a las casacas utilizadas por los seleccionados femeninos, donde Estados Unidos acapara los logros con las obtenciones en 1991, 1999, 2015 y 2019.
“Mis camisetas favoritas de la Argentina son las del 86, me cuesta mucho separar lo estético de la emocional en ese caso –confiesa Turner-. Soy de la generación que disfrutó a Diego Maradona y aquella Selección extraordinaria. De las otras, me gustan mucho las socialistas y las africanas. Pero obligado a elegir una, siempre termino quedándome con la de Holanda del 74. Especialmente con la de Johan Cruyff, que tiene dos tiras en lugar de tres, fruto de su conflicto personal con la marca Adidas.”
La de Cruyff también es uno de las favoritas de Cune Molinero. En cuento a la selección argentina le gusta mucho la del 74 “Es la primera vez que aparece la marca Adidas, en un logo muy chico. No puedo dejar de nombrar a la emblemática, la azul del partido contra Inglaterra, no solo por lo que significó ese mundial sino porque esa camiseta existe de casualidad.”
Más allá de sus orígenes, que se naturalizan hasta desaparecer, las camisetas de los países se transforman a veces en talismanes que terminan desplazando a las banderas que les dieron color. “Son objeto de culto y de identificación en tierras ajenas, símbolo de orgullo, manojo de recuerdos colectivos”, afirman los autores de Atlas Mundial de Camisetas.