Palabras impresas. Una idea táctil para mejorar su vida
Leer un diario en papel, esperar con expectativa el nacimiento de un suplemento dominical y la puesta a la materialidad del objeto
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El cactus es un tipo de planta que necesita poco mantenimiento (en verano, hay que regarlo una vez por semana y en invierno, casi nunca), pero que no debe ser completamente ignorado. Como nadar cada tanto en una pileta climatizada, escribir un diario personal o salir de picnic un domingo, cultivar un cactus es una de las 50 ideas para mejorar su vida que propone Fifty Ideas to Improve Your Life, el último libro editado bajo el sello de la muy globalizada revista Monocle: es el primero que se publica con tapa blanda y papel rasposo, un fetiche táctil.
Si lo digital hoy refiere casi exclusivamente a lo inmaterial, y ya no a la experiencia derivada del uso de los dedos, acá se apuesta a la materialidad del objeto: “Es un formato que celebra la palabra impresa, que no necesita ser cargado y que puede leerse en la neblina del verano sobre una reposera, al costado de una pileta o acurrucado en su mano como si viajara en un avión con destino a lugares soleados”.
"El diario que leés sí dice algo sobre vos y tus valores intelectuales o políticos"
El libro y su revista nodriza son creaciones de Tyler Brûlé, el periodista canadiense que fue definido como un revolucionario en la sala vip: cuando el mundo daba por muerto el papel, él fundó Monocle, sólo puede leerse en formato impreso, de lomo cuadrado y que se volvió un artículo de culto (y de lujo) para las elites globales.
Ciudadano del mundo, Brûlé es fanático de los aviones y su revista suele ser lo último que compra el viajero antes de abordar, con un precio similar al de un libro: 15 dólares. Ahí donde se haya dicho que el diario es arcaico, o que la radio es el pasado, él montó un imperio millonario de páginas en papel obra y fundó una emisora con espíritu de AM (también abrió un café en la planta baja de la redacción, en el refinadísimo barrio londinense de Marylebone: recuerdo haber tomado allí un espresso con aroma a tinta).
Excorresponsal de guerra en Afganistán y también creador de la revista Wallpaper, Brûlé es un ombudsman del periodismo impreso: “En esta era digital, cuando todo está en el celular, este no dice nada de vos. Pero el diario que leés sí dice algo sobre vos y tus valores intelectuales o políticos”.
Entre las Fifty Ideas no hay hallazgos copernicanos, apenas volar en avión cada vez que se pueda, decir lo que se piensa o firmar mentalmente un manifiesto de decencia digital (no enviaré mensajes de audio de más de un minuto). El librito es un ejemplo del fenómeno editorial de esta época: el self-improvement o la voluntad puesta en la mejora de uno mismo, un filón que tiene menos que ver con el clásico bestseller de autoayuda que con la filosofía de entrecasa.
El coreano Byung-Chul Han nos enseña a lidiar con las exigencias de un tiempo hiperproductivo y la japonesa Marie Kondo ahora nos concede que el desorden está bien, ya resignada al despelote.
Yo no tengo que ir muy lejos: leer un diario en papel, o esperar con expectativa el nacimiento de un suplemento dominical, es algo que mejora mi vida (tengo el récord triste de haber dejado secar un cactus y hay que ser muy consecuente en la desidia para eso).
Me animo a decir que Fifty Ideas to Improve Your Life es un libro oportuno: si la Gran Renuncia se pasa de ambiciosa (¡¿quién puede vivir sin trabajar?!), propone una idea de felicidad a la mano que se consigue al levantar los ojos de la pantalla y compartir la atención del sentido más valorado (la vista) con el que tenemos en la punta de los dedos.