Desde el próximo miércoles hasta el domingo, la 17a edición de BAphoto le rendirá tributo a la fotógrafa argentina que retrató la noche porteña y a grandes artistas
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“Yo era una laburante de la fotografía. Trabajaba para ganarme la vida, sin intención artística”, dice con humildad y frescura a LA NACION Revista Lucrecia Plat, a los 78 años. Protagonista del homenaje que le rendirá la 17ª edición de la feria BAphoto, alojada desde el miércoles hasta el domingo próximos en Casa Basavilbaso, trabajó para LA NACION, registró con sello propio la noche porteña de los años 70 y retrató a varios de los más destacados escritores de la Argentina. “Sabía que mis fotos tenían un gran valor testimonial –agrega–, pero nunca me la creí ni me puse a pensar cómo difundirlas”.
Durante décadas permanecieron guardadas en cajas hasta que despertaron la curiosidad del fotógrafo Bruno Dubner, amigo de uno de sus hijos. “¿Te parece?”, respondió ella, poco convencida, cuando él celebró el hallazgo. Entusiasmado, incluyó algunas en una muestra exhibida en la galería Vasari durante el Festival de la Luz de 2012: El humo entra en tus ojos se completaba con trabajos de Cecilia Szalkowicz y Annemarie Heinrich, una leyenda de la fotografía argentina; su invaluable legado se recupera una vez más en estos días en la misma galería, que ahora representa también a Plat. En 2018, Dubner volvió a convocarla para Máxima reserva, exposición compartida con Carlos Ginzburg con la que reabrió la Fotogalería del Teatro San Martín.
Ahora ocuparán un lugar destacado en una de las principales ferias de América Latina, en una sección curada por Francisco Medail. La misma que ya incluyó a Jorge Friedman, Juan Di Sandro, Frans van Riel, Pepe Fernández, Pedro Otero, y que el año pasado rescató el archivo de Foto Estudio Luisita. Dirigido en Buenos Aires por las hermanas colombianas Luisa y Chela Escarria durante las décadas de 1960 y 1970, este último llegará en noviembre a tener muestra propia en el Malba.
El homenaje a Plat será el primero que se haga en vida. Los trabajos y las noches incluirá, entre otras, las fotografías que jugaron con el efecto “ojo de pez” de las obras de Rogelio Polesello, y retratos de Alejandra Pizarnik posando en una plaza, uno de sus tantos encargos para el Centro Editor de América Latina. “Me pedían que no fueran fotos convencionales. A Roberto Juarroz lo hice subirse a una cornisa en la Facultad de Filosofía y Letras, pero Pizarnik se subió sola a una calesita. Fue una tarde extraordinaria”.
Tan extraordinaria como su actitud, en una profesión dominada por los hombres, cuando salía a la calle por la noche, en plena dictadura, con su Nikon y un pesado flash. Cubrió así la vida nocturna en ambientes icónicos como Mau Mau, o desfiles de moda para la sección dedicada a la mujer que editaba en LA NACION Susana Pereyra Iraola. Colaboró también con Clarín y medios españoles y cubrió la masacre de Ezeiza, pero nunca logró conseguir un empleo estable.
“Tiempo después abrió su propio estudio, aunque la aburrió rápidamente –recuerda Medail–. El perfeccionismo técnico de la fotografía publicitaria se contraponía a su creatividad. Con la cámara de placa que compró por entonces, hizo años después la serie Carteras de mujeres, su principal acercamiento a la fotografía conceptual. Al cierre del estudio le siguieron otros encargos. Nunca dejó de sacar fotos”. Todas esas facetas se reflejan en su sitio web y aspiran a convivir en un libro.
“¿Tanto esfuerzo para ser chasirete?”, le había preguntado su padre a Lucrecia, entonces estudiante de psicología, cuando a mediados de la década de 1960 ella le anunció su voluntad de cambiar de profesión. “No te preocupes, nadie va a saber que soy hija tuya”, contestó. Y decidió de inmediato acortar su apellido, Plataroti, para crear su propia identidad.
Para agendar:
BAphoto, 17ª edición: del 13 al 17 de octubre en Casa Basavilbaso (Basavilbaso 1233). Visitas con turno previo. buenosairesphoto.com