Matthew Fox: “A mí el final de Lost me encantó”, dice el actor que vuelve a los sets con un thriller
Matthew Fox había dejado de actuar para dedicarse a su familia y vuelve con Last Light, un thriller apocalíptico que, además, produce
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Al mirar su rostro, resulta casi imposible no pensar en Jack Shephard, como si ése fuera su verdadero nombre. Matthew Fox lo sabe y a diferencia de otros actores, no reniega de la popularidad que alcanzó con Lost, aquella serie que fue un hito de la televisión [2004-2010] y que, 13 años después de su final, continúa sumando adeptos desde las plataformas.
Tras las seis temporadas de la exitosa producción que lo tenía como protagonista entre los sobrevivientes del vuelo 815, Fox trabajó en teatro y en diferentes films, hasta que, en 2014, tomó la decisión de retirarse. La noticia corrió como pólvora y, como en tantos otros casos, se tomó como una amenaza más en el mundillo hollywoodense. El retiro de Matthew duró 7 años. Hoy, el actor de 56 vuelve a sonreír y a charlar con la prensa.
En el encuentro exclusivo vía Zoom con LA NACION revista, se muestra animado, con ganas de hablar de Last Light, la miniserie de cinco capítulos que estrenó AMC y que coprotagoniza con Joanne Froggatt (Downton Abbey), basada en el best seller de Alex Scarrow. “La serie desnuda la dependencia que tenemos con los combustibles fósiles, expone el problema del cambio climático al que nos enfrentamos –dice Fox–. Son temas para no subestimar, teniendo en cuenta el momento que estamos atravesando. Es un thriller apocalíptico, podemos llamarlo así, que plantea qué ocurriría si algo sucediera con el suministro mundial de petróleo. Se sitúa ligeramente en el futuro, pero todos estos temas nos afectan ahora y nos afectarán aún más”.
En Last Light, Matthew encarna al petroquímico experto Andy Yeats. Durante un viaje de negocios a Medio Oriente, descubre que sus peores temores pueden hacerse realidad.
La productora y directora Dennie Gordon, con quien Matthew había trabajado en Party of Five, la exitosa serie de los 90 de la que fueron de la partida Scott Wolf, Jennifer Love Hewitt y Neve Campbell, fue la encargada de convencer al actor de que retornara al set. No sólo le insistió para que vuelva a protagonizar una serie, sino que lo instó a que se atreviera, por primera vez, a adentrarse en la producción.
- Dennie fue capaz de sacarte de tu retiro. ¿Cómo te convenció?
- Confío mucho en ella, en su talento, en su forma de narrar. Ella sabía que no sólo buscaba actuar, que siempre intenté encarar nuevos desafíos y el de la producción ejecutiva era algo totalmente nuevo. Obviamente, está la historia, la de meterme en la vida de Andy Yeats, este ingeniero de petróleo que busca evitar una catástrofe mundial y que, en el medio del caos, hará lo imposible y se enfrentará a todos los peligros para reencontrarse con su familia, que en definitva es lo más importante.
- Algo que Dennie y vos saben contar, teniendo en cuenta la experiencia vivida en Party of five.
- Claro que sí. Aquí también hay una familia destrozada, separada, con un telón de fondo diferente. Con Joanne [Froggatt, interpreta a su pareja y madre de los hijos de ambos] buscamos destacar lo importante que es cuidar y estar allí para las personas que amas. Y trabajamos ese gran dilema al que se enfrenta toda la familia por estar junta nuevamente. Sinceramente, me atrajo la noción de familia que cuenta Last Light.
Está claro que es un denominador común para la especie humana. Con Dennie hablamos del valor que tenía que esa familia sobreviviera, que se reuniera y creciera a partir de la experiencia. Amé trabajar con ella el tiempo que duró Party of five, y que fuera parte de este proyecto fue grandioso. Es una persona muy dinámica, sabe muy bien lo que quiere. Es apasionada en su forma de narrar, supo valerse de todos los condimentos que tiene Last Light, el cambio climático, los combustibles fósiles, el terrorismo ecológico, los entretelones de los juegos políticos y, por supuesto, la familia.
- De alguna manera, tu historia está ligada a la de Andy Yeats. Te retiraste para dedicarte y mantener unida a la familia.
- Es importante encontrar un balance entre el trabajo y la vida personal. Intento todo el tiempo encontrar ese equilibrio. No es fácil. En mi caso, pude hacerlo en el momento en que mis hijos comenzaban a transitar la adolescencia. Era hora y tenían la edad justa para que volviera a conectar con ellos. Trabajé mucho cuando ellos eran pequeños. Durante los años de Lost, al mismo tiempo, hacía una obra de teatro en Londres y filmé algunas películas. No estaba mucho en casa. No fue fácil. Obviamente hacíamos lo posible para estar los cuatro juntos.
- Hay series y personajes que quedan marcados en la memoria colectiva. Es el caso de Lost y de Jack. A la distancia, ¿qué significó haber sido parte de ese suceso televisivo?
- Estoy tan agradecido por aquella experiencia. Para ser honesto contigo, cuando me remonto a esos años, de 2004 a 2010, pienso principalmente en mis hijos (Kyle, nació en 1998 y Byron, 2001], en Hawái. Cuánto amaban estar ahí. Un lugar increíble para todos, pero sobre todo para ellos, que eran pequeños. Estaban en la playa, corrían, tenían piscina, siempre hacía calor. Estaban en el agua constantemente. Ambos, hasta el día de hoy, nadan y mucho, son peces. Nadan de manera tan natural...
Lo que quiero decir, sin irme por las ramas, es que estoy muy agradecido por lo vivido aquellos años, en lo que refiere a mi experiencia como actor, lo que significó esa serie, lo que despertó, pero… cuando pienso en ese período de vida, no puedo dejar de ver a Byron y a Kyle, lo pequeños que eran, en lo mucho que disfrutaban de esa isla, de esa playa. Fue un tiempo hermoso para ellos. Pero llegó un momento en que ellos, mis hijos, estaban en una edad en la que me necesitaban de otra manera. Durante mucho tiempo estuve centrado en mi trabajo, y Margherita [está casado con la modelo italiana Margherita Ronchi desde 1992] llevó adelante la familia. Hay momentos en los que tenés que estar en casa. En cierta forma, equilibrar. Dejé la actuación todo este tiempo, pero no me alejé de lo artístico, quizá lo hice desde un lugar más personal, me volqué más a la música y también a la escritura.
Tras rodar Bone Tomahawk (Frontera caníbal) en 2014, junto con Kurt Russell, Patrick Wilson y Richard Jenkins, Fox sintió que había cumplido con su lista de deseos. La película ambientada en los últimos días del Viejo Oeste le dio la oportunidad de filmar un western, algo con lo había soñado durante un tiempo. “Tenía una especie de lista de deseos en mi mente, con cosas que quería conseguir en la industria y, después de hacer Bone Tomahawk, de alguna manera sentí que la había completado”, le dijo a la revista Variety. Era el momento de dedicarse a su familia y su carrera como actor no le permitía brindarle el tiempo necesario.
- Con Last Light no solo volviste a la actuación, sino que asumiste el desafío de la producción ejecutiva. En la revista Variety comentaste: “La lista de deseos también incluía producir”.
- Sí, algo de eso hay. No lo había hecho nunca y me pregunté cómo se sentiría estar involucrado en muchos más aspectos de la historia, además del personaje a interpretar. Así que decidí dar el salto y me animé a hacerlo, porque estaba William Bill Choi (reconocido productor). Somos amigos cercanos y hablamos sobre la posibilidad de trabajar juntos, de tener la posibilidad de colaborar creativamente en una historia como esta, de poder rodar en lugares bien diferentes. Se dio y salté.
- Praga, París y Abu Dabi son algunos de los lugares en los que filmaron los episodios de esta nueva serie. De hecho, en Abu Dabi tuviste tus escenas de acción, buena parte en el imponente desierto.
- Un desierto sin fin. Sinceramente estaba muy emocionado por ver esos paisajes, ese desierto que al levantar la vista parece infinito. Fue mi primera vez en los Emiratos Árabes Unidos y quedé impresionado. Filmar en cada uno de estos lugares fue maravilloso y luego, salir al desierto, disparar entre las dunas. ¡Oh, Dios! fue absolutamente impresionante. Yo crecí en una parte muy remota de Wyoming [cerca de la reserva india de Wind River] con horizontes, ya sabes, expansivos… Pero, wow, las dunas, este desierto tan intenso, tan hermoso e infinito. No tengo palabras para describirlo. Tomé muchas fotos, sin embargo, fue difícil capturar su belleza, cómo me sentí allí. Es hermosamente aislante, si se me permite llamarlo así.
- Después de tantos años sin filmar, ¿costó volver a las escenas de acción?
- Tuve que ponerme en forma para poder correr por las calles de Abu Dabi, por las dunas... Resultó mucho más difícil de lo que creía. Tal vez, porque ya estoy un poco más grande (ríe). Hice muchas escenas en el pasado, pero para poder encararlas ahora, tengo que asegurarme estar en buena forma. Cuesta un poco más. Fue una gran lección. Cada vez que llegaba al hotel, después de rodar, caía exhausto. Pero no sólo por las escenas de acción, sino porque tuvimos que hacer frente, en el desierto, al calor, a las tormentas de arena. Puedo asegurarte que tenía arena por todo el cuerpo (ríe). Fue una experiencia increíble, de aprendizaje. Todos los que estuvimos involucrados aprendimos mucho. Last Light, es un thriller internacional, que filmamos en Europa, en Medio Oriente… Fue un desafío enorme. Quiero seguir por este camino.
- ¿Esta vez sin abandonar la actuación?
- Regresar como actor fue maravilloso. Había estado afuera siete años y literalmente no sabía si iba a recordar cómo hacerlo o cómo se sentiría hacerlo. Esa parte, en realidad fue muy agradable. Me sentí muy bien de poder actuar de nuevo, de trabajar con actores maravillosos e intentar descifrar cada escena. Y desde este doble lugar, actor-productor, con el equipo intentábamos encontrar las mejores soluciones. Estar involucrado en cada paso. Todos los días me despertaba y aceptaba que iba a enfrentar muchos problemas, era la mejor manera de solucionar cada obstáculo. Hay una frase que la dije miles de veces, pero para mí, una experiencia colaborativa es lo mejor que puede ocurrir. Y no hay duda de que la experiencia en Last Light tuvo éxito en eso. Me sorprendió lo mucho que disfruté volver a estar frente a la cámara y hacer todo lo posible para darle vida a alguien. Quiero tratar de encontrar los proyectos correctos y las personas adecuadas para que se repita esta forma de trabajo.
El domingo 23 de mayo de 2010 se emitió en último episodio de Lost. Luego de seis temporadas. El capítulo The End dividió a la audiencia de todo el mundo. Hasta el día de hoy, su final genera controversias y teorías.
- ¿Volviste a ver el final de Lost?
- Sí, ¿vos?
- Sí, debo confesar que al comienzo me enojé. Ya no. Creo que le exigimos demasiado.
- Conozco a mucha gente que le ocurrió lo mismo. Sé que hay muchas personas a las que no les gustó cómo terminó, no encontraron lo que buscaban o simplemente las confundió. No lo sé.
- Y en tu caso, ¿te gustó?
- (breve silencio) A mí me encantó. Soy un gran admirador de Damon Lindelof, y siempre lo seré. Creo que Damon, J.J. Abrams y Brian Burke, en realidad todos los involucrados en ese programa, hicieron lo posible por unir todas esas partes móviles, intentar responder a esos interrogantes. Pero Lost va más allá del final. Ahora, desde mi perspectiva, luego de haber trabajado como productor ejecutivo, siento que…wow, hicieron algo increíble. Porque Lost es un espectáculo increíble y siempre habrá gente que no esté contenta con la forma en que terminó. Es muy difícil, más para este tipo de programas, con tanta audiencia, expectativa y teorías…
“Mi cierre, mi mirada es más personal, espiritual. Lo que importa en la vida son las personas a las que amas, las que formaron parte de tu vida, en lo bueno y también en lo malo... La vida, las experiencias (hace una pausa). Lost es un espectáculo increíble.