Jon Batiste. El músico y bailarín de 35 años que lidera las candidaturas de los próximos Grammys, con 11 nominaciones
En una entrevista exclusiva, cuenta por qué encabezó las protestas del Black Lives Matter y opina sobre el rol de los artistas: “No tenemos otro remedio que reflejar los tiempos en los que vivimos”
- 10 minutos de lectura'
Es madrugada en Harlem, Nueva York. Jon Batiste apunta a las estrellas con su melódica, un instrumento mezcla de teclado y armónica que nunca suelta. Marcha por las calles junto a Madonna. La artista, que ahora se hace llamar Madame X por su nuevo disco y documental, eligió al mejor compañero. Batiste hace todo un culto de estas caminatas musicales, las llama revueltas de amor, música social. Desde hace años recorre las calles con su banda Stay Human, que dirige cada noche en el popular Late Night Show de Stephen Colbert, donde adquirió gran reconocimiento en Estados Unidos.
Carismático, con una sonrisa inmensa y risotadas explosivas que recuerdan a las de Louis Armstrong, la nueva gran estrella de Nueva Orleans fue acunado por el jazz. Desde los siete años iba a los clubs a aprender de los grandes y después aterrizó en Nueva York para refinar su práctica de piano en la prestigiosa escuela Juilliard. Batiste, de 18 años, tocaba en el subte y ahora cosecha premios como el Oscar y el Globo de Oro, entre otros, por la banda sonora de Soul (Pixar, 2020). Es, además, el artista con más nominaciones (¡once!) a los próximos Grammy, que se entregarán el lunes 31 de este mes.
Como las raíces sumergidas en los pantanos de su Luisiana natal, la historia de Batiste emerge de un árbol genealógico de músicos. “Es normal en Nueva Orleans tener una familia que sea musical. El ritmo de Nueva Orleans es una mezcla de afro, latino, funk, hip hop… Hay tantos tipos de ritmos negros: la música creole, la secular, la de los desfiles callejeros”, dice Batiste, que compone mezclando todos estos estilos para ofrecer un show ecléctico. Ahora mismo está preparando la Sinfonía Americana con más de 200 músicos que se estrenaría el año próximo en el Carnegie Hall. Batiste y su orquesta negra, en uno de los más renombrados espacios de conciertos del mundo, el más prestigioso de Nueva York. Para el performer y bailarín de 35 años, la sorpresa, la espontaneidad y la empatía con el público es clave. Quiere conmover hasta las lágrimas o hacerlos saltar de alegría. En las calles neoyorquinas, de la mano de Madonna cantando “Like a Prayer”, o en las noches televisivas de Colbert. Todo es parte de lo mismo: la música como una práctica espiritual.
En una charla con LA NACION revista, cuenta que hace pocas horas tocó para más de 60 mil personas en el Central Park. “Fue la primera vez después de dos años”, dice con una voz serena, como si se lo hubiera despertado con el llamado o interrumpido mientras meditaba. O rezaba. Porque Batiste es un hombre profundamente religioso. Para el pianista virtuoso, los recitales son prácticas espirituales y las canciones que compone son enviadas por Dios. Cuando subió a recibir el Oscar por la película Soul (2020), lo primero que dijo fue: “Dios nos dio doce notas, son las mismas doce notas que tenía Duke Ellington, que tenían Bach y Nina Simone”.
En los Oscar dijiste que fue necesaria una combinación de milagros para que pudieras llegar hasta allí. ¿Podrías nombrarme tres de esos milagros?
La supervivencia de la población negra en Estados Unidos, el regalo de la música y de toda mi familia y amigos.
Para Soul tuvieron que estudiar tus manos y tu manera de tocar, de manera que las notas que Joe, el protagonista, toca en la película son las tuyas. ¿Cómo fue tu reacción la primera vez que la viste?
Fue bello. Lloré. Fue muy emotivo. Sentí que estaba en el lugar correcto en el momento indicado. Trabajar con Pixar fue una experiencia de colaboración extrema. Todos hicieron más de lo que habían sido llamados para hacer. Hay momentos en la historia en que las palabras que dice Joe Gardner, el protagonista, son mis propias palabras. Fue muy hermoso cómo todo quedó unido. El director Pete Docter es un genio. Nos llevamos muy bien entonces y nos volvimos amigos cercanos. Como una familia elegida.
Trabajaste con Spike Lee y en la serie Treme, de HBO, además de Soul. ¿Estás tentado con algún proyecto de cine o serie a futuro?
Oh, por Dios, espero que así sea. Espero dirigir y actuar. Ahora mismo estoy trabajando en la biopic de un músico, creativo, artista y empresario muy conocido.
¿De quién se trata?
Lo voy a personificar. Es muy conocido, pero no lo puedo decir todavía.
Nina Simone decía que era la tarea del artista hacer referencia a la realidad. ¿Cuándo sentiste la urgencia de comprometerte con lo que estaba pasando en tu país?
Pienso que es natural para mí. Creo que para algunos también es natural, pero hasta cierto punto. Siempre estamos reflejando nuestras experiencias. Y como estamos reflejando nuestras experiencias, no tenemos otro remedio que reflejar los tiempos en los que vivimos. Pero creo que algunos dan un paso más allá.
Como vos…
Sí, y me gusta eso.
Fuiste un líder en las calles de Nueva York en la protesta Black Lives Matter. ¿Cómo se sintió?
Fue un día histórico en un tiempo histórico del que creo que hablaremos dentro de muchas décadas. Había tanta gente y yo estaba dirigiendo una marcha de diez mil personas. Había tanta energía. La gente quiere sentir que puede cambiar el mundo.
¿Cuál es el atributo más importante en un líder?
Servir a los que te siguen. Si encontrás la manera de empoderar y realzar a los que te rodean y trabajan para vos, entonces lo que creás es algo en lo que todos se lucen. No solamente vos. Un buen músico hace que toda la banda suene increíble. Es como Michael Jordan en un partido de básquet. Esa es la marca de un buen líder.
¿Pensás que existe la posibilidad de un cambio real en la conciencia de las generaciones más jóvenes?
Creo que es posible, pero para eso debemos saber la verdad de quiénes somos. Y eso es algo difícil de afrontar.
¿Cuánto de tu historia personal se ve reflejado en la manera en que tocás el piano?
Todo. Quien soy es quien está tocando. No podés hacer más ni menos de lo que sos como ser humano. Si no está adentro tuyo, no va a salir de tu instrumento. Es de la única manera que funciona. Tenés que tenerlo en tu interior para que pueda salir.
¿Cuándo fue la primera vez que te diste cuenta de que lo tenías?
Lo voy descubriendo cada día. Cada día descubro más y más de lo que tengo.
Trabajaste en hospitales bajo la creencia de que la música es terapéutica. ¿Cómo funciona la sanación?
Creo que la música es un idioma espiritual, así como el lenguaje de las matemáticas es, obviamente, científico. Está la cuestión de cómo viajan el sonido y las vibraciones. A la vez, está el aspecto emocional. Hay una manera en la cual podés hablar la verdad universal de Dios a través de la música. La música es una práctica espiritual. Es como un rezo. Estás rezando y Dios te está escuchando o podés rezar con otras personas. Cuando las personas sienten la intención y el espíritu divino a través de tu música, cambia todo su ser y la manera en que se sienten y piensan. Cambia cómo actúan y cambia el mundo. Siempre que tocamos hay ciertos momentos que son increíbles.
Meditás todas las mañanas antes de empezar el día ¿Es una forma de nutrirte?
Es una forma de conectar con Dios y de estar presente con lo que él quiere que haga. El espíritu de la verdad y de la sabiduría te guía. Solamente hay que escucharlo. Es como una conversación que tenés con un amigo. Si hablás con él todos los días, la relación se agranda. A veces ves relaciones de muchos años entre personas que con solo mirarse ya se entienden. Conectan de manera telepática. Así es mi relación con el espíritu de la verdad. Es una manera de fluir.
¿Cuándo fue la primera vez que te enamoraste de la música?
Cuando era muy chico y, luego, me enamoré otra vez cuando era un adolescente. Me enamoro de la música cada ocho años, podemos decir. [risas]
Has mencionado a tu padre como tu mentor musical. ¿Cuál fue la lección más importante que te enseñó?
Me dijo que estudie a los maestros profundamente y, después, que trate de ser mejor que ellos.
Suele decirse que el arte es una ventana a la verdad, ¿cúal es la verdad que querés iluminar?
Lo mejor del arte es que nos permite expresar nuestra verdad. Dios controla al mundo y nos creó a nosotros. Si entendemos que eso es lo que somos, muchos cambiarían su comportamiento.
¿Cómo te afectó esta pandemia? ¿Qué aspectos cambiaron para vos?
Todavía no lo sé y hay que vivir bastante para saberlo. Todavía estoy procesando esto, porque seguimos en la mitad. Acabo de volver de hacer un recital para 60 mil personas en el Central Park.
¿Cómo se sintió?
Fue increíble, pero tuvimos que hacernos tantos tests para subirnos arriba del escenario... Y hay demasiado por hacer antes de volver a lo que consideramos normalidad.
¿Cómo es el proceso creativo para escribir una canción tan emotiva como “Cry”?
No creo que se pueda escribir una canción, sino que es enviada hacia vos por lo divino. Es una de esas cosas que se sienten como que ya están ahí. Vos solamente estás descubriéndola. Me encanta crear. Es una forma de moldear el mundo que nos rodea. Claro que hay diferentes maneras de hacerlo. Al criar a tu hijo y educarlo, estás moldeando tu mundo. O al construir una cancha de básquet para un centro comunitario.
Sos considerado un arqueólogo musical. Te gusta cavar en el pasado y luego mezclar diferentes épocas y ritmos como en “I need you”, de tu nuevo álbum We are. ¿Cuál es tu época y tu sonido favoritos?
Me gusta cualquier cosa que se sienta como contracultura. Y me gusta especialmente descubrir cosas que no están en el mainstream y reinventarlas de manera que creen su propio sonido, antes que seguir una tendencia determinada.
¿Estás familiarizado con la música del argentino Astor Piazzolla?
Sí. Amo a Piazzolla. Me acuerdo de la primera vez que aprendí su música en el acordeón. Es algo que nosotros tocamos en la música cajun de Luisiana. Ahí pensé que lo bello de la humanidad es que estamos todos conectados. Fue algo increíble encontrar estas familiaridades en las distintas músicas. Entender lo grande que Piazzolla fue como compositor. Piazzolla es como el Beethoven de la Argentina.
¿También estás atento a los nuevos sonidos y talentos que van apareciendo?
Sí, tomo de todos los estilos. Me encanta el jazz porque hay muchos músicos que son muy talentosos. Entre el jazz y el gospel están algunos de los músicos más naturalmente talentosos que escuché en mi vida.
Si tuvieras la posibilidad de cenar con uno de los genios del jazz, ¿con quién sería y qué le preguntarías?
Probablemente, con Duke Ellington, y le preguntaría cómo logró el resultado que logró. Cómo consiguió que la banda y la música sonaran así.
¿Y pensás que te revelaría su secreto?
Creo que, como en toda conversación con las personas que amás, aunque no te lo digan, te lo muestran. Si lo mirás y escuchás detenidamente, la respuesta está ahí aunque no te la dé.
- La autora de esta nota –perdiodista brillante y apasionada–, falleció días antes del cierre de esta edición.