Lo normal y lo raro, un año después: el arte surgido de la guerra en Ucrania
“Guerra en Ucrania: día 319″. El epígrafe numera los días de la guerra (de la que este viernes se cumplirá un año) y la foto, un collage de imágenes recortadas, muestra aquello que se perdió o acaso nunca se tuvo: unas flores en el esplendor de su fragancia y dos muchachos abrazados, con sus manos izquierdas entrelazadas, mejilla con mejilla, listos para bailar: cheek to cheek. El jovencísimo artista ucraniano Misha Honcharenko (en Instagram, @michgonch) documenta en su cronología aquello que la guerra interrumpió: lo normal y lo raro.
Normal: ir al mercado a comprar naranjas sin que te explote un mortero al lado. Raro: abrazar en público a quien uno ama, si es del mismo género que uno, en una cultura que censura la “ostentación” de las diversidades sexuales. Misha acaba de publicar su primer libro de poemas titulado Skin of Nocturnal Apple, compuestos justo antes de la ocupación rusa, “un retrato de la juventud y el queerness en un escenario que está por cambiar irrevocablemente”, según escribió la revista inglesa i-D.
Si lo queer (que antes pudo ser un insulto o un adjetivo vinculado a la revolución porque se deseaba pertenecer y no desentonar, como se quiere ahora) se explica por su propia rareza, Misha encaja en la definición: asumirse como queer (del inglés, raro) fue una réplica política a la dictadura de lo gay (del inglés, alegre) ahí donde no había nada de lo que alegrarse ni mucho para festejar. “Es una forma de recordarnos a nosotros mismos cómo nos percibe el resto del mundo”, dijeron los pioneros activistas de Queer Nation y la obra de Misha, plasmada en su cuenta de Instagram y en su libro, cumple con el propósito: recuerda al planeta que hay un país en guerra donde no se puede ir a comprar naranjas libremente (ni abrazar a algunas personas). “A medida que continúan los días de la invasión rusa a Ucrania, que al momento de esta escritura está en curso, Misha Honcharenko ordenó consciente y significativamente un lapso de años anteriores a la guerra que golpean como una yesca”, escribió el poeta estadounidense Douglas A. Martin: “Odas elegíacas a las lujurias de belleza cotidiana en su transitoriedad”.
Lo bello y lo triste: a un año del inicio de la guerra, es conmovedor que un pibe tenga tanto que extrañar. En sus textos y sus cuadros, pastiches como los de un adolescente que quiera tunear su habitación con una munición de revistas, tijeras, cartulinas y plasticola, todo es transitorio. Lo que permanece es el cuarteto de emociones que deja la guerra y solo el arte puede plasmar: amor, deseo, anhelo y muerte.
LISTAMANÍA
Cinco artistas ucranianos contemporáneos para conocer
- Boris Mikhailov, fotógrafo. Exhibido en museos de las grandes capitales, tamiza sus fotos con colores estallados que reflejan la extrañeza de la vida cotidiana.
- Aljosha, artista plástico. Uno de los más notables: sus grandes instalaciones están inspiradas por formas biológicas para expresar la interacción de los organismos.
- Nikita Kadan, activista. Nacido en Kiev y conocido en el mundo, su obra pictórica y escultórica apunta a denunciar los dramas políticos de la época que vivimos.
- Nazar Bilyk, escultor. Desde la ciudad de Leópolis, sus esculturas muestran a personas vinculadas con objetos de maneras raras: una evidencia concreta de irrealidad.
- Misha Honcharenko, poeta. En su libro Skin of Nocturnal Apple y su cuenta de Instagram, collages de la vida queer ucraniana silenciada en un país en guerra.