Hoy es su Día Mundial. Gin & tonic tirado, el invento argentino que nació en Palermo y revolucionó internacionalmente a un clásico
Los hermanos Bruno y Franco Moretti crearon un innovador método para servir el trago, similar al de las cervezas
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De a poco, en silencio, pero contundentemente. De esta manera el gin fue en los últimos años abriéndose camino entre los argentinos entre el boom del fernet y los consumos clásicos y siempre altos de cerveza y vino. Pero no solo hubo precursores del desarrollo de esta bebida en el país, como el bartender estrella Tato Giovannoni, creador de su propia marca, sino también auténticos innovadores que se atrevieron, con éxito, a reversionar uno de los tragos más clásicos de la coctelería mundial: el gin tonic.
Dice la historia que el gin nació en Flandes, en el siglo XIII, como un tónico medicinal aromatizado con enebro. Precisamente fue una empresa flamenca, Bulsius, que más tarde cambió su nombre a Bols, la que más rápidamente ganó prestigio por su refinada destilación de la ginebra. Pero fueron los soldados ingleses que en el siglo XVIII participaron del sitio de Amberes los que la llevaron a su país, donde ganó popularidad y comenzó a ser combinada con hierbas y especias. Luego, al expandirse en la era victoriana el Imperio Británico, el gin se expandió con el mundo acompañando a los soldados ingleses, en especial a aquellos asentados en la India, donde lo tomaban, matizado con agua tónica, como refresco. Así nació el gin & tonic, la forma más popular de consumir la ginebra.
Si bien nunca faltó en las buenas barras argentinas, en los últimos años ganó espacio en medio del auge de la nueva coctelería de autor, ofreciéndose con diversas variaciones de sabor. Pero la innovación más audaz, que incluso se internacionalizó, llegó de la mano de dos hermanos, Bruno y Franco Moretti, que a finales de la década pasada crearon una pequeña destilería en el barrio de Palermo. Ninguno de los dos tenía relación directa con el mundo de las bebidas. Bruno era ingeniero en informática, aunque llevaba tiempo dedicándose a la fotografía de moda. Franco es biólogo molecular. Pero ambos se obsesionaron con el estudio de la destilación de gin.
Primero, hacia 2016, crearon Buenos Aires GIN, que ya logró captar la atención de jurados nacionales e internacionales, así como del público, que comenzaba a degustar y a apreciar las producciones locales de esta bebida y a reemplazar en el consumo a las tradicionales marcas inglesas. Sin embargo, los hermanos Moretti querían también innovar en la forma de comercializar el producto y siguieron haciendo estudios hasta que en 2018 encontraron la forma para revolucionar un trago centenario: crearon el gin & tonic tirado.
“El desarrollo del gin & tonic tirado fue motivado por el hecho de poder llegar masivamente a bares con un producto de alta calidad y a un costo súper competitivo -explica Franco Moretti-. Cuando lo desarrollamos no existían experiencias previas en otros lugares del mundo. Inclusive realizamos búsquedas en varios idiomas y descubrimos con emoción que nadie lo había hecho antes. Digamos que mezclar gin con tónica no es en sí sorprendente, pero sí estandarizar el proceso en una manera de elaboración y comercialización a gran escala”.
Moretti considera que la aceptación de bares y consumidores se debió a que la bebida “cumple con todo lo que debe tener, con las proporciones justas y una gasificación ideal, sin riesgo de falla”.
El parate de la pandemia
Justo cuando el producto comenzaba a instalarse en los bares, llegó la pandemia y la cuarentena obligatoria. Pero no fue en vano, porque durante el confinamiento el gin & tonic, fácil de hacer, siguió popularizándose entre los argentinos, y cuando se levantaron las restricciones, los bares volvieron a abrir y la noche se repobló de consumidores, el gin & tonic tirado se extendió por el país. Hoy producen 100 barriles diarios que equivalen a cinco mil litros, para abastecer a unos 500 bares de toda la Argentina.
Este año comenzaron, además, a incorporarlo muchos restaurantes. “Lo tienen en cuenta porque los clientes se lo piden, y al no tener barra de coctelería específicamente, el gin & tonic tirado les aporta una solución práctica y rendidora, que además deja muy contentos a sus clientes”, cuenta Bruno Moretti.
Diego Barbero, dueño de La Cantina Piadineria & Beer House, incorporó la canilla de Destilería Moretti en agosto de 2021 y reconoce que sus clientes, especialmente los extranjeros que visitan su bar, se fascinan al ver salir de una canilla el gin y la tónica listos. “Desde que incorporamos el gin & tonic tirado ganamos rapidez en el servicio, los despachos son mucho más ágiles, no tenemos merma de gaseosa de tónica y tenemos la tranquilidad de que el producto siempre tiene las mismas características”, dice. Carlos Fuchs, dueño de Amores Tintos, en el barrio de Palermo, coincide en la velocidad del despacho, en la estandarización del producto que no cambia y destaca que “aunque se pueda hacer muy bien manualmente, en el fragor de una noche muy concurrida podría haber errores en el despacho, pero de esta manera el margen de error es casi nulo”.
El ingenio argentino, famoso por surgir en las crisis, reconfirmó su prestigio con esta invención única en el mundo.