Niños de Hollywood. Fueron estrellas infantiles en el cine, pero pocos pudieron superar el drama de llegar a la pubertad
Cuando alcanzaron la adolescencia y su cuerpo se transformó, la industria perdió interés por muchos de ellos y cayeron en el olvido; algunos padecieron abusos o escándalos
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Cuando Andy Warhol le preguntó a Jodie Foster en 1980 si ya tenía citas, ella respondió: “¿Por qué desperdiciar mi fantástica vida infantil en ser una joven libertina?” Foster es una de las actrices que superó la condición de “estrella infantil” y consolidó un recorrido que inició a los tres años con campañas publicitarias. Ya a los 10 años era un rostro conocido, más aun tras ser mordida por un león en la producción de Disney Napoléon y Samantha (1972), que protagonizó junto a Michael Douglas. A Jodie solían decirle que su carrera acabaría pronto, como le ocurría a la mayoría de quienes se iniciaban desde pequeños. Pero Jodie era distinta: “Mamá no quería darme el permiso para trabajar en Taxi Driver porque tenía un poco de vergüenza… Pero pedimos una orden del juez y, para poder filmarla, mi hermana Connie, que tenía más de 18 años en aquel momento, tenía que ser mi doble en cualquier escena que me hiciera sentir incómoda o tuviera alguna connotación sexual. Creo que hay una toma en la película donde está de espaldas y se le ve la cabeza. Eso fue todo”. Así fue que a los 13 años trabajó por segunda vez con Martin Scorsese. En 1974 había sido la niña de Alicia ya no vive aquí, y dos años después se convirtió en Iris, la prostituta infantil con la que Robert De Niro se obsesiona en Taxi driver. “Esta película cambió mi vida por completo. Fue la primera vez que me di cuenta de que actuar no era un pasatiempo, sino que en realidad había algo de artesanía”, declaró en 1991 a The New York Times. Taxi Driver le dio su primera nominación al Oscar.
“Cuando cumplas 16, tu carrera habrá terminado”, vaticinaban y se lo hacían saber a Jodie, una de las máximas actrices de Hollywood.
No fueron muchos los que superaron las presiones de la industria, las demandas, la fama y… crecer. Un rostro, un cuerpo que cambia, que “pierde la gracia” y pasa al olvido. “Tenía 13 años y era torpe, ya no era más una niñita linda”, confesó Mara Wilson a The Huffington Post. En los años 90, la inolvidable Matilda fue el rostro por excelencia de los films familiares que copaban la pantalla, como Papá por siempre, junto a Robin Williams y el clásico navideño, Milagro en la calle 34. En 2016, presentó su libro: Where Am I Now? (¿Dónde estoy ahora?), donde cuenta sus vivencias dentro y fuera de los sets. “Mara, cuando comenzamos a filmar (Thomas y el tren mágico) todavía eras una niña, pero ahora creciste, tienes 12 años”, le dijeron. “Tu cuerpo ha cambiado. Y nos dimos cuenta de esos cambios al revisar las tomas. Así que tal vez podrías usar un sostén deportivo…” Sobre su cama encontró varios sostenes.
“La pubertad había llegado y yo fui la última en enterarme (…) Les voy a contar sobre cómo es pasar la pubertad en el ojo público luego de que mi madre muriera de cáncer (…); les voy a decir cómo se siente encontrar una página web con fotos tuyas desnuda a los 12 años; les voy a contar que conozco los dos lados de ser ‘tierna’ y en ambos casos sólo me hizo sentir miserable. Mi familia había cambiado, mi cuerpo había cambiado, mi vida había cambiado. Llegó un momento en que me querían como la amiga gorda de la protagonista. La amiga de la que se reían todos. Fue entonces cuando entendí que las cosas habían cambiado. A los 13, ser bonita era lo que importaba. Y no solo en el mundo del cine y la televisión”.
Algo similar le ocurrió a Haley Joel Osment, el niño que interpretó al hijo de Forrest Gump y que alcanzó el reconocimiento mundial cuando trabajó en la película Sexto Sentido, al lado de Bruce Willis, lo que le valió una nominación al Oscar como mejor actor de reparto. Osment fue el “pinocho” de Steven Spielberg en A.I. Inteligencia Artificial, pero creció y esa fue razón suficiente para que poco a poco desapareciera de la escena. Su rostro acompañado de la frase I see dead people (”Veo gente muerta”) es un recurrente gift y sirve de comparativa, con malas intenciones, del ayer y hoy del actor.
No se trata de una historia nueva, al contrario. Jackie Coogan el protagonista junto a Charles Chaplin de El pibe (The Kid), película que se estrenó el 6 de febrero de 1921, en los Estados Unidos, es un claro ejemplo de la vorágine a la que suelen estar sumergidos. Tenía cuatro años cuando Chaplin lo vio actuar en el Orpheum. “Jackie Coogan era encantador, y el público disfrutó lo indecible”, escribió Charles Chaplin en Mi autobiografía (1964). El afiche de aquella película es símbolo de una época, una imagen que se mantiene en el tiempo.
El éxito de Coogan fue una locura, su vida se transformó en una especie de reality show. Era la cara de decenas de productos y sus films eran suceso de taquilla . Los ingresos millonarios del pequeño quedaron en mano de su madre y su asesor financiero (el nuevo esposo tras la muerte del padre de Jackie) y, como suele pasar en este tipo de historia, el dinero lo derrocharon. El escándalo hizo posible la aprobación del Proyecto de Ley de Actores Infantiles, conocida popularmente como la Ley Coogan, que aún sigue vigente. Luego de participar en diferentes programas, Jackie volvió a quedar en la memoria colectiva como el tío Lucas de la inolvidable comedia televisiva Los locos Addams.
Llegar a la adolescencia es un momento clave para la mayoría de las estrellas que cargan con la presión de ser “actores prodigio”, “sucesores” o el repetido título de “el nuevo…” En esos años, el cambio físico puede significar que la buena estrella siga encendida o se apagué de un solo soplo; para otros el éxito se transforma en una maldición y el drama en el eje de sus vidas. Una historia repetida hasta el cansancio es la de “mi pobre angelito”, Macaulay Culkin, repleta de excesos y conflictos familiares o el trágico final de River Phoenix, el hermano mayor de Joaquin, que murió a los 23 años de una sobredosis, el 31 de octubre de 1993, en las puertas del Viper Room, el club de su buen amigo Johnny Depp.
Otro ídolo adolescente en los años 80, Corey Haim, recordado por films como Lost Boy, murió a los 38 años luego de pasar por momentos muy duros. El actor había sido ingresado más de una vez a diferentes clínicas por sus problemas con las drogas. Su estado de salud dejó de hacerlo “apto y confiable”. En julio de 1997 se declaró en bancarrota. A principios de la década de los 2000 empezó a vender su pelo y sus dientes en eBay. Hillary Duff, Lindsay Lohan, Zack Efron, Joe Jonas, Demi Lovato, Britney Spears y Miley Cyrus compartieron la llamada “maldición Disney”, como un sello que era sinónimo de fama y adicciones.
Hoy se dice que hay un mayor control en los sets que trabajan con niños, en referencia a la cantidad de horas y al cuidado en la relación que mantienen con los adultos. Tras el #MeToo se dieron a conocer los abusos que sufrieron menores de la industria. “El problema número uno en Hollywood es y será siempre la pedofilia”, contó Corey Feldman, una de las estrellas de Los Goonies. En 2020, estrenó el documental (My) Truth: The rape of Two Coreys donde acusó a Charlie Sheen de haber violado a su amigo, el actor Corey Haim, durante el rodaje de Lucas (1986). Por aquel entonces Haim tenía 13 años y Sheen,19. Por su parte, James Van Der Beek el blondo de Dawson’s Creek confesó que fueron varias las veces que que se vio acorralado por hombres mayores y poderosos. En la Argentina, el caso de Thelma Fardin, que sigue en manos de la Justicia, expuso los abusos en el medio.
La “actividad artística” es una de las excepciones a la prohibición del trabajo infantil según el artículo 138 de la Organización Internacional del Trabajo. Se aplicaron nuevas reglamentaciones para regular la actividad, ya sea en cantidad de horas y el cuidado, en casting y en las escenas a rodar. “Se entiende por trabajo artístico todo aquel que implique la participación de niños y adolescentes como actores o figurantes en cualquier tipo de actividad donde haya exposición pública, sea en obras de teatro o cinematográficas, en radio o televisión, en grabaciones, en casting, en modelaje, en circo y en publicidad”, se puede leer desde la página web de Argentina.gob.ar
En la última entrega de los Premios Oscar de la Academia de Hollywood volvió a hablarse de la posibilidad de recuperar la categoría el Oscar Juvenil para reconocer los trabajos de jóvenes actores, como las interpretaciones de Jude Hill en Belfast; Roman Griffin Davis, en Jojo Rabbit y Jacob Tremblay, en The Room, solo por nombrar algunos casos. Hay quienes dicen que la Academia busca protegerlos, otros, de manera más brutal aseguran que no lo hacen para no eclipsar a las “grandes estrellas”. Hubo un tiempo en que Hollywood coronó a menores de 18 años con la estatuilla juvenil, un premio honorifico. La primera en recibirlo fue Shirley Temple, en 1935. Se otorgó hasta 1961 y en ese tiempo lo recibieron, entre otros, la inolvidable Judy Garland y Mickey Rooney. Luego el juego se abrió para que los jóvenes actores compitieran por igual con sus pares mayores. Sin duda, una de las entregas más recordadas fue cuando Anna Paquin, con 11 años, alzó el Oscar por su actuación en El Piano.
Paquin es una actriz que ha sufrido altibajos, pero que volvió a cobrar fuerza cuando protagonizó la serie para HBO, True Blood. Al igual que Jodie Foster, logró superar la “condición de estrella infantil”, como también lo hicieron Christian Bale, Drew Barrymore, Kirsten Dunst, Christina Ricci, Tobey Maguire, Leonardo DiCaprio, Elijah Wood, Neil Patrick Harris y el trío protagónico de Harry Potter: Emma Watson, Daniel Radcliffe y Rupert Grint.
Esta semana Tom Holland anunció que dejaba por un tiempo las redes sociales en busca de paz para cuidar su “salud mental”. El nuevo Spiderman desde que filmó Lo imposible (2012), no paró de trabajar y hoy, es una súper estrella que comparte el firmamento junto a Timothée Chalamet, Anya Taylor Joy, Saoirse Ronan, Elle Fanning (que le ganó posiciones a su hermana Dakota), Zendaya (superó la maldición Disney con creces), Taron Egerton, Selena Gómez, Chloë Grace Moretz y Millie Bobby Brown, que encabeza el elenco super exitoso de Stranger Things.
En 2020, HBO estrenó el documental Showbiz Kids, de Alex Winter que ofrece datos sobre la industria que mueve millones de dólares y a la que solo en Hollywood, cada año más de 20.000 chicos son llevados por sus padres o agentes a audiciones de casting y apenas el 5 por ciento consigue algún trabajo. El director recorre el Paseo de la Fama de Hollywood Boulevard donde aparecen aquellas estrellas que iniciaron sus pasos desde pequeños: Elizabeth Taylor, Natalie Wood, Ron Howard, Scarlett Johansson, las hermanas Mary-Kate y Ashley Olsen, y muchos otros niños actores ya nombrados.
Uno de los puntos altos del documental son las historias que narran los “sobrevivientes”; quienes padecieron malos tratos, adicciones, depresiones, angustias y fuerte estrés en la infancia. Wil Wheaton, uno de los chicos de Cuenta conmigo, de Rob Reiner; Henry Thomas, el niño que a los 11 años protagonizó E.T.: El extraterrestre, de Steven Spielberg y Evan Rachel Wood, quien habla acerca de los abusos sexuales y los casos de pederastia en la industria del espectáculo. Testimonios desgarradores por la crudeza.
Cuando Millie Bobby Brown cumplió 16 años compartió un video con un mensaje de concientización acerca de la presión por estar en el foco de atención: “16, llevo mucho tiempo esperando que llegaras. Creo que necesitamos un cambio no solo para la gente que llega a esta generación, sino también para quien aborda la próxima. Nuestro mundo necesita amabilidad y apoyo para que los niños crezcamos y tengamos éxito”.
“Los últimos años no han sido fáciles, lo admito. Ha habido momentos en los que me siento frustrada por la inexactitud y lo inapropiado de ciertos comentarios, la sexualización y los insultos innecesarios que, en definitiva, me han causado dolor e inseguridad. Pero nunca me daré por vencida. Continuaré haciendo lo que amo y difundiendo el mensaje necesario para que se lleve a cabo el cambio. Centrémonos en lo que necesita cambiar, y espero que este vídeo sirva para ilustrar sobre lo que sucede detrás de la realidad de los titulares y las luces intermitentes. No se preocupen, siempre encontraré una forma de sonreír.”