Lujo exótico. Sin paredes ni techo, el primer hotel mil estrellas con habitaciones a cielo abierto no tiene lugar hasta el 2023
No hay reservas disponibles hasta el año próximo y permite disfrutar de vistas increíbles durmiendo bajo las estrellas y contemplando el amanecer desde la cama
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El exotismo tiene tantas variantes como personas. Para Charles Chaplin, lo más triste que se podía imaginar era “acostumbrarse al lujo”, mientras que para Aldous Huxley, “la rutina convierte los placeres lujosos en necesidades diarias y aburridas”, por eso el artífice de los zapatos con los que sueñan las fashionistas, Manolo Blahnik, cree que el “mayor lujo es el ser libre”. La consideración del lujo varía con las épocas, las personas, las culturas, las costumbres, las tendencias. En ocasiones se experimenta y en otras, se construye con el decir colectivo. La pandemia fue un cernidor que acomodó tendencias viajeras que suponen una radicalización hacia las prestaciones sustentables. Según una encuesta de Booking.com, el 81 por ciento de la comunidad viajera espera que la industria ofrezca opciones respetuosas del medio ambiente y pone el foco en cinco áreas clave: residuos; energía y gases de efecto invernadero; agua; apoyo a las comunidades locales, y protección de la naturaleza.
Aun para quienes pueden pagarlo todo, el lujo empezó a tener otras consideraciones. Suiza espera con una propuesta inesperada; no busques estrellas en el Null Stern Hotel, porque no tiene ninguna. ¡Es un cero estrellas! O, podría decirse: ofrece mil.
En el Null Stern Hotel, la única estrella es el pasajero. Así se presenta esta curiosa propuesta creada por los gemelos Frank y Patrik Riklin, artistas disruptivos que idearon y llevan adelante este alojamiento “sin un emplazamiento definido, sin paredes y sin techo” en el valle de Safien, en el cantón alpino de los Grisones. Completamente al aire libre. Se trata de una especie de habitación construida en la mitad de la nada que consta únicamente de una cama doble.
El principal atractivo del Null es que se puede disfrutar de unas vistas increíbles, rodeado de naturaleza, durmiendo bajo las estrellas y contemplando el amanecer desde la cama. Además, los que se alojen en este innovador hotel también podrán disfrutar de otro lujo: un mayordomo les servirá un desayuno ecológico muy especial en su habitación. “Deseamos que los huéspedes vuelvan al centro del proceso creativo y, al mismo tiempo, superamos los límites de la industria hotelera –explica Daniel Charbonnier, socio gerente del proyecto–. Otro de los objetivos es acercar a la comunidad local, que participa activamente en la gestión de las suites. También estamos tratando de repensar el concepto de bienes raíces en el modelo de hospitalidad tradicional”.
El hotel Null Stern original estaba en un búnker nuclear, subterráneo, sin vistas. Gracias a la química entre el arte y los servicios personalizados para los huéspedes, los visitantes olvidaron que estaban en un búnker y adoptaron el concepto de inmediato. “Esta nueva versión en medio del valle mantuvo la misma esencia, pero esta vez nos deshicimos de todas las paredes y lo único que queda es el pasajero y su experiencia”. La idea resultó tan exitosa que las reservas deben hacerse con casi un año de anticipación: al cierre de esta edición, el primer lugar disponible es para el 23 de junio de 2023.
The Null Stern es un hotel conceptual. El nombre pretende ser una idea subversiva sobre los hoteles supermodernos y estilizados actualmente en boga en todo el mundo. Cada pasajero es un huésped y también participante en esta obra de arte en vivo. “La mejor forma en que puedo pensar la inspiración es citando a Steve Jobs, quien dijo: «La creatividad es solo conectar cosas». Cuando les preguntás a las personas con imaginación cómo hicieron algo, se sienten un poco culpables porque en realidad no lo hicieron, solo lograron ver algo que otros no. Parecía obvio para ellos después de un tiempo”, sentencia Charbonnier.
El proyecto del búnker nuclear suizo en desuso, con paredes y puertas a prueba de explosiones de 60 centímetros de espesor, fue nominado para el Premio Mundial de Hospitalidad apenas cumplidos los tres meses de inaugurado. Desafortunadamente, cerró como hotel en 2010, permaneciendo abierto solo como museo. Pero hay planes para abrir proyectos similares en espacios urbanos en desuso de todo el mundo.
“Cuando lanzamos el concepto que tenemos hoy, en 2016 –continúa Charbonnier–, comprendimos de inmediato que se dirigía a todas las personas, en lugar de la segmentación habitual que se encuentra en el mundo de los hoteles, como corporativo, de ocio, en pareja, familiar, etcétera. Los huéspedes provienen de muchos horizontes sociales y orígenes. Sus motivaciones y objetivos pueden ser diferentes, pero todos tienen un denominador común: búsqueda de emociones, servicio a medida y tener un papel activo en la experiencia. Actualmente, tenemos más de 9000 huéspedes en la lista de espera provenientes de todo el mundo”.
Sin problemas con la vista
Los audaces gestores del Null están preparando la versión derivada que será Zero Real Estate –habitaciones de hotel sin propiedad– que se lanzará en un área geográficamente extendida de Suiza, con varias ubicaciones diferentes. “A pesar de que esta versión es radicalmente diferente comparada con la primera en el búnker nuclear, la esencia y el espíritu del concepto sigue siendo el mismo: poner el cliente en el núcleo de la experiencia y centrarse en lo intangible, reduciendo todo lo demás al mínimo”, dice Frank.
La elección de la ubicación es clave y el objetivo es encontrar un lugar donde la suite se fusione con su entorno, para formar parte de la imagen. “El desafío es garantizar que la ubicación sea accesible y permita administrar las operaciones –continúa–. Todas las suites están ubicadas cerca de un alojamiento de respaldo, como un chalet de montaña, por ejemplo, para tener acceso a los baños, o de refugio en caso de mal tiempo”.
“Las montañas son el edificio imaginario del Null Stern –opina Patrik–. Parece una fantasía, pero es una afirmación seria: una fantasía en la que podés dormir”. Los agricultores locales se turnan para ser mayordomos, usando pajaritas, guantes blancos y botas de trabajo. Sirven un desayuno de productos locales.
¿Y los miedos de los viajeros: seguridad, intimidad, intrusos o curiosos, animales…? “La seguridad y la privacidad son, por supuesto, muy importantes –afirma Charbonnier–. Desde la perspectiva de las operaciones, todas las suites cumplen con las regulaciones para obtener sus licencias de operación comercial. En términos de privacidad, uno de los criterios para elegir las ubicaciones es asegurarse de que la habitación esté localizada en un lugar donde el huésped se sienta confortable. En lo que respecta a la seguridad personal, la pregunta sería si dormimos más seguros en un hotel de ciudad o bajo las estrellas en la cima de una montaña remota en Suiza. Los principales intrusos hasta ahora han sido ardillas, vacas o pájaros”.
La versión más reciente del Null Stern ofrece un espacio para la reflexión, como una pintura viva, en la que se invita a hacer preguntas: ¿qué es la belleza? ¿Y la comodidad? ¿Qué es la seguridad? ¿Qué energía usaremos mañana y a qué precio? ¿Cómo puede el turismo ser amigable con los recursos? El trío radicaliza su concepto en un cuarto nuevo al que llamaron antiidílico, una habitación que ha caído del cielo como si fuera un error de la Matrix, en un lugar al que uno solo esperaría ver en una película o en un sueño. El enfoque de la estadía de una noche no es dormir, sino la autorreflexión sobre la situación mundial actual: “Se convierte en una declaración de la urgencia de los cambios necesarios en la sociedad”, sentenciaron los artistas en el lanzamiento.
La nueva suite sin techo ni paredes se realizó en cooperación con el municipio de Saillon. Se encuentra entre una estación de servicio y una vía principal; el mástil con los precios del combustible, actualmente en alza, se ha convertido en el inventario decorativo de la habitación al aire libre, que incluye servicio de mayordomo, y que ya se puede reservar.
“Es importante para nosotros mostrar tanto los aspectos soñados de nuestro mundo y sus paisajes, como las realidades que todos nos enfrentamos hoy. Si lográs mirar más allá de la suite antiidílica, encontrás belleza y serenidad a la distancia –dice Charbonnier–. Pasar la noche en esta habitación es una inversión en la propia autorreflexión, en el pensamiento y la acción inusuales. Los grandes cambios comienzan por pasos pequeños”.
Los huéspedes pueden depositar sus hallazgos debajo del colchón. “La suite antiidílica nos refresca nuestras dudas e inseguridades. Espero que inspire a los invitados a reflexionar y compartir sus pensamientos, que luego clasificaremos y cotejaremos para desarrollar acciones locales en el futuro”, explica Charles-Henry Thurre, alcalde de Saillon. De esta forma, la estancia se convierte en un comunicado que contribuye al cambio social”.
Si el clima lo permite, los huéspedes se quedan toda la noche bajo las estrellas. En 2010, los hermanos rechazaron a inversores rusos que querían comprarles la idea. “Hubiera sido la muerte de nuestra identificación como artistas conceptuales”, dicen los creativos. Los Riklins planean colocar 25 camas en diferentes valles en el próximo par de años. “Tal vez Suiza sea el primer país en convertirse en hotel”, concluye Patrik.