El amor con Effie Gray surgió mientras ella estaba casada con el crítico John Ruskin, un infeliz matrimonio que terminó muy mal; otra de sus modelos se enfermó de gravedad mientras posaba para el pintor y falleció por sobredosis
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“Esa pobre niña no está feliz”, le comenta a su marido mientras viajan en carruaje el personaje interpretado por Emma Thompson en Effie Gray, película disponible en Netflix cuyo guion original fue escrito por la actriz británica. Basado en una historia real, el film se centra en los motivos de la infelicidad de aquella joven a mediados del siglo XIX: el persistente rechazo de su flamante marido, el crítico de arte John Ruskin, que aún vivía con sus padres.
“Él alegó varias razones, aversión a los niños, motivos religiosos, un deseo de preservar mi belleza, y, finalmente este último año, me confesó su verdadera razón... que las mujeres que él había imaginado eran bastante diferentes a cómo veía que yo era, y que la razón para no hacerme su mujer era porque sentía repugnancia hacia mi persona desde el anochecer del 10 de abril”, escribió Effie en una carta a su padre.
Esa noche, según muestra la película, ella se desnudó ante él. Pero no llegaron a consumar el matrimonio, como demostrarían más tardes las pericias médicas en las que se basó la demanda de divorcio. Un verdadero escándalo en la era victoriana, agravado por el “triángulo amoroso” que se formó mientras estaban casados.
El vínculo entre Effie y el pintor John Everett Millais, uno de los fundadores de la Hermandad Prerrafaelita –apartada del arte académico inglés que predominaba en esa época-, nació en un viaje a Escocia impulsado por Ruskin. Este último quería ser retratado por el artista que llegaría a tener ocho hijos con su entonces esposa, y posó para él al aire libre en 1853. La naturaleza ya había ocupado un lugar central en Ofelia, pintura del mismo autor que se expuso en la Real Academia de Artes en 1952 y hoy pertenece a la colección de la Tate.
Para representar la muerte del personaje de William Shakespeare que enloquece y se ahoga al descubrir que su padre fue asesinado por Hamlet, su amante, Millais se inspiró en otra mujer con destino trágico. Elizabeth Siddal, la musa preferida de los prerrafaelitas (que se casaría luego con Dante Gabriel Rossetti), pasó demasiadas horas en una bañera llena de agua para que la escena pudiera ser recreada. Se enfermó luego de que, durante una de esas largas sesiones, se apagaron las lámparas de aceite que mantenían caliente el agua. Una década más tarde, agobiada por las infidelidades de su marido y la depresión por haber sufrido un aborto, fue hallada muerta como consecuencia de una sobredosis de láudano.