Excéntrico billonario. Creó un imperio, fue pionero en volar al espacio en una nave propia y tuvo un récord al cruzar el Canal de la Mancha
Aventurero, filántropo y alborotador, Richard Branson sufrió en la escuela por su dislexia; es Caballero del Imperio Británico y fue el primero en cruzar el Atlántico en globo aerostático
- 17 minutos de lectura'
“Preocúpate por la felicidad, una empresa es solo un grupo de personas. Debe ser gente feliz, guiadas por un líder feliz al que le importen los individuos”. Este es el lema de Richard Branson, un hombre que sufrió en la escuela por su dislexia y que contrató a bandas como Sex Pistols, Culture Club, Rolling Stones y Genesis para editar su música. Que fue el primer pasajero en viajar al espacio a bordo de una aeronave que ayudó a financiar, y que ya había sido el primero (junto a su amigo Per Lindstrand) en cruzar el océano Atlántico en globo aerostático, en 1987. Caballero del Imperio Británico desde 1999, para 2004 estableció un récord mundial al cruzar el Canal de la Mancha en 110 minutos y seis segundos en un transporte anfibio. Ocho años después, se convertiría en la persona de más edad de hacer kitesurf en el mismo sitio.
A fines de 2018, junto con Fabien Cousteau (primer nieto del célebre Jacques Cousteau) y la piloto de submarinos de National Geographic Erika Bergman participó en una expedición histórica al Great Blue Hole (Gran Agujero Azul) de Belice, considerado el más grande del mundo en su género. Desde sus 123 metros de profundidad, transmitieron en directo para Discovery Channel.
Sus padres, Ted y Eve (quien murió de Covid-19 a los 96 años en enero del año pasado), se casaron en 1949. Se instalaron en Shamley Green, un candoroso pueblo inglés en el condado de Surrey, a pasos de Londres y el Támesis. Tuvieron tres hijos. Ted tenía ganas de ser arqueólogo, pero su padre juez en la Corte local lo condicionó a seguir leyes. Ella, en cambio, hizo todo lo que quiso hasta que llegó su primer hijo. Fue bailarina, azafata, se recibió como piloto de planeador y dominaba el uso de pistolas. El pequeño Richard, el primogénito, nacido el 18 de julio de 1950, era un niño tímido, una condición que a su padre le molestaba. Una vez, cuando Richard tenía 5 años, lo llevó a la ladera de una colina cercana a su casa y lo dejó allí, instándolo a regresar solo. Según contaría su padre en una entrevista con The World Street Journal, era para fortalecer su autoestima: “Lo hizo el hombre que es hoy”, declaró. El multiemprendedor británico no recuerda el hecho. Aun con anécdotas limítrofes como ésa, Ted fue un padre cariñoso. Para él era importante demostrarle su amor porque creía que lo dotaba de la fuerza necesaria para salir al mundo.
¿Es probable que heredada de su madre las ganas de aventurarse? Su respuesta –en entrevista exclusiva con LA NACION revista– lo confirma: “Ella tenía tanto entusiasmo por la vida... –se admira–, incluso a los 96 años tenía la misma energía e ingenio que cuando yo era niño. Por entonces, siempre estaba trabajando en algún proyecto. Era creativa, intrépida, implacable, con agallas. Me enseñó a ser emprendedor antes de que existiera la palabra. Mi madre realmente llevó una vida extraordinaria”.
Su escolaridad no fue fácil. Lo recuerdan como un pequeño travieso que perdía energía con su carácter disperso. Sus docentes lo han calificado como inusual, un término amable para la celebridad que es hoy. Para sus padres era una incógnita. No tenían claro si había algo de inteligencia en él cuando era niño, pero decidieron apostar por esa baja posibilidad. “Nunca me sentía cómodo en la escuela”, dice. Por eso la dejó a los 16, poco después de fundar el inicio del imperio: la revista Student, que vio la luz en 1966. Fue el anticipo de la marca que lo haría hipermillonario y famoso: Virgin.
-¿Qué valores llevaba en su valija emprendedora?
-Los de mis padres. Nos los legaron a mis dos hermanos y a mí. Nos enseñaron la importancia del trabajo duro, a no tomarnos demasiado en serio, a tratar a las personas como te gustaría que te traten, a usar el espíritu empresarial. Nos mostraron cómo la familia es lo más importante. Nos rodearon de amor y de ánimo. Mi madre, en particular, me inspiró en el modo en que usaba su energía creando proyectos para ayudar a otros. En su honor paso muchas de mis horas en la fundación Virgin Unite, con el objetivo de desafiar lo inaceptable. Mi madre ha sido inspiradora para ir detrás de los grandes problemas del mundo sin miedo. Para ella no existían los imposibles. Fue esa una de sus grandes enseñanzas: no tener miedo a pensar en grande.
-Su primer negocio fue un fiasco.
Sí. De hecho, creo que llegué hasta acá porque fallé. Aunque Student siempre fue un fracaso que me sorprendió. ¿Cómo es posible que ninguna editorial de las más importantes viera el valor estratégico de invertir en un producto con público cautivo? Pero, aunque no me di cuenta en ese momento, ahora sé que ese fracaso fue la semilla de la que crecería Virgin.
El micro macro emprendedor
Aquello que comenzó con modestia terminó siendo Virgin Group, un conglomerado de más de 360 empresas, cuyo capital se calcula en unos 4000 millones de dólares. En 1972, apenas 6 años después de dejar la escuela, fundó una cadena discos que terminó siendo el sueño para todo lo demás. El nombre Virgin fue un acuerdo con su socio de entonces, Nik Powell, con quien iniciaron la venta de discos por correo un par de años antes y dieron vida a la tienda física dos años más tarde. Eligieron el término porque se consideraban nuevos en la especialidad, y comenzaron a usar una especie de tilde en forma de “v” como una manera expresar autenticidad en sus negocios.
-¿Qué condiciones determinan que un emprendimiento está siendo exitoso?
-Creo que confluyen muchas. Con Virgin Records pusimos la industria patas arriba. Creo que cuando eso pasó, era porque estábamos haciendo las cosas bien. Cuando una industria se reacomoda es porque alguien está cambiando las reglas. Hay algo en las caras de la gente que peleó por lograr eso que querían, por tratar de hacerlo bien, que te marca el ritmo. No creo que sea nunca un hito, sino una serie de procesos. Cuando me decidí a empezar con Virgin Airlines, puse todo lo que tenía para arrancarla. Hipotequé mi casa y mi auto, y destiné todo los ahorros (que no eran tantos como la gente se puede imaginar). Además, tenía en frente nada menos que a British Airways. Implicaba muchos riesgos, pero me impulsaba la idea de que lo que hacíamos era correcto. El equipo y yo creíamos que podíamos tener éxito. No teníamos dudas. Y así fue. Las bases para nosotros siempre son calidad, relación calidad-precio, innovación, desafío competitivo y diversión”.
Para 1980, el crecimiento de Virgin Records –que en 2007 mutaría a Zaavi– era imparable y las ganas de Branson de ser el primero en cada escenario se convertía en realidad. Así llegó la citada Virgin Atlantic Airways, una empresa concentrada en vuelos intercontinentales, que sería la precursora en eso de mirar al cielo. Le sucedieron (todas con el Virgin adelante) Mobile, Bride (una tienda de trajes de novia) y, entre muchas otras, Galactic, el emprendimiento que lo hizo meterse de lleno en la carrera espacial.
Justo antes de emprender la aventura, rescató del pasado uno de los más viejos registros de sus apariciones en los medios. Por entonces publicó en Twitter un video original del programa infantil de la BBC de los sábados por la mañana Going Live!, presentado por Phillip Schofield. El clip data de 1988, cuando el hoy multimillonario tenía 38 años. Fue invitado a participar como invitado especial de esa emisión. Entre las actividades durante su visita, respondió las preguntas telefónicas de los niños de la audiencia. Uno de los pequeños le inquirió premonitoriamente sobre si alguna vez había pensado en viajar al espacio. Branson respondió: “Me encantaría ir al espacio. De hecho, no puedo pensar en nada mejor. Creo que iré el próximo domingo”. Luego de las carcajadas de rigor, continuó: “Cuando ves esas magníficas imágenes en el espacio y sus vistas increíbles, no podría haber nada más agradable. Si estás construyendo una nave espacial, me encantaría ir contigo en ella”. Nadie creyó que podía ser una versión de la realidad. Branson había intentado ser astronauta siguiendo los pasos tradicionales de formación, pero fue descalificado por sus problemas de visión.
Con el signo de emprendedor con debilidad por derribar barreras, fue por la idea de cumplir esa consigna. A mediados del año pasado, se convirtió en el primer pasajero en la inauguración de los viajes fuera de la Tierra de su empresa de turismo espacial. “Mi declaración de principios es la de convertir el sueño de los viajes espaciales en una realidad: para mis nietos, para sus nietos, para todos”, decía en Twitter justo antes de volar. Se trató del vigésimo segundo vuelo de prueba para la nave VSS Unity y el cuarto tripulado de su empresa. La venta abierta de pasajes para los interesados en emularlo se concretó el pasado mes de febrero, en competencia con los respectivos emprendimientos de Elon Musk (SpaceX) y Jeff Bezos (Blue Origin).
A su regreso, Branson afirmó: “Siempre soñé cómo sería estar en el espacio mirando hacia atrás a esta increíble Tierra. Es imposible describir lo magnífico que es”.
A pesar de lo emocionante del nuevo negocio, la empresa acaba de revelar en un comunicado oficial que retrasa el inicio de sus viajes turísticos al espacio debido a “las crecientes limitaciones en la cadena de suministros y en la mano de obra”. El CEO de la compañía, Michael Colglazier, declaró: “Nuestros equipos están controlando el efecto de estos problemas para minimizar el impacto en nuestra agenda. Confiamos en retornar al espacio en el último trimestre del año y lanzar nuestro servicio comercial en el primero del próximo”. El costo de cada ticket es de 450.000 dólares y la empresa informa 800 reservas para sus vuelos turísticos.
-Hay voces que critican la escalada espacial privada, mientras sostienen que ese dinero se podría concentrar en temas de inequidad social o medio ambiente (aunque sobre esto último quisiera profundizar más adelante). ¿Qué reflexión le merecen?
-Estoy alineado totalmente con esa visión. Considero que las riquezas personales más importantes del planeta deberían gastar la mayoría tratando de abordar problemas como estos. Cuando digo la mayoría, me refiero al 90% de sus ganancias, o más, si es posible. Sin embargo, no creo que estemos lejos de pensar en estas situaciones cuando creamos nuevos emprendimientos que abren canales a otras industrias que, a su vez, brindan trabajo, en mi caso, a 800 científicos, investigadores e ingenieros. De hecho, trabajamos para que el espacio se convierta en una alternativa accesible a una mínima fracción de costo ambiental respecto de lo que las misiones le han cobrado al planeta en el pasado.
-Más allá de los negocios y la ciencia, ¿de dónde viene sus ganas de andar por el mundo, de navegar culturas y vincularse con personas?
-Va de la mano con la curiosidad natural que he tenido desde muy joven. Como persona sociable, siempre hago preguntas. Llevo un cuaderno a todas partes y anoto las respuestas o las curiosidades que me cuentan. Viajar brinda la oportunidad perfecta para descubrir nuevas perspectivas y pensar de manera diferente. Es increíble lo mucho que podés ampliar tu mente y encontrar inspiración en nuevos escenarios. He sido increíblemente afortunado de pasar mucho tiempo viajando a diferentes lugares, y esto ha sido regularmente un catalizador para llevar a Virgin a donde otras empresas nunca soñarían con ir.
En el mundo de los negocios es común pensar que los que llegaron a la cima usaron algunas cabezas como escalones. Sin embargo, en el particular caso de Branson, los rumores que lo rodean ensalzan su bonhomía y capacidad de seducción. En una entrevista con Gentleman’s Journal aseguró que el modelo de sus padres lo marcó muy fuerte desde su infancia. “Son personas extremadamente amables, consideradas y amorosas y me enseñaron a tratar a los demás como me gustaría que me traten –contó entonces–. Cuando yo era joven, cada vez que criticaba a alguien, mi madre me paraba frente al espejo y me decía: ‘Los defectos que ves en los demás son en realidad un reflejo de ti mismo’. Eso me enseñó a prestar mucha atención cuando miraba a otros. También me enseñaron a escuchar y a valorar los consejos y opiniones de otras personas. Así que siempre he aplicado esto en los negocios, y he tratado de ser un buen líder y sacar lo mejor de las personas escuchándolas, confiando y creyendo en ellas, respetándolas y dejándolas intentarlo”.
Monoambiente, contrafrente
Necker Island es su refugio privado en las Islas Vírgenes Británicas. Branson adquirió la propiedad en 1978 y con el tiempo se convirtió en uno de los sitios más exclusivos y reservados del planeta. Allí veraneaba la princesa Diana con sus hijos, y es donde Barack Obama practica deportes acuáticos. Pasaron por esas habitaciones personalidades como el exprimer ministro inglés Tony Blair, David y Victoria Beckham (que celebraron su décimo año de casados allí) y Kate Winslet, quien estaba en el lugar cuando un rayo casi destruyó todo el sitio.
Branson vive en ella desde 2013. Cuando la adquirió, estaba totalmente deshabitada y gracias a su ingenio, su dinero y la obra del arquitecto Jon Osmon, la dotó de un concepto totalmente sustentable (una de sus más recientes aficiones). En sus instalaciones creó un paraíso de 15 habitaciones, que alquila a unos pocos elegidos por algo más de 17 mil euros la noche, en el marco de 30 hectáreas y un staff dedicado de 60 personas. Esta fue la punta de lanza para su emprendimiento favorito: el ocio de gran clase que se extiende por Sudáfrica, Marruecos, Kenya, Mallorca y los Alpes Suizos.
“Necker Island –recuerda– fue una estratagema para conquistar a mi esposa, Joan. Pero se ha convertido en mucho más de lo que podría haber soñado. Allí invertimos toda la creatividad en desarrollar sostenibilidad. Por ejemplo, logramos albergar a más de 140 especies de mamíferos, muchas de las cuales están en peligro de extinción. En última instancia, Necker fue el embrión para otras propiedades donde intentamos que las comunidades y la naturaleza pueden prosperar”.
-¿Qué busca en esos lugares?
-Cada sitio es completamente único y tiene su propia historia. Por ejemplo, Kasbah Tamadot fue un avistaje de mi madre, quien vio por primera vez un sitio aislado desde el costado de la ruta mientras yo intentaba un récord mundial en un globo aerostático. Ella estaba tan enamorada de la comunidad bereber y de la abundancia de encanto de Marruecos que me convenció de ir por ello. Por supuesto, todos se encuentran en lugares hermosos, con un entorno magnífico, una vida silvestre extraordinaria y deliciosos manjares locales, pero estoy particularmente apasionado y orgulloso de apoyar a las comunidades locales.
-Andrew Welch, el hacedor de marcas de las Fortune 100, dice que uno de los cambios revolucionarios en el modo de reenfocar una marca fue su mirada sobre la gente. ¿Por qué cree que hace la diferencia?
-Es que ellos son quienes hacen la experiencia de nuestros clientes. Son las personas las que forjan lo que se ve de los negocios. Crear marca y cultura hacia adentro es el mejor modo de contarnos de modo real. Cuando las cosas van mal, las superás teniendo un buen equipo. Desde muy joven aprendí a confiar en mi gente, porque es necesario estar afuera para ganar creatividad. Nuestros emprendimientos están repletos de cultura hecha por las personas que los hacen, construidos sobre comunidades encantadoras que comprometen a nuestra gente. Es natural que se apasionen con proteger y apoyarlas. Por ejemplo, en Kasbah Tamadot, contratamos al 100% del personal de la comunidad local. Hemos construido escuelas, enseñado inglés y transformado el lugar para convertirlo en auténtica tradición marroquí. En la reserva de caza privada sudafricana de Virgin Limited Edition, Ulusaba, los 90 empleados son de Sudáfrica y más del 80% son de la tribu Shangaan local.
-Este punto abona su interés particular sobre la sustentabilidad. ¿Cree que es el nuevo estándar?
-El lujo no tiene por qué comprometer la sostenibilidad. Hoy es más importante el ambiente que uno mismo. En las Islas Vírgenes Británicas, trabajamos en estrecha colaboración con la comunidad para ayudar en la reconstrucción a largo plazo del archipiélago, a través de la educación, el espíritu empresarial y el medio ambiente, y en nuestro campamento de safari en Kenia, la comunidad masai les ofrece a los huéspedes la oportunidad de visitar uno de los pueblos locales para obtener una idea de la vida cotidiana en la Mara. El 40% de los costos del recorrido va directamente a una familia anfitriona de la comunidad local y el 60% va a Maara Trust para apoyar proyectos comunitarios.
Su compromiso ambiental comenzó con una llamada telefónica de Al Gore. El ambientalista y expresidente de Estados Unidos estaba preparando el estreno de su documental Una verdad incómoda (2006). “Su conmovedora y elegante síntesis me marcó”, dice. A ese cimbronazo inicial le siguió la lectura del best seller del científico australiano Tim Flannery, The Weather Makers (Los hacedores del clima). El propio autor menciona a Branson en su introducción, donde cita cómo la lectura de su obra lo alertó de un modo que ya no tendría vuelta atrás. “Al pensar en las más grandes amenazas, me parece clave que incrementemos la cantidad de áreas protegidas en tierra y en el mar, que se promuevan nuevas formas más limpias de usar energía o producir alimentos que atenúen el impacto sobre nuestros recursos naturales”, dice Branson.
-Luego de la destrucción de Necker Island decidió rearmarla bajo ese prisma de responsabilidad con el entorno. Cuénteme qué proyectos eligió para comenzar.
-Fue una gran oportunidad...
-Interrumpo, antes de que siga: explíqueme primero eso de que fue una gran oportunidad.
-Bueno, mi vida ha sido sacar rédito de los problemas. Acordate que te conté que fracasé en mi primer negocio. Y también puede ser porque no me centré en ser rico, sino en ganar los desafíos que se me presentaban. Entonces, esa desgracia muy afortunada con Necker, fue una puerta a empezar de nuevo. A repensarla para que fuera un proyecto del futuro. No un sitio mejorado con el tiempo. Saltamos a otra etapa. La planteamos de cero. Ahora tiene una micro red propia que intenta llegar al 2030 al objetivo de eliminar por completo el consumo de combustibles fósiles. Instalamos paneles en la casa principal y en la zona más amplia de playa de la isla. Están a la vista de todos los visitantes. Hoy se abastece íntegramente de energías renovables. Justo antes de la pandemia logramos instalar tres aerogeneradores gigantes que permiten producir 300 kW de energía eólica, lo que complementa la provisión que requerimos para funcionar. Hay más: llevamos y multiplicamos gallinas. Hoy tenemos más de 100, que ponen cerca de 300 huevos semanales. Eso cubre la mitad de lo que se consume en el complejo. Instalamos una máquina de filtro de agua y botellas reutilizables que eliminaron por completo las botellas de plástico de un único uso. El tanque de agua que colocamos, además, logra recolectar cada día de lluvia, de acuerdo con la intensidad de las precipitaciones, entre 75.000 y 1,2 millones de litros. Nuestro emblema, el muelle Red Dock de la isla, ha sido diseñado de cero totalmente con tablones de plástico reciclado.
-Además de las gallinas, hay otros proyectos que implican fauna, ¿verdad?
-Soy un amante de los animales. Cuando llegamos me preocupaba la población de flamencos. Estaba en franco retroceso. Así que nos planteamos la reproducción. Había 430 en el último conteo, 75 de ellos estaban empollando, por lo que era probable que hubiera más en en breve. Otra de las acciones que encaramos fue la formación de un equipo interdisciplinario de especialistas en vida silvestre, que vive en la isla y se dedica a tiempo completo de siete especies de lemur, la mayoría de ellas en peligro de extinción.
-¿Cómo han transitado la pandemia sus emprendimientos?
-Con resiliencia. Es algo que podemos ejercitar. La resiliencia proviene de fallar y aprender para seguir adelante. Estar abiertos a los sucesos, poner sentido del humor, aprender de lo que pasa, sumar creatividad y curiosidad… Todo eso construye la resiliencia. Con eso intentamos salir adelante. Siempre animo a buscar las oportunidades en los desafíos. Mi ethos es partir de ideas locas, pero lo que sea que haga debe cambiar la vida de las personas.