Okupas. La nueva banda sonora de la serie de culto
A más de 20 años de su estreno, la miniserie que cambió a la tevé argentina llega al streaming en versión restaurada y con nuevo soundtrack. Santiago Motorizado hizo parte de la música
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“Vos no estás adentro mío, yo sé que adentro mío está todo mal”, grita Ricardo –el personaje de Rodrigo de la Serna–, tirado panza arriba en el barro de la costa de Quilmes. Su amigo el Pollo (Diego Alonso) viene de pegarle en la cara con un pescado. Minutos antes, Ricardo tocaba en la guitarra una versión furiosa de El ojo blindado, de Sumo, en medio del fogón más triste del mundo. La secuencia forma parte del capítulo tres de Okupas, la serie de culto de la tevé argentina que se estrenó en octubre de 2000 y demostró que contar la marginalidad (o, mejor, contar una gran historia de amistad en ese contexto) era más interesante que seguir la vida de Roxy y Panigassi de Gasoleros y de todos los pregalanes de Verano del 98.
Dos décadas más tarde, Okupas vuelve a salir en versión remasterizada para Netflix. La miniserie de Bruno Stagnaro siempre estuvo vigente: después de emitirse completa en tres canales de aire (dos veces en el 7, un año más tarde en el 2 y luego en el 9) se convirtió en un suceso también en YouTube. Al menos dos millones de personas la vieron ahí, subida por fans, con mala calidad de imagen y aún peor de sonido, incluso con algunas canciones silenciadas por cuestiones de derechos. El actual relanzamiento estuvo supeditado a cambios en el soundtrack, que ahora tendrá más de 30 nuevas canciones que su creador encomendó a Santiago Motorizado, cantante de El Mató a un Policía Motorizado y fan de la serie, al mismo tiempo que, a lo largo de los 11 episodios, mantiene gran parte de la música original.
Muchos se preguntan qué hubiera pasado si Okupas se estrenara por primera vez ahora y no hace 21 años. ¿Cuántos posteos tendría? ¿Cuántos millones de memes en los grupos de Whatsapp? ¿Cuántos seguidores nuevos en los Instagram de los actores?
Okupas, con producción de Ideas del Sur, narraba la historia de Ricardo Riganti (De la Serna), un pibe de clase media que abandona la Facultad y termina ocupando una casa con tres amigos. Lo que se pintaba, más allá del desbarranco privado de estos muchachos, era un cuadro de la bronca social acumulada tras una década de convertibilidad, la maroma previa al estallido de 2001.
La banda sonora era tan ambiciosa que, cuando cambiaron las condiciones de inclusión en las obras audiovisuales, se volvió impagable. Stagnaro tuvo que hacer un trabajo exhaustivo para que su llegada al streaming se hiciera realidad. Esto es: replantear algunos temas nacionales y muchas de las canciones de bandas extranjeras (Rolling Stones, Los Beatles o Jimmy Hendrix, entre otras) que suenan en la serie. “En la tevé de esa época podías poner el tema que quisieras y pagabas un canon accesible”, comenta Alejandro Brodersohn, director de montaje de Okupas y uno de los responsables, junto con junto a Jean Pierre Noher y Enrique Bellande, de elegir la música. “A Bruno y a mí nos gustaban mucho Los Beatles, pero pagar una canción de ellos hoy es imposible”, explica. De hecho, muchas series consagradas, como Los Soprano, tuvieron que cambiar su música original cuando saltaron de la tele al formato DVD y al streaming.
La vuelta de tuerca del director fue, entonces, repensar el universo sonoro sin afectar la épica del repertorio original, integrado mayormente por bandas de rock argentino de los 70, desde Vox Dei y Billy Bond hasta Polifemo, Los Gatos y Pescado Rabioso. También había licencias varias, como la canción de Luciano Pavarotti en la escena inicial de la serie (“Mamma”), la cortina kusturiquiana de Axel Kryeger o la versión de El ojo blindado que canta a capela Ricardo en el fogón. Aquí entra en escena Santiago Motorizado.
Un árbitro en un buen partido
En un principio, Stagnaro le propuso al cantante de El Mató utilizar canciones propias de la banda platense para reemplazar varios de los temas que no podía incluir en el envío para Netflix. Fan de la serie, Santiago se pasó casi un año componiendo (desde julio de 2020 hasta mayo pasado) y se despachó con 30 nuevos tracks y 20 partes instrumentales. “Yo sabía que era una responsabilidad grande, pero iba probando y mostrándole a Bruno. Las primeras canciones le gustaron, pero me marcó un poco la línea; eso fue muy importante, porque tenía la respuesta directa del director”, dice Santiago. Al final del proceso, la química era completa: Stagnaro pedía un tramo sonoro para una escena y Santiago le terminaba entregando una canción entera. El nuevo repertorio incluye cinco cumbias (una de ellas con Vicentico) y un tango valseado, en el que participó Daniel Melingo.
“¿Viste cuando dicen que un árbitro de fútbol tuvo un buen partido porque no llamó la atención? Bueno, yo quise hacer lo mismo: incluso para los fans más duros, las canciones van a pasar desapercibidas porque respetan mucho la estética original”, promete el cantante. “Nada quiso ser una copia de algo, pero sí mantener la esencia”, insiste. Su relación con Okupas comenzó el día en que, a los 20 años, haciendo zapping en la casa de sus viejos, chocó de frente con el capítulo cuatro de la serie. “Era la escena en que Ricardo va a Dock Sud y lo recibe el Negro Pablo (Dante Mastropierro). Enseguida llamé a mis amigos. Me volví loco, era algo crudo para la tele, un peligro de la calle que uno sentía cercano, tan real que me shockeó”, se acuerda, y cuenta que aún hoy se sabe escenas y diálogos de memoria. “La música tenía algo muy guitarrero, clásico, que yo también consumo”, comenta.
Santiago sabe que los fanáticos de Okupas estarán esperando el reestreno para dar su veredicto sobre las canciones. Algunos en las redes sociales ya se pusieron picantes, con frases del estilo: “Walter [el personaje de Ariel Staltari] no va a ser más rolinga, va a ser indie” o “el de El Mató va a arruinar todo”. A esos comentarios, Santiago responde: “me divierte el miedo del fan, yo también tendría miedo; pero que se queden tranquilos porque mi idea fue acompañar a Okupas como es”.
La pálida ciudad
Hoy son apenas unas 300 mil personas las que siguen a Okupas a través de la pantalla estatal. Ese modesto rating es una fortuna para Canal 7, pero no hace que un producto televisivo trascienda el umbral de la masividad. Sin embargo, esas 300 mil personas son afortunadas. Serán mañana las que puedan contar que han visto en vivo y en directo uno de los saltos cualitativos más importantes de la pantalla chica local, publicaba LA NACION el 26 de noviembre de 2000, cuando se estaba emitiendo al mismo tiempo que seguía el rodaje de los capítulos que seguían. “Okupas fue un proceso artístico maravilloso –dijo alguna vez De la Serna–. Sin duda cambió mi carrera para siempre”. “Okupas no tiene espíritu televisivo –expresó Franco Tirri–, tiene espíritu rockero, tiene mística”.
Desde su concepción, Okupas tiene una fuerte base en la música. Hoy eso parece mantenerse. Algunos compositores, como Billy Bond (Giuliano Canterini) o Willy Quiroga (de Vox Dei) ni siquiera habían visto la serie cuando se estrenó en 2000, pero se sorprenden ahora con la repercusión que está teniendo la noticia de que sus canciones integran el soundtrack actual. “Me mandaron un clip de La pálida ciudad [un tema de Kubero Díaz que grabó Billy Bond y la pesada] para que vea cómo quedaba, en el que los protagonistas salen a la noche en bicicleta; lo puse en mi Facebook y tuvo 45.000 visualizaciones en unas horas”, se asombra Canterini. En esa escena, Walter y el Chiqui roban unas bicis y pasean por la ciudad. “Creo que ahí estaba Ticket to Ride, de Los Beatles”, hace memoria Brodersohn.
Para Billy Bond, si se presta atención a la temática y a la música de la serie “pareciera que son los días de hoy en Argentina”. “Los personajes usan el mismo lunfardo del rock de los 70, un lenguaje que en ese momento no era entendible para todo el mundo”, opina.
Algo similar dice Adrián Herrera, de Blues Motel, una de las bandas preferidas de Ariel Staltari en aquellos años. “Muchos de los pibes que nos venían a ver tenían ese dialecto de los barrios bajos, que no se escuchaba en todos lados”, sostiene el cantante y guitarrista. Stagnaro incluyó su tema “Mientras vos caés” en la nueva banda de sonido. También incluyó un clásico de Todos Tus Muertos, “Gente que no”, quizá para ilustrar que ocupar casas era, hacia los 80, una práctica bien punkosa. “Me llamó Bruno para decirme que quería usar ‘Gente que no’, la versión punk que grabamos en el 88 y salió en nuestro primer disco”, comenta el bajista de TTM, Félix Gutiérrez, que en 1982 vivió en una casa tomada en Berlín, en un edificio que llamaban Villa Caótica.
Según Brodersohn, el modus operandi para rodar la serie también tenía un toque de libre albedrío punk. “Éramos pibes y había esa cosa de libertad. Me acuerdo que en el último capítulo íbamos mandando el material desde la isla de edición casi a medida que salía al aire. No lo veían los productores, era todo medio inconsciente; poner la cámara y filmar, que salga lo que salga”, evoca el director de montaje. Esa espontaneidad se imprimía también en la música; un ejemplo es Come Together sonando cuando los protagonistas caminan por las calles de Quilmes, en busca de sensaciones de poder. “Me hicieron acordar a Los Beatles cruzando en Abbey Road y por eso pusimos esa canción”, evoca.
Clásicos de Luis Alberto Spinetta como “Dulce tres nocturno”, “Me espíritu se fue” y “Viajero naciendo” no podían quedar afuera. El soundtrack también lo integran canciones de Lito Nebbia, Fito Paéz y León Gieco, entre muchos otros clásicos. La cortina original de Axel Krygier vuelve a sonar, como un unza unza de bronces en contrapunto. “Bruno le había preguntado a Javier Tenenbaum [fundador del sello Los años luz] si tenía algo para la apertura de la miniserie y Javier le mostró una canción mía que formaba parte de la música que había compuesto para la obra de danza Secreto y Malibú”, recuerda Krygier.
Tampoco era reemplazable la canción angelical en la célebre huida del Docke, que aporta dramatismo al cierre de uno de los momentos más recordados de la tevé nacional. El tema es de Antonio Liccardi, un italiano que la compuso a los 15 años y cuya versión aparecía en un disco de la Unesco. Bruno llegó a ese tema gracias al Director de Fotografía (Víctor González) de una película de su papá (Juan Bautista Stagnaro, también cineasta). No se usó la canción en aquel film (El amateur, de 1999) y quedó para la escena del escape. Liccardi supo de Okupas recién ahora, cuando lo contactó Stagnaro; antes se preguntaba por qué su tema sonaba tanto en Argentina.
Como perlita, también aparece un tema que compuso el propio Bruno Stagnaro, tocado por De la Serna en la guitarra acústica y que se usó (ahora grabado por Santiago Motorizado) para el tráiler del relanzamiento Netflix, que fue visto por más de 600 mil personas en unas pocas horas cuando se lanzó. Este avance fue impulsado por un grupo de fans, reunidos en Okupas Fuera de Contexto, que desde hace años pedían a gritos, tuits y memes la reposición de la serie. Ahora la tienen.